viernes, 8 de enero de 2010

Política Nacional - Análisis

¿Y Montilla de qué va?

Por A. René
Madrid.- El presidente regional catalán ha dirigido una carta a 200 entidades en demanda de una respuesta unitaria contra el eventual recorte del nuevo estatuto que parece que se está cociendo en el Tribunal Constitucional.
Como era de esperar, los nacionalistas y separatistas catalanes se han colocado detrás de este político nacido en Córdoba, dando muestras de su escaso compromiso con las instituciones democráticas cuando no les conviene lo que sale de ellas.
En medio de la barahunda, el que fuese “número dos” del PSOE, Alfonso Guerra, ha hecho sonar su voz para decir que le parece “increíble” que Montilla haya enviado ese tipo de carta y más aún, que los políticos catalanes no se lo hayan recriminado.
“Están un poco en la estratosfera. Me parece muy difícil que una sentencia que no existe motive una carta, pronunciamientos ni nada”, ha comentado Guerra, que preside la Comisión Constitucional del Congreso. También señala Guerra que el día que el Constitucional dicte su esperada sentencia lo primero que habrá que hacer es «acatarla» y, lo segundo, «que cada uno dé la opinión que quiera». «Pero hacerlo antes no lo entiendo».
Los socialistas catalanes ya tuvieron en su día un tira y afloja con el propio Guerra durante la tramitación del Estatuto y por eso no sorprende que ahora censure que con estas «elucubraciones planetarias» se haya producido en Cataluña «un torneo sobre una sentencia que no existe». Desde el PP tampoco se han quedado callados. Soraya Sáenz de Santamaría ha acusado acusó a Montilla de haber puesto en marcha una «estrategia electoralista» y «de presión» al Constitucional ante la sentencia y le ha recordado que «su legitimidad» como presidente proviene, igual que la del Alto Tribunal de la Constitución española». Por eso le ha exigido que como «presidente de todos los catalanes sea más respetuoso con la forma de ver y entender Cataluña y la España de todos ellos».
Otro político del PP, Esteban González Pons, ha sugerido a Montilla que respalde la Constitución española antes que el Estatuto, mientras que el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo le ha reprochado el «gravísimo error» de «no defender» las instituciones del Estado del que forma parte y su independencia, en alusión al Constitucional. La líder de UPyD, Rosa Díez, ha acusado al presidente de la Generalitat de actuar como «un vulgar okupa» o un «batasuno al uso» por recabar apoyo de entidades catalanas ante un eventual recorte del Estatuto, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, pide a las entidades a las que apeló Montilla que aseguren su «autonomía» ante un gobierno regional que quiere «enterrar la pluralidad». Lo que pasa es que Montilla, que maniobró en su día para deshacerse de su predecesor y jefe de filas, Pascual Maragall, sabe que se juega su propia permanencia en la poltrona en el envite estatutario. Por eso ha hecho saber a través del secretario de organización del PSC, José Zaragoza, que las elecciones autonómicas, previstas para noviembre, no se adelantarán ni en caso que el Constitucional, como todo sugiere, recorta el Estatuto.
Y desde una radicalidad impropia del socialismo democrático, el consejero de Economía catalán, Antoni Castells, ha amenazado con abrir una reflexión común sobre las relaciones de Cataluña y España, diga lo que diga el Constitucional. «Más allá de la sentencia del Estatuto, sea cual sea, es evidente que hemos de sentarnos seriamente desde Cataluña y desde España y decir que esto no puede continuar así. Hay que ver qué hemos de hacer, si es que realmente unos y otros pensamos que sigue teniendo sentido y validez aquello que quisimos cuando hicimos el pacto constitucional y la transición. Yo creo que sí», ha dicho Castells.
Los nacionalistas de CiU han aplaudido a Montilla, aunque creen que su postura "llega tarde y es poco ambiciosa". El propio Montilla se defiende hoy y asegura que ni se encuentra en la estratosfera ni se siente incomprendido. "Estamos con los pies en la tierra", dice.
En una entrevista televisiva, ha advertido que espera “ que el Tribunal Constitucional no de la razón al PP" y que valide la constitucionalidad del Estatuto con su sentencia.
Pero no ha aclarado en qué consistirá la "respuesta unitaria" a la que hace referencia en su carta, si la sentencia es contraria a sus intereses. "La respuesta es defender el texto", ha dicho Montilla con ambigüedad. Y ha apostillado: "Las sentencias se acatan pero no necesariamente se comparten".
Lo que los analistas políticos no entienden es de qué va realmente Montilla. Porque lejos de ser el elemento moderador frente al independentismo, parece haberse convertido en caballo de Troya del radicalismo catalán.
Pero también es cierto que las alas a ese extremismo separatista se las ha venido facilitando el líder del PSOE y del gobierno español, el mismísimo J.L. Rodríguez Zapatero.