domingo, 24 de enero de 2010

Firmas

Tres mujeres
Por Clara Sánchez
Todo año nuevo comienza haciendo balance del anterior por sectores: celebridades que han muerto, lista de los más ricos (nunca de los más pobres), las guerras más sonadas, los mejores libros, los mejores discos, los más guapos y deseados, la película más taquillera, el programa de televisión más visto, la web más visitada, las mayores audiencias, los más valorados de lo que sea. Lo más es lo que pasa a la historia, lo menos deja de existir. Lo de menos es más ha dejado de tener vigencia, y la gran ganadora del 2009 sin ninguna duda ha sido... Belén Esteban. Esa chica que se denomina de barrio para suplicio de la sensata gente que vive en los barrios. Belén Esteban, que enseguida le echa en cara al contrario su gran audiencia y las masas enfervorecidas que la siguen haga y diga lo que diga, parece vivir en un barrio intemporal (sólo suyo), en un portal intemporal (sólo suyo) y en una calle donde parece que sólo hay un coche esperándola sólo a ella. Es tan consciente de su éxito que sospecha que cualquiera que la mencione (por ejemplo, yo ahora mismo) es para arañar algo de su popularidad. Sabe que su fuerza está en la audiencia, mayoritariamente de mujeres que se identifican con el eterno sufrimiento de esta otra mujer, cargada de verdad con mayúsculas, de llanto irreprimible, de valentía, de tormento amoroso. Una Lady Di de barrio, una mujer marcada. Me preocupa que las mujeres aún estemos obsesionadas por el amor mientras que los hombres lo que quieren es pasárselo bien sin más.
En el fenómeno Belén Esteban hay una base real, porque la esencia de Madrid es popular, es lo que le da encanto, y querer convertir esta ciudad en, por ejemplo, París sería una tontería, perdería fuerza y sentido. Pero también es cierto que los barrios de las afueras han dejado de ser barriobajeros. ¿Dónde viven los universitarios? ¿Dónde los médicos? ¿Los abogados? ¿Los profesores? ¿De dónde es Contador, y Casillas, y Penélope Cruz? ¿Dónde viven los pintores? ¿Y los actores? Si algo me gusta de mi ciudad es que las clases sociales se han ido mezclando, que el talento sale de la calle y que se ha dejado de valorar a la gente (algo muy común hace unos años) por dónde vive, sino por lo que hace, y lo que hacen los ciudadanos es lo que le da enjundia al barrio. El acceso a la enseñanza ha sido el motor principal de este cambio, el poder estudiar sin dinero. Una buena enseñanza pública será siempre la que nos acerque y rompa las falsas barreras sociales. Mi deseo para este año es que se invierta en enseñanza pública, que se la fortalezca, que sea la envidia del mundo entero. Que cuando la gente piense en la mejor educación para sus hijos piense en un colegio público. De todos modos, aún debería extenderse más la cultura hacia los barrios periféricos para obligarnos a salir de la almendra y disfrutar de otros paisajes.
Y de mujer coraje de barrio, a mujer coraje de mansiones y tacones de aguja: Ivana Trump, emblema de las divorciadas rubias con ex maridos multimillonarios. Me hizo ilusión verla hace poco en televisión porque siempre he admirado sus frases: "No te quedes sólo con el rencor, quédate con todo", "voy con jóvenes porque un viejo conmigo se muere". Contó que en una de sus bodas el descomunal pastel nupcial era de oro comestible.
Lo de no conformarnos con colgarnos oro en el cuerpo, o con poner grifería de oro en el baño, o con tener un portátil y un pendrive de oro, ¿no significará la absoluta decadencia de la especie? Lo de lucir el oro por fuera ha pasado a la historia, ahora queremos comérnoslo y que nos llegue a las células, al estómago, al hígado, queremos que nos recorra el colon. Algunos han cerrado el 2009 tomando uvas de oro. Se ha acabado con el mito del rey Midas, que ahora podría convertir en el dorado metal todo lo que tocase y no morirse de hambre. Se ha roto la barrera del lujo.
Y de Lady Dinero a las maneras espirituales de la esposa del primer ministro japonés, Miyuki Hatoyama, que con las manos coge trozos de un sol imaginario y se los come, banquete al que a veces le acompaña su marido. Una alternativa bastante económica y al alcance de cualquiera. Esta mujer se está convirtiendo en mi ídolo. Me gustaría que me contara de primera mano cómo es Venus, planeta que ha visitado en un ovni y del que dice que es muy hermoso y verde. ¡Qué entretenida! Ella es el futuro, ha roto la barrera del oro.

(C. Sánchez es escritora)