sábado, 30 de enero de 2010

Crisis Económica

Zapatero defiende el retraso de la edad de jubilación ante los suyos
Por E. Vázquez
Madrid.- Este fin de semana el gobierno socialista ha dado una vuelta de tuerca más a la pérdida de avances sociales por muchos españoles, con una ley de retraso de la edad de jubilación, que pone fin a 90 años de considerar que, para la mayoría, 65 años de trabajo son suficientes para tener derecho al cobro de una pensión.
Entre críticas casi unánimes de la oposición, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero han defendido esa medida ante los suyos, reunidos en el Comité Federal del PSOE, máximo órgano de dirección del partido, para encomendarles la tarea de explicar a los ciudadanos en qué momento de la crisis económica se encuentra España y cuáles son sus perspectivas.
"El plan de austeridad que vamos a poner en marcha comporta esfuerzos y sacrificios", ha dicho Zapatero ante sus conmilitones, y ha asegurado que este va a ser el año de la recuperación aunque "aún no se note en la realidad social". Porque quien ni siquiera veía una crisis en el horizonte, y luego decía que éramos los mejor preparados para salir de ella, ahora sostiene que 2010 no será el año en que la creación de empleo sea significativa.
En una hora de predicación ante un público totalmente rendido a sus designios, Zapatero no se ha detenido mucho a explicar las medidas que el viernes aprobó su gobierno sobre prolongación de la vida laboral y supuesta mejora de las pensiones.
Y no lo ha hecho porque, como consideran fuentes del propio PSOE, el detalle y la precisión de las mismas tienen ahora que recorrer el camino del acuerdo con los agentes sociales en el llamado Pacto de Toledo y en el Parlamento.
Pero ha señalado que "prolongar la edad de jubilación es una propuesta razonable", sin especificar si le parece bien que sea hasta los 67 años. Ya sin la presencia de micrófonos, el presidente del Gobierno ha insistido en que contará con los sindicatos y demás agentes sociales para realizar la reforma, seguramente una de las menos socializantes que se recuerdan.
El presidente del Gobierno ha asegurado que esta reforma no sería necesaria hasta 2020, pero que "por responsabilidad con el futuro de España", no tiene miedo a afrontarla ahora.
Pero antes de que la puerta se cerrara, Zapatero no se ha cortado un pelo a la hora de decir que las pensiones no corren peligro en los próximos años y, por tanto, podría "no hacer nada y que afrontara las reformas el Gobierno que hubiera en 2020". Y ha explicado: "Pero no somos así, porque tenemos la responsabilidad de trabajar para la España de 2020 y de 2025".
Este valor, como ha opinado al amparo del anonimato un asistente al Comité Federal, “le hará mucha gracia a miles de trabajadores” y además es motivo más que suficiente para que el gobierno de Zapatero “pierda las próximas elecciones” después de condenar a tres años más de esfuerzo a personas que “debieran haberse ganado el descanso tras años de trabajo, creyendo tener un derecho que ahora les reducen los socialistas”.
Del mismo modo, ha apelado al Comité Federal a que no consienta ningún recorte en los derechos de los inmigrantes. "En época de crisis las tentaciones populistas suelen emerger de sectores, proyectos y políticas poco consistentes: no lo vamos a consentir", ha dicho un Zapatero a quien cada vez se le abren más frentes en esta crisis que no quería admitir.
A puerta cerrada Zapatero ha sido más contundente y ah dicho que. "España tiene una piel distinta a otros (países) en materia de inmigración. El Partido Popular ya intentó usar la inmigración contra el Gobierno en las pasadas elecciones, y no le salió bien. Ahora lo va a volver a intentar", ha presagiado.
Simultáneamente, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, se ha despachado diciendo que “el ajuste es ahora más necesario aún" y ha lanzado un plan de austeridad que viene a reconocer meses de despilfarro anteriores. Con él se pretende ahorrar 50.000 millones de euros hasta 2013.
La fecha de presentación del plan de austeridad y la reforma de las pensiones llevaba semanas de retraso, en un intento de minimizar las dudas de los organismos internacionales sobre las finanzas públicas españolas. Pero la realidad económica es tozuda. El déficit público se desmandó en el tramo final de 2009, para llegar al 11,4% del PIB, empujado por el desempleo y por unos precios que crecen por encima de la media europea, elementos que no había considerado Zapatero en sus previsiones.
El recorte de gasto de 8.000 millones que ya preveía el Presupuesto de 2010, se verá ampliado a otros 5.000 millones de los que los ministerios no podrán disponer pese a estar presupuestados, que se traducirán disminución del gasto en personal, funcionamiento, inversiones y transferencias que deberían elevar el ahorro a 40.000 millones. El resto, correspondería a comunidades y ayuntamientos, que van a tener que dejar de gastar en obras con frecuencia superfluas.
El objetivo es reconducir el déficit al 3% del PIB en 2013, como exige la UE a países que no han hecho los deberes, fundamentalmente España, Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, que forman el actual pelotón de cola comunitario.
Para Salgado, cada vez quedan menos vacas sagradas en el Presupuesto y "el recorte de gasto va a afectar prácticamente a todas las partidas y a todas las políticas". Sólo se salvan algunas de las llamadas políticas sociales, como las ayudas a la dependencia, el cheque-bebé o las becas de estudio), la cooperación internacional, la lucha antiterrorista y el gasto en innovación. Hasta la inversión en infraestructuras de transporte, uno de los puntales presupuestarios de los últimos años, se verá reducido.
Contra estas medidas que vienen a demostrar el fracaso de Zapatero frente a la crisis, llega el rechazo de los sindicatos mayoritarios y de partidos como ERC, CiU, PNV o IU, frecuentes aliados de los socialistas. En cambio, la decisión de retrasar la edad de jubilación ha satisfecho a la patronal, el Banco de España y la UE.