lunes, 30 de noviembre de 2009

La Lengua

Variaciones del habla popular
Por Amando de Miguel
Diego Martín-Montalvo Cortés me asegura que en la comarca de Saldaña llaman "andancio" a las enfermedades infecciosas, particularmente a la gripe. Añado que en otros lugares de Castilla el "andancio" es un término elegante para designar la diarrea estival. Francisco Javier Capitán (madrileño, originario de Córdoba) me envía un completo vocabulario manchego-andaluz llamado "mestanza". Por lo que veo, muchas de las palabras recogidas en ese vocabulario popular se utilizan en otras partes de España. Algunas son simples vulgarismos. Transcribo algunas voces más campanudas como demostración de la expresividad que mantiene el habla popular:
Adobarse: Agregarse a un grupo o sitio sin que haya sido uno invitado.
Agasajo: Persona que, por su corta edad o valía, no merece ser tenida en consideración.
Avefría: Persona de poco juicio.
Calamorro: Persona bruta o de toscas maneras.
Candrullero: Persona enredadora y chapucera.
Censo: Persona cargante y engreída.
Chinchorrero: Persona que le gusta sobremanera hablar de la vida de los demás.
Cordelera: Persona a la que satisface incordiar a las demás.
Empredaíllo: Plato muy común de judías pintas con arroz.
Pamplasto: Se dice del guiso frío y espeso.
Repompolludo: Persona muy vistosa.
Sancarro: Persona falta de moral y vergüenza.
Zarapeto: Trocito muy pequeño de algo.
Zarzabulla: Persona muy inquieta.
Sin proponérmelo, he elegido palabras de ese vocabulario que significan generalmente cualidades morales.
Agustín Fuentes insiste en que la voz manferlán (oída en Castilla y León) significaba "alguna prenda de abrigo grande, aparatosa". A veces sindicaba también "la calidad superior de la prenda". Insisto en que la palabra macfarlán (de su creador, un tal Mac Farlane) era un abrigo sin mangas, con aberturas para los brazos, con esclavina sobrepuesta. Es la típica indumentaria del detective Sherlock Holmes. Recuerda un poco la tradicional capa de paño grueso de algunas comarcas castellanas.
Vittorio Mascarpone recuerda que los autobuses urbanos de Albacete, después de la Guerra Civil, eran conocidos como "el piojo verde", tal era la epidemia de piojos que transmitía en los abarrotados autobuses de la época. Según parece, todavía hoy los autobuses albaceteños reciben el cariñoso nombre de "piojo" o "piojo verde".
Alejandro Avilés señala que en La Mancha se utiliza mucho "zangarriana" para significar dos cosas: la modorra o la diarrea. Esa voz se asocia en mi memoria con "zangarrear". En el Diccionario del castellano tradicional de César Hernández Alonso se dice que es ir de un lado para otro sin hacer nada de provecho. Mi madre la utilizaba mucho; para ella "ir zangarreando" era cosa vituperable. Recuerdo que, en castellano, hay muchas voces asociadas a la que tienen un sentido despreciativo. Lo siento por el presidente Rodríguez Zapatero, con dos zetas.
Ana Martín Barcelona (nacida en Zaragoza) recuerda que en su tierra de origen los caballeros no iban al peluquero sino al barbero. Parte de ese mismo recuerdo es que se decía "carnecería" (y no carnicería) y "pescatería" (y no pescadería). Ana me sigue en la tele y me anima a que "no deje nunca de defender las libertades". En ello estamos, aunque yo prefiero decir la libertad.
Miguel Morlanes (Barcelona), zaragozano de nación certifica que al peluquero toda la vida se le ha llamado barbero.

(Amando de Miguel es catedrático y sociólogo)