viernes, 27 de noviembre de 2009

Opinión

A modo de presentación

Por Perros y Gatos
Antes de que nadie pregunte, diremos que somos dos, cada uno de su padre y de su madre y vamos a aprovechar la ocasión que nos brinda este digital para decir lo que tengamos que decir. Nos piden, incluso nos exigen ( y además no teníamos otro propósito), ser respetuosos. Pero lo que no nos puede pedir nadie es que digamos lo que no pensamos. Y nadie lo ha hecho hasta ahora. Ni creo que se atrevan.
Quisiéramos contribuir a que la gente reflexione con nosotros sobre lo divino y lo humano, el bien y el mal. Aunque nos llamemos perros y gatos, nos llevamos a las mil maravillas, como el dibujo que hemos escogido para representarnos.
Nos gustaría ser como esa imagen asiática del “ying” y el “yang”, las dos caras de una circunferencia que juntas hacen un todo.
Creemos representar bastante bien a la gente, porque uno de nosotros es más joven, más alto, más metido en kilos, con más pelo y se inclina a un lado del panorama político. El otro es más vejete, de menor estatura, no tan orondo, un poquillo calvo y sus ideas son opuestas a las del primero. Lo cual no impide que seamos muy buenos amigos y que compartamos muchas preocupaciones. Estáis hartos de cruzaros con nosotros por ahí.
Desde ahora con periodicidad indefinida, trataremos de hacer llegar nuestra opinión e intentaremos que las reflexiones sean conjuntas. Quisiéramos acertar en dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Ya nos diréis los demás qué os parece el experimento.
De momento vamos a dejar caer la primera reflexión.
Parece que alguien en la cabina de control de la política local ha escuchado la opinión de la gente sobre algunos asuntos. Eso está bien y debería hacerse más a menudo. Pongamos ejemplos que nos alegran:
Anuncian que dentro de poco habrá más papeleras por el pueblo (a ver si aumentan también en el río y las urbanizaciones). Cabría pedir ahora que enseñen a más de uno para que sirven esas papeleras y nos ahorrarán el penoso espectáculo que ofrecen algunos días las calles. Además aliviarán el trabajo de quienes barren, y tendrán más tiempo para echar cigarritos.
También parecen haber entendido que el personal anda descontento con el estado de las calles. Ya han empezado las obras en uno de los lugares donde la situación era más grave. Se daba además la circunstancia de que en ese sitio tiene ahora sede la alcaldía. Razón de más para que el aspecto se mejore.
Ahora bien, han arrancado unos árboles con años de antigüedad y, sobre todo, que daban sombra a la gente y sus coches. ¿No se les ocurrirá plantar otros nuevos? Lo contrario parece opuesto a ese compromiso con el medio ambiente que todos prometen y casi nadie cumple. Porque incluso quienes no presumimos de carrera ni de muchos estudios sabemos bien que los árboles y las plantas ayudan a limpiar el aire y tienen otros beneficios. Es verdad que las raíces de los que había eran responsables desde hace años de los baches. Y también que en primavera ponían todo perdido de semillas voladoras (el papelillo). Pero no dejaría de ser bien recibido que se planten otros. Incluso en la Plaza, donde se han cargado alguno que otro.
Como ejemplo, basta ver que en el parking que se ha reservado el ayuntamiento se han dejado los árboles y sus sombras. Y si tienen esa utilidad para los del ayuntamiento, no van a tenerla menos para los demás.
Tercer motivo de satisfacción: Hace unos años nos quejábamos de falta de actos culturales. Ahora nos meten por debajo de la puerta un programa cargadito de ellos. Parece que hay mucho de algunas cosas y poco o nada de otras. Seguramente sería bueno que se buscase una mayor variedad, porque en ella va el gusto, como dice el refrán. Y también más calidad en algún caso.
Y un motivo de preocupación: Algunos días parece que a quienes rigen los destinos del pueblo les importa más lo que ven los que vienen de fuera que lo que sufren los que vivimos dentro. Algo debería cambiar en algunos comportamientos para que también cambie nuestro modo de ver los problemas. ¿No os parece?
Hasta la próxima.