domingo, 31 de mayo de 2009

Vivienda

A la espera de la gran rebaja
Madrid.- Llevan meses diciendo que los precios de la vivienda ya han bajado todo lo que tienen que bajar. Pero no deja de ser una estrategia comercial más de los constructores, porque los expertos en el sector inmobiliario anticipan que habrá un ajuste mucho más fuerte.
Los expertos no dejan lugar a dudas: los precios tienen que bajar mucho más. A esta deducción les lleva la pura lógica de un mercado en el que la oferta no para de crecer -gracias a un stock de pisos sin vender que se cuenta por centenares de miles y que próximamente llegará al millón- y donde la demanda está estancada a la espera de tiempos mejores.
Esta semana, en el Salón Inmobiliario de Madrid había ofertas como la siguiente: "Dos dormitorios, 72 metros cuadrados útiles en Getafe. Desde 306.000 euros". Es un ejemplo de cómo las empresas se resisten a ajustar precios en la medida en la que los expertos consideran necesario para la recomposición del sector.
Algunos promotores han acudido al Sima, que ayer cerró sus puertas, con descuentos muy importantes, de hasta el 50%. Pero estas fuertes rebajas se aplican en su mayoría a pisos que quedan colgados, de los que las inmobiliarias quieren deshacerse a toda costa para dar por zanjadas algunas promociones. Y también lo es que las cajas y bancos se están convirtiendo en una fuerte competencia para las inmobiliarias.
Las entidades financieras, a las que los empresarios del sector acusan constantemente de competencia desleal, tienen más libertad para bajar precios de casas que han obtenido de empresas o particulares morosos.
Caja Madrid reconoció a principio de la feria que se está viendo obligada a vender en algunas ocasiones con pérdidas. Y una visita al stand de la entidad financiera daba una pista de que esto puede ser verdad. La bolsa de pisos usados y de nueva construcción que ofertaban incluye descuentos de hasta el 40%.
Citigroup, en un informe publicado esta semana, afirma: "Nos queda por delante una significativa caída de los precios inmobiliarios en la mayoría de los países europeos". El banco estadounidense señala que el ajuste, que podría durar entre cinco y seis años, será más severo en países como España, donde el boom fue más fuerte.
Es "cuestión de tiempo" que una rebaja de entre el 20% y el 30% llegue a España, Francia, Italia y Holanda, concluye el documento, que en realidad repite un diagnóstico que ya han hecho antes otros organismos internacionales o gabinetes de estudios.
Ello no impide que ya se estén dando fuertes descuentos en casos concretos de viviendas de nueva construcción y de segunda mano, donde todo depende de que el propietario acepte que ya no va a ganar lo que habría hecho hace un par de años. El problema añadido es que, incluso en el caso de que comprador y vendedor se pongan de acuerdo, el cierre del grifo del crédito está imposibilitando que se cierren muchos contratos. Existen oportunidades interesantes de compra, pero en muchos casos se malogran por falta de financiación.
"Es evidente que los precios estaban disparados. Y cuanto más se demore la caída, más tarde saldremos de la crisis. El comportamiento errático de los protagonistas del sector está haciendo más lenta la agonía. El problema es que muchas inmobiliarias que hoy se niegan a rebajar sus precios, quizás no puedan hacerlo en el futuro porque ya no encontrarán mercado", sugiere el asesor inmobiliario José Barta.
Los precios continuarán a la baja. Eso es seguro. La gran incógnita es hasta cuándo y hasta dónde. La estadística del ministerio, muy criticada por su tardanza en reflejar lo que ocurre en la calle, lleva ya dos trimestres de caídas interanuales. La última fue del 6,8%, la mayor reflejada nunca por las estadísticas, lo que demuestra que esta crisis es ya más grave que la de los noventa.
La vivienda usada lleva más tiempo que la nueva encadenando caídas. Pero, como señala el ex secretario de la patronal de los constructores será la obra nueva la que marque la pauta. "La avalancha de oferta de las inmobiliarias tirará a la fuerza a la baja. Y esta tendencia tiene que contagiarse a los pisos de segunda mano", concluye.