domingo, 31 de mayo de 2009

Tribuna Libre

31 de Mayo, Día de Castilla-La Mancha

Francisco Pardo Piqueras (Presidente de las Cortes regionales)
El 31 de mayo de 1983, día en el que se reunieron las Cortes de Castilla-La Mancha por primera vez, yo tenía 21 años. Me encontraba en Murcia estudiando la licenciatura de Derecho, porque en nuestra tierra no teníamos Universidad.En aquellos años, la primera encuesta que se hizo en Castilla-La Mancha desvelaba que más del 80 por ciento de los castellano-manchegos no sabía identificar qué provincias componían la Región. Y un porcentaje similar decía no sentirse identificado con la Comunidad naciente.
Ahora sí sabemos que Castilla-La Mancha ha sido el éxito colectivo de todos los que desde aquel 8 de mayo de 1983 arrimamos el hombro para levantar un edificio que ahora tiene muy buenos cimientos, de aquellos que mirábamos al futuro y creíamos en nuestras posibilidades.
Medir la evolución de una sociedad es, a juicio de muchos, comprobar el antes y el después de unos indicadores de progreso y bienestar objetivos, tasados y tasables y técnicamente aceptados. Desde esa perspectiva es evidente que hemos alcanzado la mayor transformación de nuestra historia, algo que nadie podía vislumbrar en los primeros pasos de nuestro Estatuto de 1982 y de la constitución de las primeras Cortes de Castilla-La Mancha en 1983.
Casi treinta años después considero que nuestro principal valor, el logro principal de todos los castellano-manchegos y castellano-manchegas, ha sido el de ser capaces de generar una identidad colectiva, orgullosa de sí misma, capaz de trabajar y sortear unida los retos que nosotros mismos nos poníamos.
Ese valor intangible se ha convertido en el motor del cambio permanente de Castilla-La Mancha. Porque hemos sabido transformar la idea de Castilla-La Mancha en un sentimiento y en una realidad.Hoy día, los españoles de Castilla-La Mancha, sabemos que somos y seremos Castilla-La Mancha, que somos y seremos capaces de alcanzar lo que nos propongamos porque hemos enderezado la Historia tantas veces torcida para esta tierra, que avanzamos o retrocedemos como una sola sociedad, una sola Región.
Hemos establecidos unos lazos de sentimiento, de colaboración, de diálogo, de esfuerzo que son difíciles de cuantificar, pero que se exteriorizan cuando hacemos nuestros los éxitos y los reconocimientos de nuestros paisanos, se llamen Juan Carlos Izpisúa, Iniesta, Antonio López, Cuerda o Almodóvar.
Ese sentimiento es el que nos hace cerrar filas contra la indiferencia o derribar muros y traspasar fronteras para conseguir retos. En estos años de autonomía, Castilla-La Mancha se ha convertido en una sociedad que sabe lo que necesita y lo que quiere y que está implicada en diseñar y hacer su propio futuro, desde la pluralidad, desde el diálogo y desde el trabajo duro. Porque hemos tenido autonomía hemos podido defender los intereses de nuestra gente por encima de todo.
Ese sentimiento es el que también nos hace separar a aquellos que en ese periodo confundieron los intereses de todos con los suyos propios. Somos una sociedad fuerte y madura, una sociedad que ha aumentado su población en un 25 por ciento y lo ha hecho incorporando a quien venía de otras regiones o de otros países. Nuestro reto es conseguir que ellos y sus hijos lleguen a compartir esa identidad colectiva que nos ha hecho enérgicos y orgullosos.
Esa identidad es la que nos ha permitido afirmar que «juntos podemos». Es la que nos ha permitido disparar todos los indicadores de progreso y bienestar objetivos como, entre otros, tener Universidad donde estudian más mujeres que hombres, habernos dotado de un sistema educativo y sanitario de referencia nacional, haber modernizado nuestras infraestructuras y nuestros sistemas productivos tradicionales, impulsado la igualdad entre hombres y mujeres y haber alentado la actividad empresarial.
En definitiva, haber sabido caminar al lado y con el mismo paso que la sociedad de Castilla-La Mancha.La identidad colectiva a la que me refería, la confianza en nosotros y en nuestras posibilidades, el trabajo duro y el esfuerzo común son buenos compañeros de viaje para transitar juntos por este sinuoso camino de crisis económica que estamos atravesando si queremos llegar a buen destino. Estoy convencido de que lo lograremos con la fuerza y la voluntad de todos.