miércoles, 25 de marzo de 2009

Reportaje denuncia

ESCALONA ¿CASA NOSTRA MAFIOSA?
L. Jiménez
A mediados de diciembre pasado una buena parte de los ciudadanos de Escalona debieron descubrir sobresaltados que un auténtico pájaro de cuenta llevaba viviendo discretamente entre ellos nada menos que cinco años. Se trataba de Marco Assegnati, uno de los capos de la Camorra más buscado en Italia.
La presencia de ese individuo, ya extraditado a su país, pone en evidencia lo que todos sospechábamos. Escalona, por su proximidad a Madrid y la exigua vigilancia de las colonias de chalés, es una base de operaciones ideal para los delincuentes. Pero ¿Llegará a ser una Casa Nostra?
El jefe camorrista, de 42 años, formaba parte de la lista de los cien más buscados en Italia y buscó la tranquilidad de un chalé de Escalona para poder actuar con más discreción. Las fuerzas de seguridad transalpinas seguían su pista como uno de los jefes del clan “Alfonso Nino” de la Camorra napolitana.
Desde el mismo chalé, Assegnati seguía dirigiendo las actividades de su clan mafioso, que incluyen el tráfico de drogas y armas, pero que van más allá. Para pasar inadvertido, había montado un negocio de compraventa de vehículos con oficinas en Madrid y Vigo, a donde acudía con regularidad entre otras cosas para despistar a los Carabinieri y también para evitar ser localizado por clanes rivales.
Un mandato europeo de detención permitió colaborar a la Guardia Civil y los Carabinieri para poner a Assegnati a buen recaudo. En realidad, el delincuente era residente en la localidad de Villaricca, cerca de Nápoles, y actuaba en las de Roccarainola, Cimitile, Camposano, Saviano e San Vitaliano.
La detención de Assegnati en Escalona y las de otros de sus compañeros de andanzas delictivas en otros lugares de España no viene más que a demostrar que España se ha convertido para los camorristas en una especie de zona de descanso y ocultación. Aquí traen cocaína, pactan con delincuentes locales y blanquean dinero.
La Camorra ha demostrado su predilección por la Costa Brava y la del Sol, pero parece que ahora empiezan a esconderse en los discretos puntos del interior. Las inversiones inmobiliarias, que se han disparado por todo el país, son uno de los modos preferidos de estos individuos para blanquear elevadas sumas de dinero.
La voracidad de muchos negociantes españoles, e incluso de ciertos munícipes, hacen el resto para ese cáncer crezca entre nosotros.
Dicen expertos investigadores de este fenómeno que las detenciones de varios de estos capos camorristas o mafiosos no son más que la punta del iceberg. Según una fuente de los servicios de seguridad italianos en España, por cada uno de los mafiosos detenidos hay dos docenas que siguen en el anonimato y continúan con sus actividades.
Además, los italianos no son los únicos. Están los colombianos, venezolanos, y sobre todo, de modo creciente, las mafias del Este de Europa, si se cabe mucho más peligrosas que las italianas.
El pasado 17 de enero Carabinieri y agentes de la Guardia Civil detenían en Barcelona a Salvatore Zazo, de 52 años, enlace en España del llamado Clan de Mazzarella con los cárteles colombianos, una entidad mafiosa del centro de Nápoles.
La periodista italiana Rosaira Capacchione, experta en la Camorra y amenazada de muerte por sus conocimientos, asegura que “en España tenéis tantos de nuestros ´clientes´, como yo les llamo, también en Barcelona”.
“Ellos van a cualquier lugar donde exista una economía que se desarrolla o está en auge, donde se abren nuevos mercados, donde detectan una legislación fiscal que pueda serles favorable, son muy hábiles", asegura Capacchione, que escribe en el diario Il Mattino, vive escoltada y es autora del libro “L´Oro della Camorra”, en el que retrata la expansión económica camorrista con la globalización.
Según ésta y otros expertos, para el crimen organizado napolitano, España presenta varios atractivos. Por un parte, la cocaína llegada de Colombia circula con relativa facilidad porque tanto la delincuencia local como la latinoamericana se han avenido a cooperar con la mafia partenopea.
Por otra, el desaforado auge de la construcción ha permitido a los capos reciclar dinero negro del narcotráfico comprando hoteles, centros comerciales y pisos. Además, la ley italiana prevé un trato específico para mafiosos -como el aislamiento en prisión, para que no puedan seguir gestionando negocios ilícitos desde la cárcel-, cosa que no existe en la ley española.
También influyen factores como idioma, clima y proximidad. Según desveló hace poco el diario italiano La Repubblica, citando fuentes de la Dirección Antimafia de Nápoles, los camorristas con sede en España han acumulado 700 millones de euros gracias al narcotráfico y al blanqueo de dinero, y su patrimonio inmobiliario se eleva a 300 millones de euros.
Del centenar de clanes de la Camorra, varios tienen base en Catalunya y la Costa Brava -además de en su plataforma histórica de la Costa del Sol y en la capital-, lo cual salta a la vista al analizar el mapa de las últimas detenciones.
Pero algunos buscan escondrijos ya en el centro de la Península. Assegnati fue sólo uno de ellos. El 26 de enero fueron arrestados en Majadahonda Antonio Caiazzo, capo del mayor clan de Vomero y Arenella (dos barrios de Nápoles), y su lugarteniente, Francesco Simeoli.
Además, en Barcelona han caído tres: el citado Zazo, y los afiliados Raffaele Laurenti y Mario Santafede, presos el pasado septiembre. Un mes antes había sido detenido el capo Patrizio Bosti, mientras cenaba en un restaurante de Platja d´Aro.
Y en Fuengirola, en plena Costa del Sol, confundido entre miles de extranjeros que allí residen casi todo el año fue prendido Paolo Pesce
Para muestra suele servir un botón. Zazo, uno de los detenidos en Barcelona, negociaba cuando le detuvieron la compra de un local nocturno y negocios de importación de pescado con el fin de camuflar su actividad delictiva, el narcotráfico a escala global.
El problema de todo esto es que ya no es noticia en Cataluña, ni tampoco en el resto de España. Sólo en tierras catalanas han caído cuatro capos en seis meses. Y todo ello viene a demostrar que la Camorra napolitana tiene a nuestro país como lugar de destino favorito, ya sea como refugio, como base de operaciones o «zona de influencia», como delegación de su negocio global del narcotráfico, en sociedad con los cárteles colombianos, o como paraíso para blanquear dinero convirtiéndolo en tochos al calor del «boom» inmobiliario que hasta hace nada había aquí, sobre todo en la Costa.
El periodista Roberto Saviano, que se ha hecho famoso no sólo por su líbro “Gomorra”, sino por la amenaza de darle muerte en la primera ocasión que ha anunciado la Camorra, aseguraa que la Camorra ha bautizado a la costa mediterránea española como la «Costa Nostra».
Además, fuentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil confirman que la Camorra está instalada entre nosotros, aunque entre ellos discrepan sobre la intensidad de su arraigo. La Benemérita secunda el análisis de Saviano y advierte que tras la crisis inmobiliaria los mafiosos optan por blanquear dinero mediante inversiones en otros negocios de nuestro país, como las salas de fiestas.
Por su parte, la Policía advierte de que “se exagera” sobre este asunto y señala que, al menos en el caso de los mafiosos que ellos han tenido, el “90 por ciento” corresponde a personas que huyen del acoso policial de su país, que se esconden en el nuestro y que intentan pasar desapercibidos, aunque siguen manejando los hilos del negocio global del narcotráfico.
A menudo, estos capos son cazados porque desde Italia los Carabinieri siguen el rastro de una llamada inoportuna para felicitar un cumpleaños o de un imprudente viaje de un familiar que les lleva a España, al refugio del mafioso. Como Mario Santafede. Su hija, que vive en Nápoles y que estaba siendo vigilada por la policía italiana, fue a verle a Barcelona y destapó su guarida.
Más o menos “«instalados”, lo cierto es que la Camorra nos tiene como “segunda residencia” preferente. Hay motivos obvios: la semejanza cultural, lingüística, en el clima, etcétera, que hacen a un italiano más camuflable en nuestro país. Sobre todo en Barcelona, donde las persones de origen transalpino son mayoría entre el colectivo extranjero.
Luego, también cabe suponer que para la supervivencia en nuestro país la Camorra ha tenido que buscar la “complicidad” de algún político y de algún que otro policía. A la pregunta sobre esta sospecha, fuentes policiales optan por la debida discreción a falta de pruebas incontrovertibles. “Tienen capacidad para comprar a cualquiera” y “en todos los colectivos hay ovejas negras”, responde la Benémerita para el buen entendedor.
Pero además, convienen Policía y Guardia Civil, España tiene un sistema legislativo judicial “muy garantista” por cuyas rendijas se esconden muchos capos. Como ejemplo, el hecho de que hasta ahora -el ministro Rubalcaba ya anunció cambios de leyes en este sentido-, se podía dar de alta un teléfono móvil con tarjeta prepago sin dar ninguna identidad, aunque falsa, “como es obligatorio en el resto de Europa”, lo que hacía que estos aparatos fueran casi imposibles de rastrear para dar con sus dueños, una táctica común para cazar a la delincuencia organizada, desde el narcotráfico al terrorismo.