jueves, 19 de marzo de 2009

Nuestra región

LOS MOLINOS MANCHEGOS FUNCIONAN DE NUEVO

A. Sabrido
Campo de Criptana.- Tres de los molinos contra los que pudo lanzarse Don Quijote, tal y como nos relata Miguel de Cervantes en su gloriosa novela, han vuelto a funcionar.
Se trata de Burleta, Infanto y Sardinero, que el pasado año recuperaron la actividad tras una cuidada restauración.
Llevaban décadas parados aquellos "gigantes" contra los que embistió el Caballero de la Triste Figura. Y ahora, merced a maquinarias del Siglo de Oro, minuciosamente reparadas y mantenidas con esmero, giran de nuevo para orgullo de los 15.000 ciudadanos de Campo de Criptana.
Aunque son numerosas las poblaciones que reclaman la honra de que sus molinos "pelearon" con Don Alonso Quijano, está casi generalmente aceptado que fueron los de la localidad de Campo, en Ciudad Real, los que lanzaron por los aires al ingenioso hidalgo ante la mirada asustada de su fiel escudero, Sancho Panza.
Y quien sabe si no fue volteado por alguno de los tres ahora restaurados que tienen nombre propio, del mismo modo que los barcos, porque los molinos asemejan con sus velas a las antiguas naves en medio de la llanura manchega.
Una de las razones por las que se estima que los molinos de El Quijote eran los de Campo de Criptana, pese a que Cervantes no menciona el sitio, es porque en la novela se dice que eran "treinta o pocos más desaforados gigantes", y en ningún otro lugar se conoce otra concentración mayor que en esa localidad y más en concreto en la ladera sur del cerro que corona la villa.
Entre otras fuentes, los especialistas suelen citar las Relaciones topográficas de los pueblos de España que mandó hacer Felipe II, en las que se decía que "hay junto a la villa muchos molinos de viento"; y también el Catastro de Ensenada, de mediados del siglo XVIII, que dio el número exacto de "treinta y cuatro molinos harineros andantes".
Los molinos, restaurados con ayuda de la Fundación Caja Madrid, funcionan desde el pasado año los primeros domingos de cada mes y desde abril próximo se pretende que lo hagan una vez por semana y en fechas especiales.
Incluso se puede visitar su interior e imaginar como gobernaban estos navíos de secano los antiguos molineros.
Alrededor de los molinos llama la atención la era circular, un espacio que se mantenía despejado para girar el cono de la cubierta y, con él, las aspas, orientándolo en función del viento.
Ello se lograba merced al palo de gobierno, un mástil que sale desde el interior de la cubierta, por el lado opuesto a las aspas, y llega hasta el suelo en el borde de la era. Dado el peso del conjunto, de esa faena se encargaba un asno.
A través de los 12 pequeños ventanucos que se abren a todos los puntos cardinales, el molinero averiguaba la procedencia del viento y decidía la orientación de las aspas.
Lola Madrid, de estirpe de molineros, que a sus 74 años preside la Asociación de Hidalgos Amigos de los Molinos, hace el catálogo de los vientos: "Cierzo, ábrego mediodía, ábrego hondo, toledano (porque sopla de la parte de Toledo, claro), solano fijo, matacabras, solano mediodía, moriscote y solano hondo. Los otros tres vienen de Andalucía, y Andalucía no trae viento. Sólo calor".