jueves, 7 de enero de 2010

Cultura

Clara Sánchez gana el Nadal con una historia de nazis: 'Lo que esconde tu nombre'
Barcelona.- “Lo que esconde tu nombre”, un thriller psicológico de temática nazi, escrito por Clara Sánchez, ha sido gaalardonado con el premio literario tradicionalmente más madrugador del año, el Nadal, en su 66 edición.
Clara Sánchez hace 20 años que se mueve con soltura en esa temática que ahora le ha hecho merecedora de los 18.000 euros con que está dotado el Nadal. Por causa de la crisis, la editorial Destino, que otorga los premios, ha dejado de premiar por primera vez en su historia a un finalista con otros 6.000 euros.
Un substrato de base real (la presencia de antiguos miembros nazis refugiados en el anonimato de la costa mediterránea española) dan pátina de verosimilitud a Lo que esconde tu nombre, como es habitual en la producción de Sánchez (Guadalajara, 1955): unos anclajes en el realismo para autorizar el buceo, la introspección en la vida de las personas.
Inspirada en hechos reales, la novela ganadora del Nadal enfrenta como en un duelo a un venerable anciano, antiguo nazi que vive ajeno a su pasado en el Levante español, y a otro octogenario, que vive en Buenos Aires y que sobrevivió al campo de concentración de Mauthausen.
Un tercer personaje, Sandra, una joven embarazada que viven en el piso de al lado del ex nazi, irá descubriendo poco a poco la auténtica identidad de su vecino.
El jurado del premio Nadal, que seleccionó la novela de Clara Sánchez entre las 261 obras presentadas este año, estaba integrado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey, y el editor Emili Rosales.
Tras el fallo, la autora ha confesado: "Es una novela en la que he puesto muchísimo empeño y que, al escribirla, he aprendido sobre la vida". El inicio de la novela surgió, ha dicho Sánchez, de una noticia que vio en el periódico sobre un matrimonio nazi entrado en años que vivía en la Costa del Sol, "como muchos otros nazis que tras la Segunda Guerra Mundial se refugiaron en nuestras costas y envejecieron sin despertar sospechas".
El mensaje que ofrece la novela ganadora del Nadal es que "los monstruos que más miedo nos dan se esconden tras caras muy agradables, y que a veces los poderosos, la gente que comete abusos, lamentablemente pasan la vida sin pagar absolutamente nada".
La escritora ha señalado que en su obra "hay una base histórica y una base vital, porque hay todavía muchos personajes de estos nazis que siguen viviendo en Marbella, en Levante, una base que hemos ido recibiendo incluso sin leer nada sobre el tema". Añade que lo sorprendente es que habiendo superado ya la dictadura franquista "todavía vivan estos personajes entre nosotros sin que nadie se meta con ellos".
Esa experiencia, subraya Sánchez, le ha servido para contar "una historia que bordea el terror, un relato de terror sin efectos sobrenaturales". La pareja de nazis protagonista sirve a la escritora ganadora para "reflexionar sobre todas esas personas sin escrúpulos que nunca pagan por sus pecados, que no hace más que demostrar que, a veces, los monstruos se esconden tras una sonrisa y caras muy agradables".
El cruce de vidas que mueve la novela es un clásico en la producción narrativa de Sánchez, que gusta de dar gran calado intimista a sus obras, algo que ya se entreveía en Piedras preciosas, el libro con el que debutó en las letras en 1989 esta filóloga, antigua profesora universitaria y colaboradora de prensa. No es distinta la noche (1990), El palacio varado (1993), Desde el mirador (1996) y El misterio de todos los días (1999) precedieron a Últimas noticias del paraíso (2000), con la que consiguió el premio Alfaguara de novela y un reconocimiento definitivo de crítica y público.
El asentamiento en su faceta de escritora le permitió dedicarse casi exclusivamente a esa labor y a su otra gran afición, el cine, que la llevó a ser una asidua al programa de TVE Qué grande es el cine. Hasta la novela de ayer, Un millón de luces (2004) y Presentimiento (2008) completaban la producción de Sánchez y asentaban su juego constante entre los real, lo psicológico y lo onírico, así como un ritmo narrativo que, sin perder agilidad, no exluye el pausado estilo narrativo que requieren muchas veces la reflexión introspectiva.