martes, 5 de enero de 2010

Un poco de historia - Reportaje

Llegan los Reyes Magos
Por A. René
Escalona.- Una de las tradiciones más arraigadas en la cultura española es la celebración de la noche de reyes, cuando niños y mayores se llenan de ilusiones y esperanzas. La Cabalgata es un desfile que cada 5 de enero se representa en toda España. Representa el camino que recorrieron los Reyes Magos hasta el portal de Belén para encontrar al Niño Dios siguiendo a una estrella que les marcaba el camino.
Esta fiesta reúne a muchas personas en calles y plazas de pueblos o ciudades para ver pasar a los reyes y su cortejo de pajes quienes regalan caramelos a los niños. Es también una noche donde se mezclan las tradiciones y la fe.
Según el Evangelio de San Mateo, los tres Reyes Magos de Oriente ofrecieron al Niño Dios oro, incienso y mirra. Pero, San Mateo no explica de dónde procedían, si bien todo indica que vinieron de Babilonia o Persia, donde los magos ejercían una gran influencia.
Tampoco menciona cómo eran o cómo se llamaban. Fue en el siglo XIV, cuando un monje benedictino, doctor de la iglesia, describió a los Reyes Magos en un manuscrito: Melchor era un anciano de blancos cabellos y larga barba; Gaspar, más joven y rubio; y Baltasar, un señor negro. Los identificó como representantes de Europa, Asia y África (al fin y al cabo América y Oceanía eran desconocidas).
Ni siquiera cuentan las escrituras qué hacían los reyes, pero existen teorías que indican que podrían haber sido astrólogos, sacerdotes, o científicos. Y en cuanto al número de magos, se acepta el de tres, aunque en distintos lugares se suponen que fueron dos, cuatro, y hasta doce. Otro misterio más es qué sucedió con los reyes magos después del encuentro con la familia de Jesús, en Belén.
En todo caso, durante años y siglos, la tradición popular ha representado a tres importantes personajes que adoraron al Niño Dios y le ofrecieron regalos.
En España e Hispanoamérica existe la tradición de hacer regalos a los niños en la noche del 5 al 6 de enero, una noche largamente esperada por los pequeños en la que los tres Reyes Magos llegan con su séquito y son recibidos por las autoridades. Montados en sus camellos o en carrozas, los reyes desfilan por la ciudad para disfrute y deleite de los niños que les miran con ojos de asombro e ilusión.
Las ciudades se llenan de luz y color, y comienza el largo recorrido, en ocasiones de horas; las carrozas, camellos, pajes reales y los más variados y exóticos personajes desfilan ante los ojos atónitos de niños y mayores.
Como no todo va a ser regalos para niños y mayores, durante la noche y el día de reyes también hay lugar para disfrutar de los postres y los dulces. El roscón de reyes es el producto estrella del día, como en los días anteriores protagonistas fueron los dulces navideños.
El trata es un bollo de masa fina con forma de anillo, más o menos redondeado, decorado con trozos de frutas confitadas de colores variados, muy dulce y sabroso. El momento de consumo de este dulce navideño en muy variado. Se puede consumir al desayunar, cuando la familia está junta abriendo los regalos, con la curiosidad, la sorpresa, la ilusión y la alegría como compañeros. La hora de la comida, como postre, también es adecuada, aunque la hora de la merienda tampoco es mal momento para continuar con su degustación. Dentro de la masa redondeada, se esconden pequeños regalos que quienes comen el roscón descubren con alegría y buen humor.
Ahora bien, cuando los niños no se han portado bien no recibirán los regalos que esperan. Una de las cosas exigidas por los Magos de Oriente es buen comportamiento y bondad en los niños. Para aquellos que durante el año no se han portado bien, los reyes no traen regalos, sino otro tipo de “obsequio” y en la mañana del 6 de enero esos niños encontrarán carbón.
Pero como los Reyes Magos no son malos, el carbón que dan a los niños es un tipo de carbón dulce, de azúcar, que pueden comer todos, niños y mayores, y simboliza el aviso de la necesidad de cambio por parte del niño. En cualquier caso, también es muy probable que la noche del 5 de enero los reyes dejen alguno regalo con el carbón, como aviso para mejorar el comportamiento.
Además, antes de la llegada de los Reyes es preciso que los niños les escriban una carta en la que cuentan, con más o menos detalles, su comportamiento durante el año (aunque los reyes ya lo saben) y donde reflejan sus ilusiones y anhelos para el nuevo año. También, por supuesto, ya que es lo más importante, escriben qué regalos desearían recibir. Escribir la carta a los Reyes Magos representa la ilusión e inocencia de los niños, con la esperanza puesta en conseguir aquellos premios, juguetes y regalos que ambicionan.
Cerrada la carta y con mucha ilusión, es hora de entregarla a los reyes. La carta puede llegar a sus Majestades por diferentes caminos. El primero es la entrega en mano a los propios reyes o a un paje o cartero real, que es uno de los métodos más divertidos, bonitos e ilusionantes.
En un palco especial, reyes y pajes reciben a los niños para coger sus cartas y escuchar qué regalos quieren recibir, después de asegurarse de que se han portado bien y han sido buenos.
Otra forma de entregar la carta es enviarla por correo, teniendo cuidado de poner bien la dirección para que no se pierda, aunque como se trata de algo mágico, los reyes ya se cuidan de no perder ninguna.
La última forma de entregar la carta, menos enraizada en la tradición española, es dejarla la misma noche de reyes junto a zapatos o zapatillas, debajo del árbol de Navidad, en la chimenea o en la ventana.
Por la noche, los reyes se dedican a entrar en las casas de los niños, leen las cartas y dejan los regalos junto al calzado. También manda la tradición dejar unos dulces para los reyes, de modo que puedan comer algo y descansar un poco de su dura jornada, así como agua y dátiles para sus camellos.
Sea cual sea la modalidad elegida para entregar la carta, a la mañana siguiente, niños y mayores se despiertan llenos de ilusión y corren junto a sus zapatillas, donde se amontonan los regalos. La alegría, la ilusión y le esperanza inunda los hogares españoles. Es una de las noches más mágicas del año.
Por tanto, los padres deben insistir a los niños en que deben ser buenos y no olvidar escribir su carta a los Reyes Magos pidiendo un mundo mejor.