jueves, 7 de enero de 2010

Opinión

Historia de un batacazo anunciado

Por Diego Armario
El seny catalán es una forma de ser y de entender la vida y aunque, en todas partes cuecen habas y nunca se puede decir “de este agua no beberé o este cura no es mi padre”, lo habitual es que la gente con sentido común sepa a qué atenerse en las cosas de comer.
Joan Laporta ha intentado dar el salto a la política acercándose a partidos nacionalistas como Ezquerra Republicana de Cataluña y Convergencia i Unió, y en ambas formaciones le han dado calabazas porque ya tienen demasiados problemas de protagonismo y lucha interna por el poder como para abrir la puerta a alguien que lo que pretende es ser el nuevo jefe del chiringuito.
Pero esta negativa no le ha hecho perder el entusiasmo al señor gordito que viste de Armani, y ha anunciado que formará un partido para lograr que Cataluña sea un Estado.
No sé si el Presidente del Barça confunde la parte con el todo o si está convencido de que el entusiasmo que provoca entre la ciudadanía catalana el excelente juego del equipo se traducirá en un apoyo similar al proyecto político que anuncia encabezar en breve, pero mucho me malicio que ese electorado – independentista o no – tiene claro que para las cosas que tienen que ver con el presente y el futuro de Cataluña es mejor fiarse de grupos organizados que de personajes que se han hecho famosos entre copas de fútbol y copas de discoteca.
Dos encuestas difundidas por sendos periódicos de Cataluña desvelan que el presidente del club de fútbol Barcelona no cuenta con un firme respaldo para dar el salto definitivo a la política. En caso de presentarse a unas elecciones, sólo uno de cada diez votantes lo apoyaría y sobre su respaldo público a la independencia catalana, casi el 70% de los consultados considera negativas esas declaraciones.
Los partidos políticos son endogámicos y tienen sus propias reglas de admisión y exclusión, y mientras que no se modifiquen algunas reglas – como con acierto ha propuesto el Presidente del congreso José Bono – los advenedizos no tienen nada que hacer.

(Diego Armario es escritor, periodista y ex director de RNE)