domingo, 17 de enero de 2010

Nuestros Ríos

El embalse de San Juan, en el Alberche, sigue dando pena pese a la lluvia
San Martín de Valdeiglesias.- Tras varias semanas de intensa lluvia, el pantano de San Juan, en la cabecera del río Alberche, sigue ofreciendo una imagen desoladora e inusual en estas fechas invernales. Pese a las abundantes precipitaciones caídas, el pantano está al 26,8% de su capacidad, según los datos del 5 de enero.
Esta cifra nada tiene que ver con la registrada el año pasado por estas fechas (62,32%), ni con la media de los últimos diez años (63,48%). Paradójicamente, mientras parte de los embalses de España están desaguando para evitar superar los límites máximos de seguridad, los de esta zona se encuentran bajo mínimos. Es tan extrema la escasez de agua que, salvo en la cabecera, el pantano de San Juan ha desaparecido, lo que ha permitido que en medio de la cuenca vacía se vea de nuevo el río Alberche. Una imagen que a los habitantes más mayores les recuerda al paisaje anterior a 1955, cuando se construyó este embalse.
El pantano de San Juan, que se utiliza para abastecer de agua y para generar energía eléctrica, pero que también supone una enorme fuente de riqueza para los pueblos de la ribera, por su uso turístico y recreativo, lleva prácticamente seco desde el pasado verano, cuando se denunció su vaciado drástico por razones que nunca fueron aclaradas por la Confederación Hidrográfica del Tajo, responsable de su gestión.
Según este organismo, que preside José María Macías desde 2004, su actuación se limitaba a aplicar las normas que regulan la explotación. Macías informa ahora de que la situación actual de los embalses se debe a «que el suelo está muy seco. Hemos tenido un periodo de sequía extraordinario y, aunque ha llovido mucho, no ha entrado agua». «Además, -continúa- se ha sacado agua para abastecer a toda la región y vamos a continuar con esta política. No estamos dispuestos a que los intereses turísticos de una minoría estén por encima de los de todos».
Sin embargo, para los alcaldes de la zona, la única explicación es que el vaciado del verano fue parte de una guerra política. Las confederaciones hidrográficas dependen de la Administración central. Los alcaldes temen que lo que ocurrió el pasado año vuelva a repetirse este.
Pablo Martín, alcalde del ribereño municipio de San Martín de Valdeiglesias, argumenta que su municipio no tiene «ningún problema en que se lleven el agua si Madrid lo necesita, pero aún está por aclarar a dónde se dirigieron los 1,3 hectómetros cúbicos diarios, equivalentes al consumo de cuatro millones de habitantes, que se sacaron desde mayo hasta septiembre de 2009». Según advierte el regidor de San Martín, cuando se han reunido con el presidente de la Confederación, las explicaciones han sido distintas de las que Macías aporta en estos momentos.
«El pasado verano nos dijo que el consumo de toda la región había disminuido con respecto al de otros años ¿Cómo se explica ese vaciado entonces?», se pregunta Martín, para quien detrás de todo este misterio se esconden cuestiones de otra índole. «Al no haber razones técnicas sólo nos quedan las políticas: dejarnos sin recursos en nuestra temporada más alta», dice.
Lo que tienen claro los municipios ribereños es que tanto volumen de agua «no ha sido destinado exclusivamente al consumo», manifiesta el regidor. Respondiendo a la acusación de que se trata de una guerra política, Macías hace hincapié en que un embalse «tiene muy pocas cuestiones políticas. Nadie tiene interés en tirar agua, como dicen. O llueve o no llueve y mientras continúe el contexto de pocas precipitaciones, los niveles continuarán bajos. Trabajamos con la ley en la mano y los datos son públicos. Lo que está claro es que yo no me bebo el agua», alega.
El presidente de la Confederación del Tajo explica que el Canal de Isabel II puede extraer hasta 220 hectómetros cúbicos de agua, «si los hubiera», al año. En 2009 no se llegó al límite dado el nivel de capacidad de agua que presentaba. Según prevé Macías para 2010 «no creo que se puedan sacar más de 100 hectómetros cúbicos». Ante esta disputa, de la que el presidente de la Confederación dice estar «hastiado», aclara: «Se procuran equilibrar las explotaciones. San Juan y El Burguillo (Ávila) no son los únicos embalses que están bajos».
Los vecinos de la zona denunciaron en junio el «alarmante» descenso del nivel del agua de los pantanos. Ambos embalses, formados por el río Alberche, se encontraban la pasada primavera al 85% de su capacidad, pero a partir de mayo empezaron a desembalsarse cada día, inexplicablemente, más de un millón de metros cúbicos, lo que redujo a un tercio el agua embalsada. Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar, ya que la decisión del vaciado ha sido agravada por un otoño especialmente seco. El Burguillo se encuentra ahora al 36% de su capacidad. De nada sirvieron las peticiones de los alcaldes de los municipios ribereños, quienes advirtieron de que el vaciado ponía en peligro la calidad del agua de la zona, la economía y el empleo de los pueblos así como la fauna del entorno, donde viven numerosas especies vulnerables.
Este área del Alberche está calificada como Zepa (zona especial de protección de aves) y en ella anidan la cigüeña negra, el águila imperial ibérica, el águila culebrera y el águila calzada, entre otras.
Estos días, el Alberche baja caudaloso desde las cumbres nevadas de Gredos, alimentando por los abundantes manantiales que han resurgido por las lluvias, lo que hace pensar que, si no se desembalsan grandes cantidades de agua, los pantanos podrían recuperar niveles normales. No obstante, los vecinos del pantano no pueden ocultar su inquietud ante esta situación.