domingo, 3 de enero de 2010

Crónicas Bárbaras

Viáticos corruptos
Por M. Molares do Val
Sépalo usted: estos días numerosos funcionarios del Gobierno y de todas sus instituciones, además de los de las Comunidades Autónomas y los municipios más pequeños se reparten entre ellos cestas navideñas y costosos regalos que paga usted, pero que donan con la fastuosidad del rico que gasta de su bolsillo.
Una generosidad que les permite, a ellos y a sus familias, ahorrar muchos euros en las compras navideñas, sin pensar siquiera en que cada gasto de estos es una estafa a los contribuyentes.
Estos regalos, llamados coimas y viáticos, son copia de los auxilios espirituales de la iglesia católica a los moribundos y que nacieron en la vida política en el siglo XIX para alimentar a los funcionarios que quedaban en la calle cuando su diputado protector perdía el escaño.
Hoy, darse el viático es una norma y una muestra de poder, como la que permite firmar facturas a costa de las finanzas públicas por la gran mariscada de un par de políticos de la Junta de Andalucía destinados en Mercasivilla por valor de 875 euros, 145.000 pesetas.
Es para que un dirigente sindical de UGT gaste 300 euros como algo natural en el mejor restaurante del mundo, el Bulli, de Ferrán Adriá, o para que un manifestante contra los empresarios sea fotografiado con la bandera de CC.OO. teniendo humillado a sus pies a un limpiabotas en mitad de una calle de Madrid. Denunciar estas actitudes corruptas y soberbias de la izquierda no es demagogia, sino necesidad, porque justo la izquierda nació para erradicar actos así que, dice su doctrina, sólo son de las derechas. Ya no es que los Roldán desmantelaran la historia de los “cien años de honradez”, es que llevamos ya varias décadas sufriendo el choriceo de falsos progresistas.

(M. Molares es escritor, periodista y marino mercante)