La NASA mira de nuevo a la Luna mientras el mundo recuerda el Apolo 11
Por L. Jiménez
Madrid- El módulo de mando del Apolo 11 descansa entre otros artefactos en un museo de Washington;
una reliquia del pasado que continúa atrayendo a turistas, muchos de ellos demasiado jóvenes para recordar la fecha en que el hombre pisó la Luna por vez primera: el 20 de julio de 1969.
Cuarenta años después, la agencia espacial estadounidense NASA espera que los aterrizajes en la luna salgan de los libros de historia para formar parte del futuro de Estados Unidos: si se mantienen la voluntad política y la financiación, la NASA hará que pronto seamos nuestros propios vecinos celestiales.
Mucho ha cambiado desde que aquellas primeras imágenes icónicas fueron transmitidas a la Tierra. Estados Unidos ya no está atrapado en una feroz carrera espacial como entonces con la antigua Unión Soviética y los astronautas estadounidenses viven a tiempo completo a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) junto a sus colegas de Rusia, Japón, Europa y Canadá.
Pero la Luna continúa fascinando a la NASA y a los fans del espacio, que esperan que el regreso sea inminente, aunque el presidente estadounidense Barack Obama haya ord
enado una revisión independiente de todos los vuelos espaciales tripulados, entre ellos los previstos a la Luna. Los resultados del informe llegarán a lo largo del verano (boreal).
"Recuerdo lo emocionada que estaba la gente cuando Neil y Buzz caminaron sobre la Luna y Mike la rodeó, y el shock que sufrió la nación en un momento en que realmente lo necesitaba", dijo Norman Augustine, que lidera el panel independiente de Obama para reevaluar los vuelos espaciales.
"Y por lo que he viajado y hablado con los jóvenes de este país, creo que todavía sigue generando mucha emoción", añadió.
La NASA lleva tres años desarrollando el programa Constellation de naves espaciales de nueva generación, que fue lanzado por el anterior presidente George W. Bush. Este verano, la agencia planea realizar las primeras pruebas del cohete Ares I-X y hacer una revisión preliminar del diseño del Orion, una nave de nueva generación que sustituirá a los obsoletos transbordadores y hará posible viajar a la Luna, dijo Dou
g Cooke, del programa Constellation.
Se espera que el programa esté plenamente operativo para 2015 y que pueda volverse a la Luna en 2020, 51 años después del primer aterrizaje. Pero no todos piensan que el regreso es prudente.
"No creo que tenga sentido volver", dijo Bill Whitton, ciudadano de Missouri que acaba de contarle a su hijo de 10 años el histórico acontecimiento mientras ambos contemplaban en el museo de Washington la cápsula del Apollo 11. "Sólo sería por motivos de ocio".
Incluso algunos nombres destacados de la aeronáutica han elevado voces críticas. Así, Edwin "Buzz" Aldrin, que estuvo junto con Armstrong en la Luna, dijo recientemente al "New York Times" que el satélite de la Tierra tiene poco valor y que la NASA debería concentrarse en Marte.
La Luna "no promete en cuanto a actividades comerciales. Tiene valor científico y podría tenerlo estratégico, pero no creo que los estadounidenses tengan que estar presentes para sacar provecho de los recursos. Su viabilidad la pueden determinar los robots", señaló.
Mientras, la NASA sigue avanzando. El mes pasado, una de las primeras manifestaciones públicas de este interés fue el lanzamiento de dos satélites, el orbitador de reconocimiento lunar (LRO) y el satélite de detección y observación de cráteres lunares (LCR
OSS), encargados de enviar datos a fin de que los científicos hallen el mejor lugar para un aterrizaje.
Y es que la NASA no quiere detenerse donde ya lo hizo hace 40 años. Su objetivo es establecer bases lunares a largo plazo en los polos de la Luna, donde nunca ha puesto el pie el ser humano, para desde allí partir hacia lugares más lejanos, quizá Marte.
El planeta rojo estaba en la mente de todos cuando los diseñadores desarrollaron la nave Orion, destinada no sólo para la Luna, sino eventualmente para Marte, dijo el mes pasado el director de Constellation, Jeff Hanley, al panel de revisión.
El diseño de Orion, con forma de cápsula, se asemeja a las misiones del Apolo y estará impulsado por un cohete Ares I o Ares V, al contrario que los transbordadores espaciales, similares a un avión.
Uno de los temas clave en este sentido es la seguridad, un problema constante de los transbord
adores, como quedó de manifiesto con los dos trágicos accidentes 1986 y 2003. Además, la nave Orion será más robusta que el Apolo, tendrá más potencia de ascenso que sus antecesores y será capaz de transportar a más astronautas a la Luna para periodos más largos, dijo Hanley.
Pero los retos del próximo viaje a la Luna no son sólo tecnológicos: primero, tiene que aprobar el examen de Obama. Los recelos presupuestarios en el marco de la actual crisis económica pueden frenar el masivo gasto que requieren los vuelos espaciales.
Sin embargo, Washington afirma que el presidente está comprometido con la exploración espacial. Y mientras Estados Unidos analiza su programa de vuelos espaciales, el presidente del comité de revisión hace hincapié en los monumentales gastos que han de tenerse en cuenta, pero recalca la capacidad de inspiración que estos viajes ejercen en futuras generaciones.
"A mis dos nietos pequeños lo que más les entusiasma es el espacio y los dinosaurios. Y andamos escasos de dinosaurios", señaló.
Madrid- El módulo de mando del Apolo 11 descansa entre otros artefactos en un museo de Washington;

Cuarenta años después, la agencia espacial estadounidense NASA espera que los aterrizajes en la luna salgan de los libros de historia para formar parte del futuro de Estados Unidos: si se mantienen la voluntad política y la financiación, la NASA hará que pronto seamos nuestros propios vecinos celestiales.
Mucho ha cambiado desde que aquellas primeras imágenes icónicas fueron transmitidas a la Tierra. Estados Unidos ya no está atrapado en una feroz carrera espacial como entonces con la antigua Unión Soviética y los astronautas estadounidenses viven a tiempo completo a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) junto a sus colegas de Rusia, Japón, Europa y Canadá.
Pero la Luna continúa fascinando a la NASA y a los fans del espacio, que esperan que el regreso sea inminente, aunque el presidente estadounidense Barack Obama haya ord

"Recuerdo lo emocionada que estaba la gente cuando Neil y Buzz caminaron sobre la Luna y Mike la rodeó, y el shock que sufrió la nación en un momento en que realmente lo necesitaba", dijo Norman Augustine, que lidera el panel independiente de Obama para reevaluar los vuelos espaciales.
"Y por lo que he viajado y hablado con los jóvenes de este país, creo que todavía sigue generando mucha emoción", añadió.
La NASA lleva tres años desarrollando el programa Constellation de naves espaciales de nueva generación, que fue lanzado por el anterior presidente George W. Bush. Este verano, la agencia planea realizar las primeras pruebas del cohete Ares I-X y hacer una revisión preliminar del diseño del Orion, una nave de nueva generación que sustituirá a los obsoletos transbordadores y hará posible viajar a la Luna, dijo Dou

Se espera que el programa esté plenamente operativo para 2015 y que pueda volverse a la Luna en 2020, 51 años después del primer aterrizaje. Pero no todos piensan que el regreso es prudente.
"No creo que tenga sentido volver", dijo Bill Whitton, ciudadano de Missouri que acaba de contarle a su hijo de 10 años el histórico acontecimiento mientras ambos contemplaban en el museo de Washington la cápsula del Apollo 11. "Sólo sería por motivos de ocio".
Incluso algunos nombres destacados de la aeronáutica han elevado voces críticas. Así, Edwin "Buzz" Aldrin, que estuvo junto con Armstrong en la Luna, dijo recientemente al "New York Times" que el satélite de la Tierra tiene poco valor y que la NASA debería concentrarse en Marte.
La Luna "no promete en cuanto a actividades comerciales. Tiene valor científico y podría tenerlo estratégico, pero no creo que los estadounidenses tengan que estar presentes para sacar provecho de los recursos. Su viabilidad la pueden determinar los robots", señaló.
Mientras, la NASA sigue avanzando. El mes pasado, una de las primeras manifestaciones públicas de este interés fue el lanzamiento de dos satélites, el orbitador de reconocimiento lunar (LRO) y el satélite de detección y observación de cráteres lunares (LCR

Y es que la NASA no quiere detenerse donde ya lo hizo hace 40 años. Su objetivo es establecer bases lunares a largo plazo en los polos de la Luna, donde nunca ha puesto el pie el ser humano, para desde allí partir hacia lugares más lejanos, quizá Marte.
El planeta rojo estaba en la mente de todos cuando los diseñadores desarrollaron la nave Orion, destinada no sólo para la Luna, sino eventualmente para Marte, dijo el mes pasado el director de Constellation, Jeff Hanley, al panel de revisión.
El diseño de Orion, con forma de cápsula, se asemeja a las misiones del Apolo y estará impulsado por un cohete Ares I o Ares V, al contrario que los transbordadores espaciales, similares a un avión.
Uno de los temas clave en este sentido es la seguridad, un problema constante de los transbord

Pero los retos del próximo viaje a la Luna no son sólo tecnológicos: primero, tiene que aprobar el examen de Obama. Los recelos presupuestarios en el marco de la actual crisis económica pueden frenar el masivo gasto que requieren los vuelos espaciales.
Sin embargo, Washington afirma que el presidente está comprometido con la exploración espacial. Y mientras Estados Unidos analiza su programa de vuelos espaciales, el presidente del comité de revisión hace hincapié en los monumentales gastos que han de tenerse en cuenta, pero recalca la capacidad de inspiración que estos viajes ejercen en futuras generaciones.
"A mis dos nietos pequeños lo que más les entusiasma es el espacio y los dinosaurios. Y andamos escasos de dinosaurios", señaló.