Antonio Banderas busca casa en Burgos para estar cerca de sus vinos
Burgos.- El vino es la última aventura de este actor polifacético que igual canta y baila en Broadway que dirig
e una película, compone un poema o cocina una paella: «La mejor de Estados Unidos», proclama. De todo ello hemos hablado con él.No sólo es actor; es también escritor, músico, director, coleccionista de arte, poeta, empresario… Antonio Banderas no sólo dirige películas y las interpreta, sino que también las produce. Ahora prepara su retorno a Broadway con Zorba, el griego –estuvo espectacular en Nine, en 2005–, trabaja en tres películas (Big Bang, con Tony Krantz; Boabdil –dirigida por él mismo–, y el nuevo proyecto de Woody Allen, cuyo rodaje se inicia en julio), dirige una productora orientada al desarrollo del cine español... Además, compone música, toca el piano como un profesional, lleva tronos en la Semana Santa de Málaga, prepara un gran documental sobre las cofradías andaluzas como seña de identidad de un pueblo y hace, exclama orgulloso, «¡la mejor paella de todo Estados Unidos!». Y entre viaje y viaje sigue creando: escribe poemas y anda con una novela aún inacabada. Empresarialmente va como su Harley Davidson y la imaginación y la tenacidad son sus avales. El vino es su última apuesta. Mantiene su proyección empresarial desde un co
mpromiso social y medioambiental de todos conocido, porque Banderas se implica. En cierta forma, siempre busca una vuelta a sus orígenes. El Banderas de los barrios y los campos de Málaga siempre está presente en el Banderas de Hollywood, donde es un verdadero tótem rodeado de amigos. Ésa es su gran ventaja: nadie es enemigo de Antonio.Su filosofía empresarial se basa en un criterio muy claro: «Nunca haré una empresa en el extranjero para traerla a España, sino empresas en España para desarrollar su imagen en el exterior de nuestro país». Su última incursión en el mundo de los negocios lo ha llevado hasta la Ribera del Duero, hasta una bodega que lo hace disfrutar como pocas veces lo ha hecho antes. Hace años que el mundo del vino le apasionaba, influido por un cuñado de Melanie, enólogo de profesión, y hace unas semanas, cuando conoció a la familia Ortega, propietaria de Anta Bodegas (AB), y degustó la calidad de sus productos, decidió hacerle una oferta y le compró el 50 por ciento. «Ahora, con más razón, se llama AB (Anta Banderas) y he añadido el color rojo del vino en el arco iris de mi actividad empresarial. Estoy disfrutando. He conocido la bodega y me lo he pasado de maravilla revisando las cepas y las botellas y montando a caballo para disfrutar del amanecer entre viñas en esta tierra tan impresionante. Me gusta tanto que busco casa en Burgos porque quiero pasar largas temporadas aquí», dice el actor, enfundado aún en el traje de montar. «Mi intención es entrar en el mercado estadounidense y, con la gran calidad de nuestros vinos, llegar al potente mercado californiano.
En cierta manera quiero disfrutar viendo a la gente en Hollywood tomando vino de la Ribera del Duero, de mi país…», afirma horas antes de coger el avión que lo llevó de Málaga a Nueva York –donde, tras recoger diversos premios, mantuvo varias reuniones de trabajo–, para dirigirse posteriormente a Los Ángeles, de donde volverá a su ciudad natal a mediados de este mes de julio.En este su ‘regreso a la tierra’, Banderas ha pateado a lomos de Vivito las 235 hectáreas de sus viñedos en Villalba y Nava de Roa, a siete kilómetros de Aranda de Duero, en pleno corazón de la Ribera. Su dominio de la montura, adquirido gracias sobre todo a los rodajes de El Zorro, sorprendía a los nativos, que se frotaban los ojos al ver a Banderas pasear por esas tierras.Dicen que todo lo que hace lo hace bien. Sin embargo, la humildad es una de sus grandes virtudes. Difícil lo tiene, pero lo ejerce quien vive en un mundo donde la ficción puede hacer que se pierda el latido de lo real. «Tengo mucha y muy buena gente a mi alrededor; y si alguna vez me volviera majara, me devolverían a la realidad. Yo estoy tranquilo», explica. Muchos de esos amigos los mantiene desde la niñez, y entre ellos está su hermano Javier, que no sólo lo es de sangre, sino también de elección. Para no pocos, el triunfo le llega a Antonio, además de por su capacidad para interpretar, por una cabeza «extraordinariamente bien amueblada».Y salta del caballo al cine: «Estoy ilusionado con la película que comienzo a rodar en Londres este mes con Woody Allen; es bueno mantener la ilusión en todo lo que haces, porque, si no, mala cosa... Pero también me apasiona el tema de Boabdil. Me he metido de lleno en el personaje, tan importante en la historia andalusí, y voy a
dirigir el filme, interpretaré a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, y colaboraré en el guión junto con Antonio Soler. Y Big Bang es una historia de cine negro que será dirigida por Tony Krantz, y pienso que para otoño estará lista», resume el actor. Banderas se prepara para entrar de lleno de nuevo en Broadway. «Está el proyecto de Zorba, el griego, pero no puedo hablar mucho de él, entre otras cosas porque creo en el mal fario cuando se adelantan las cosas. Me gusta mucho el musical; es un gran proyecto. Disfruté con Nine, que fue una experiencia y un aprendizaje para mí excepcionales», agrega.Ahora, cuando vuelva a España, irá de nuevo a Burgos con su mujer, Melanie Griffith, que no lo pudo acompañar en su primer viaje a la Ribera del Duero, porque Stella del Carmen tenía aún colegio. Llevará también a su madre, Ana, para cabalgar de nuevo por «las tierras hermosas de la gran Castilla». Y es que en uno de los toneles de Anta Banderas escribió: «Por fin hago vinos y siento cosas». La frase lo dice todo. Es la vuelta a la tierra de este andaluz universal, el encuentro con las raíces en el espejo de la niñez malagueña cuando correteaba por los campos de su tío Juan...



