domingo, 15 de noviembre de 2009

Opinión

Un buen día para dejar de estresarse
Por Diego Armario
Cada día tiene su afán, que decía el escritor de la Biblia, pero algunos nos empeñamos en complicar un poco más el devenir de las horas y casi los minutos hasta convertir el tiempo en una competición en la que el que cree que gana porque hace más cosas, pierde la percepción y el disfrute de haberlas hecho.
Nadie escarmienta en cabeza ajena ni se angustia con el temor de los otros, pero cuando estás en el umbral de cagarla te das cuenta, aunque sea por un instante, de que se te está escapando la oportunidad de rectificar tu forma de vida que te está llevando a la muerte.
Solo hay que leer los periódicos de cada día, que son el relato de lo que en realidad ocurre en el mundo, para reafirmase en la idea de que no tenemos remedio porque nadie hace nada por rebajar la tensión.
Las palabras, que nunca fueron ni serán inocentes, están preñadas de agresividad, reproche y maledicencia, hasta el extremo de que imagino que sólo pueden ser felices los malvados, que son los que disfrutan alimentando la tensión y los malos rollos.
En una sociedad como la que nos ha tocado vivir imagino que a los que nunca les va a faltar trabajo va a ser a los médicos y al mundo sanitario en general. No hay cuerpo ni mente que aguante tanta tensión. Te lo digo yo que hace unos días me ha dado un “marichalar” del que, por ahora, parece que he salido con bien.

(Diego Armario es escritor, periodista y ex director de RNE)