miércoles, 11 de noviembre de 2009

Crónicas Bárbaras

Tirar de la manta
Por Manuel Molares do Val
Cuando a un político español lo vinculan con la corrupción amenaza con tirar de la manta para manchar también a sus rivales, pero enseguida se acobarda: pueden responderle denunciándolo por otras corrupciones todavía ocultas y mayores aún.
Le ha ocurrido a Jordi Pujol, presidente de la Generalidad Catalana entre 1980 y 2003. Anunció que iba a tirar de la manta de los socialistas porque el prosocialista juez Baltasar Garzón acaba de encerrar a Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, dos de sus principales ayudantes durante aquellos 23 años.
Pero enseguida se echó atrás y pidió perdón por haberse excedido en su amenaza, decepcionando a la justicia y a quienes esperaban sus revelaciones.
El político español promete mucho y cumple poco. Como los navajeros que se muestras su acero con fiereza, pero que terminan gritándose, no matándose como los argentinos de Borges.
Los españoles son como el valentón que describía Cervantes: “Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”.
En España buena parte de la clase política tiene mucho que esconder. Una frase popular dice que las suciedades se esconden aquí debajo de la alfombra, para que nadie las vea.
Cuando el poder cambia de partido, el ganador mira levanta el felpudo, ve toda la basura acumulada durante varios años y se plantea hacer limpieza denunciando a sus antecesores.
Pero España es un país donde se aplica la sabiduría de las frases hechas. El triunfador recuerda que hoy por ti y mañana por mí, que los bomberos no se pisan las mangueras, y que perro no come perro.
Empieza a echar su propia basura bajo la alfombra, que ya parece la cordillera de los Andes, y así hasta las próximas elecciones.

(M. Molares do Val es periodista, escritor y Capitán de la Marina Mercante)