Un periodista que se precie debe saber valorar las fuentes casi tanto como filtrar las críticas y las palmaditas en la espalda. Sobre todo cuando vienen firmadas por el mismo personaje con pocas semanas de diferencia. Es de suponer que el interesado sabe que esto va dirigido a él, en primera instancia. Él o la persona que empuja su pluma, puesto que parece que puede haber recibido inspiración.
Es probable que, en casos como el que referimos, cuando antes nos criticaban estuviésemos más atinados que ahora, cuando pasados unos días, nos dicen todo lo contrario. La vida tiene esas cosas y en este oficio se nota con mucha frecuencia. Como se suele decir, son gajes del propio oficio.
Hay gente que piensa que los periodistas están para escribir a gusto de ellos, como si fuese un menú a la carta. Y la verdad es que existe eso a los que en la profesión se denomina despectivamente “plumíferos”. Por eso, cuando un profesional de la información independiente y honesto valora de un modo distinto a como ese tipo de gente piensa, lo ponen de chupa de dómine. Y cuando, por casualidad, el criterio informativo responde al interés personal, político o hasta deportivo de esa clase de personas, son capaces de deshacerse en elogios.
Nuestra misión, sirva esto como aviso a los navegantes, es hacer lo que estimamos oportuno, sin dejarnos llevar por elogios o críticas. Porque ni los unos, ni las otras, son desinteresados. A estas alturas de la película algunos hemos aprendido de sobra a distinguir las voces de los ecos, y sobre todo a sospechar que detrás de un encendido elogio suele esconderse mucho más peligro que en un precipicio.
Por tanto, para quien tenga dudas vamos a dejar algunos conceptos claros. Primero, que en El Correo de Escalona se publica lo que Director y Editor estiman oportuno. La opinión de los lectores nos merece un gran respeto, pero no nos sentimos obligados a tomarla en consideración si no coincide con la nuestra.
Segundo, que el criterio de selección y los enfoques son los que quienes hacemos este periódico digital juzgamos convenientes. Forma parte de nuestra libertad irrenunciable.
Tercero, que conocemos nuestro oficio y el mundo periodístico y por tanto cualquier estimación, sea negativa o positiva, nos parece simplemente superflua.
Cuarto, que nadie esta obligado a leernos o a gustar de lo que hacemos. Por tanto, estimamos que nada es más fácil para quien guste o no guste que dejar de leernos o seguir haciéndolo.
Quinto, que sentimos tal respeto por las libertades de nuestra patria y por la de nuestros lectores, que por eso reivindicamos la nuestra para poder servir mejor a la libertad de ellos.
Sexto, que nuestra idea de independencia nos mueve a usarla en plenitud sea o no del agrado de los políticos o de sus seguidores. Por eso reclamamos como irrenunciable el derecho a la crítica –que siempre será constructiva, salvo desde la óptica de quien no gusta de ella- ante todo aquello que nos parece desacertado o desatinado.
Por todo lo anterior, nos ha parecido oportuno salir al paso de quien ahora se deshace en elogios –porque entiende que servimos a su interés personal- cuando antes se permitía todo lo contrario, por consideraciones diametralmente opuestas. Al menos por el camino ha aprendido a encabezar una carta con un Sr. Director. No es poco para los tiempos que corren.
Firmado: El Director de El Correo de Escalona