sábado, 31 de octubre de 2009

La Jaula del Grillo

Prefiero Pepito a Don José
Por Pepito-grillo.
Parece que andan haciendo cábalas algunos sobre quién será el pobre grillo porque no les gusta el ruidito que hace frotando sus alas o élitros. Pues van a tener que seguir haciéndolas porque hay muchos a los que les gusta el misterio y prefiero darles gusto a ellos. Y además porque el ruido lo hago con respeto y libertad. ¡Sólo faltaba que no podamos discrepar!
Los hay tan espabilaos que ya han elegido el camino fácil en su busca de la identidad del pobre Pepito en el equipo de este digital. ¡Qué torpes son los pobrecillos! Van a lo fácil, a lo que tienen delante de las narices, y así demuestran su banalidad. No admiten que a alguno le guste utilizar esta tribuna para hacer escuchar su opinión y que lo haga porque sí. Y además con un apodo simpático.
Hay incluso alguno, con pinta de concejal, haciendo las conjeturas en la plataforma que mejor se adapta a su carácter, que es el Foro. Tiene tal afición el pobrecillo que se le han olvidado ya los sabios consejos de su antiguo jefe de filas, al que no consiguen emular por más que lo intentan (¡Vuelve GD que te hemos perdonado!). Y además de esa querencia tiene mal gusto para los apodos (Mascachapas, Caganidos...) Cualquier día de estos le vemos como Rompeculos o Poyaboba. Lo que no firmará nunca es con el apodo por el que le conocen todos.
Ha tenido tan poco gusto el susodicho que ha jugado con el apellido de un buen vecino para agraviarle y poner en duda su intención. Y resulta que ese vecino es más de izquierdas que él y nieto del último alcalde republicano y socialista del pueblo (¡Socialista y no socio listo!)
¡Vale! Para que no se torturen mucho ahí va una pista: (y pese a ello no van a ser capaces de deducir quién es en realidad el grillito): el bichito se llama José.
Así que ya pueden ir descartando a los Pedros, Antonios, Fernandos y a todos los que estaban señalando hasta ahora como autores de esta columna. Debían haber pensado que Pepito es el diminutivo de José, pero siempre eligen el camino más difícil. ¡Qué ganas de complicarse la vida! El resto forma parte del misterio y así va a seguir siendo por ahora.
Si recuerdan su infancia y no han perdido la memoria, como la virginidad, recordarán que Pepito Grillo era una especie de conciencia de Pinocho, aquel chavalote de madera con sombrerito y cara de bocalicón al que le crecían las narices cuando decía mentiras. Y eso es lo que quiere hacer Pepito con los que cuentan mentiras. Porque aunque ellos no lo notan, enseguida les crece la napia.
Por cierto, a Pepito-grillo no le gusta que le llamen Don José. Así que apead el tratamiento.
Y descuidad que desde su jaula va a seguir haciendo ruido mientras Dios le de inspiración. Pero sin faltar al respeto a nadie, al contrario de lo que hacen algunos. A ver si al menos despierta el sentido del humor. ¡Hasta pronto!