domingo, 25 de octubre de 2009

La Jaula del Grillo

Más papeleras y menos suciedad

Por Pepito-grillo
Hay días que pasear por las calles de Escalona equivale a presenciar un espectáculo poco edificante. Sobre todo, como es de imaginar, en los fines de semana y fiestas de guardar. Pero eso no supone que el resto de los días de diario los cochinos dejen de sembrar de guarrería nuestras vías públicas. O lo que es igualmente malo, que arrojen a la carretera todo género de detritus u objetos peligrosos para el conductor sin respeto a la salubridad y seguridad públicas.
Últimamente, algunos de esos graciosos han llegado a arrojar un contenedor de basuras poniendo en riesgo la integridad de algún escalonero que circulaba por esa vía. Este tiempo atrás a otro paciente ciudadano le arrojaron desde el mismo sitio un pedazo de viga de madera y a un tercero una bicicleta rota. No han faltado quienes estuvieran a punto de ser alcanzados por un adoquín. Si un día pasa algo, que no digan que no estaban avisados.
Al parecer en el último pleno de la Corporación Municipal la oposición reclamó un mayor compromiso del Municipio con la limpieza y hasta se atrevió a pedir -¡algunos pensarán que no dejaba de ser una osadía!- que se instale un número mayor de papeleras un poco por todas partes.
Según parece igualmente, la respuesta de nuestros preclaros gobernantes fue reconocer la necesidad, pero alegar que no hay pasta para las papeleras, ni subvenciones de Toledo para ese tipo de lujos. Y sólo nos cabe la perplejidad a los simples humanos ante esa contestación.
¿Si no hay dinero para papeleras, para que leches lo hay? ¿Si no hay subvenciones, no cabe solicitarlas? Y por otra parte, ¿es qué Escalona tiene que vivir y resolver sus problemas gracias a la caridad de las autoridades provinciales o regionales? ¿Acaso carece una Villa que presume de unos hermosos miradores y un paseo fluvial asfaltado de fondos para sufragar unas humildes papeleras en sus calles?
¿Pero de qué diablos va todo esto señores? ¿A dónde van a parar los dineros que abonan al Ayuntamiento quienes pagan impuestos en Escalona? ¿Y sobre todo, qué reciben a cambio?
Hay algo que no le cuadra al humilde ciudadano. Resulta que algunas calles carecen de alumbrado o asfaltado en condiciones, pero resulta también que se van a gastar una pasta (hablan de cerca de dos millones de euros) en una nueva Casa de la Cultura. ¿Es que la que había no servía? Porque lo que si que es cierto es que lo que no le vale al escalonero medio es el estado de muchas de las vías públicas por las que pisa.
Antiguamente, la socialdemocracia se distinguía de sus rivales políticos en que desde el poder se ocupaba prioritariamente de las carencias de los ciudadanos. Los servicios que facilitaban los partidos socialdemócratas desde el poder eran considerablemente mejores que los de la derecha. Ahora eso ya no parece ser tal. Unos y otros incurren en carencias y olvidos y desde luego no parecen gobernar pensando en la mayoría, sino en la minoría compuesta por amigos y familiares, cuando no en ellos mismos.
De poco vale imprimir rimbombantes folletos turísticos, si el visitante descubre al llegar que la carretera está hecha un asco y las calles regadas de porquería. Hacen más por atraer al viajero quienes cuelgan unas macetas con flores de sus balcones, que un Ayuntamiento que no se encarga de que las calles estén bien asfaltadas y limpias. Eso es así, guste o no guste.
Además, la limpieza tiene dos caras. Una de ellas es la que debería obligar a los responsables a que papeles, botellas y todo tipo de objetos “olvidados” sobre el suelo de las vía pública sean retirados a la mayor brevedad y sea el día que sea. La otra exige una labor coordinada de autoridades y familias: consiste en educar a quienes ensucian a depositar la basura en los lugares dispuestos para ello. Pero claro, sin dejarles la excusa de que la colilla o el envoltorio van a parar el suelo porque no hay papeleras.
No estaría mal, por último, algún cursillo educativo en los centros de enseñanza para impartir reglas de urbanidad a las generaciones más nuevas. Porque todos los dedos les señalan como responsables de un alto porcentaje de la cochambre que se abandona por las calles y plazas.
Al fin y al cabo, como dice el refrán, obras son amores y no buenas razones. ¡Por algo será!