lunes, 26 de octubre de 2009

Opinión

Malas compañías
Por Diego Armario
Nunca se sabe a ciencia cierta quiénes son las buenas o las malas compañías, o si no que se lo digan a ese cura al que un feligrés le preguntó que si él apartaba a las mujeres de la mala vida y cuando el sacerdote le confirmó que así era, le dijo “Pues apártame dos para este sábado”.
Lo que para el hombre de Dios eran malas compañías para el paisano eran las mejores.
En política ocurre lo mismo y a veces no sabe uno con quien se está haciendo una foto y cuando pasa el tiempo y se descubre que tu acompañante es un chorizo te ves salpicado por su mala fama sin posibilidad de que entonces digas que no tienes nada que ver con el que te está echando la mano por encima del hombro.
En la historias de las buenas o malas compañías están Sarasola y González, Villalonga y Aznar, por citar solo dos que fueron buenas para unos y malas para los otros. Por eso de lo que se trata es de elegir bien con quien se junta uno y no dejarse embaucar por quienes no te van a aportar nada bueno.
Leo estos días en la prensa regional que el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, declara que Ricardo Costa fue una víctima necesaria en el escándalo valenciano del caso Gürtell porque “en todas las crisis políticas siempre hay alguien que tiene que pagar”.
Este es el mismo Fabra que unos días antes defendía a Ricardo Costa y juraba que creía ciegamente en su honorabilidad y su inocencia y hasta es posible que sea así, pero hay algunos padrinos de los que hay que estar bien lejos hasta en los buenos momentos porque que te saquen en una foto con Carlos Fabra defendiéndote no favorece nada.
Lo curioso de esta historia es que hay algunos que son incombustibles y consiguen que se quemen los que están a su alrededor sin que ellos ni siquiera acaben chamuscados.
La verdad es que a estas alturas de la película entre el pijo de Costa y el siniestro de Fabra no me gustaría hacerme una foto con ninguno de los dos pero si no hubiera más remedio elegiría al “borjamari”.
(Diego Armario es escritor, periodista y ex director de RNE)