El Banco de España se atreve a pedir que bajen las pensiones
Por Lorenzo Jiménez
Madrid.- El Banco de España no deja de darnos sustos a medida que escala la gravedad de esas crisis que nadie parecía querer ver venir. El último susto de la entidad de la que es gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (o MAFO para los entendidos) es un documento titulado La reforma del sistema de pensiones de España, que propone ajustar éstas a la evolución de los precios de forma “estricta”.
Ello implicaría, y ahí es donde radica el susto auténtico descontar de esas pensiones el porcentaje correspondiente si el IPC acaba por debajo de lo previsto.
No dice nada el documento de marras sobre la hipótesis de que MAFO y sus ayudantes se bajen radicalmente los jugosos sueldos que les pagan esas decenas de miles de humildes pensionistas incluso cuando las cosas van mal. Esa sí que sería una política social y eficaz.
Pero de eso no quieren ni oír hablar estos señores.
Quieren justificar sus propuestas los de MAFO en el hecho de que hay más ciudadanos con más esperanza de vida y con más derechos acumulados y ello, a su juicio, obliga a hilar muy fino para mantener en pie, sin sobresaltos, el sistema público de pensiones.
Naturalmente, eso no es más que la opinión del Banco de España, pero han tenido la osadía, por no decir algo más grueso, de enviar su papelote a la Comisión del Pacto de Toledo en el Congreso.
De hecho sabemos hoy que ese documento fue la base de la polémica intervención del gobernador la pasada semana que tanto revuelo a levantado y que le ha enfrentado con el presidente Rodríguez Zapatero y su equipo económico.
Fuentes del banco emisor insisten en que se trata de un documento de carácter técnico, elaborado por el Servicio de Estudios y realizado a petición de la Comisión parlamentaria (que también debiera dar ejemplo reduciendo los honorarios de sus componentes).
El informe se basa en una idea central: para mantener el sistema de pensiones vigente en España, basado en el reparto y la solidaridad inter generacional, hay que emprender reformas urgentes, a la vista de las previsiones europeas sobre aumento de la población, envejecimiento de la misma y caída de la natalidad.
Pero claro, esas previsiones hablan de 2060 –cuando todos estaremos ya calvos, incluido MAFO- y entre tanto hay millones de personas que tienen que sobrevivir en una situación de catástrofe financiera provocada, entre otros motivos, por la voracidad y codicia de señores como los que rigen el banco emisor.
El panorama que pintan es muy oscuro. Para todos menos para sus propios bolsillos. Estará marcado ese porvenir, dicen, por el aumento del gasto y por el déficit en el sistema contributivo. Y en consecuencia proponen retrasar la edad de jubilación, revalorizar estrictamente con arreglo al IPC, ligar la esperanza de vida a la pensión, suprimir los topes de cotización e incrementar las dotaciones del Fondo de Reserva.
Por fortuna, hasta
el momento nadie en el Gobierno parece secundar tamaña iniquidad. En el fondo, lo que se pretende es que, una vez más y por todos los medios posibles, paguen los efectos de la crisis los de siempre. No nos olvidemos de que MAFO y sus adláteres pertenecen a ese selecto club de los que manejan el cotarro de nuestras finanzas.
No son otra cosa que privilegiados funcionarios que nunca ven sus salarios mermar y que, cualquiera que sea la situación y sea quien sea el que gobierne, salen a flote con su suculenta sabiduría.
Quizás entre las medidas que ellos no incluyen en su informe debiera colocarse por parte de quien proceda la de mandarles a su casa, aplicarles las recetas que ellos recomiendan para el resto y condenarles a pasar una temporadita viviendo con cuantías de pensiones como las que ellos pretenden reducir.
Por Lorenzo Jiménez
Madrid.- El Banco de España no deja de darnos sustos a medida que escala la gravedad de esas crisis que nadie parecía querer ver venir. El último susto de la entidad de la que es gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (o MAFO para los entendidos) es un documento titulado La reforma del sistema de pensiones de España, que propone ajustar éstas a la evolución de los precios de forma “estricta”.
Ello implicaría, y ahí es donde radica el susto auténtico descontar de esas pensiones el porcentaje correspondiente si el IPC acaba por debajo de lo previsto.
No dice nada el documento de marras sobre la hipótesis de que MAFO y sus ayudantes se bajen radicalmente los jugosos sueldos que les pagan esas decenas de miles de humildes pensionistas incluso cuando las cosas van mal. Esa sí que sería una política social y eficaz.

Quieren justificar sus propuestas los de MAFO en el hecho de que hay más ciudadanos con más esperanza de vida y con más derechos acumulados y ello, a su juicio, obliga a hilar muy fino para mantener en pie, sin sobresaltos, el sistema público de pensiones.
Naturalmente, eso no es más que la opinión del Banco de España, pero han tenido la osadía, por no decir algo más grueso, de enviar su papelote a la Comisión del Pacto de Toledo en el Congreso.
De hecho sabemos hoy que ese documento fue la base de la polémica intervención del gobernador la pasada semana que tanto revuelo a levantado y que le ha enfrentado con el presidente Rodríguez Zapatero y su equipo económico.
Fuentes del banco emisor insisten en que se trata de un documento de carácter técnico, elaborado por el Servicio de Estudios y realizado a petición de la Comisión parlamentaria (que también debiera dar ejemplo reduciendo los honorarios de sus componentes).
El informe se basa en una idea central: para mantener el sistema de pensiones vigente en España, basado en el reparto y la solidaridad inter generacional, hay que emprender reformas urgentes, a la vista de las previsiones europeas sobre aumento de la población, envejecimiento de la misma y caída de la natalidad.
Pero claro, esas previsiones hablan de 2060 –cuando todos estaremos ya calvos, incluido MAFO- y entre tanto hay millones de personas que tienen que sobrevivir en una situación de catástrofe financiera provocada, entre otros motivos, por la voracidad y codicia de señores como los que rigen el banco emisor.
El panorama que pintan es muy oscuro. Para todos menos para sus propios bolsillos. Estará marcado ese porvenir, dicen, por el aumento del gasto y por el déficit en el sistema contributivo. Y en consecuencia proponen retrasar la edad de jubilación, revalorizar estrictamente con arreglo al IPC, ligar la esperanza de vida a la pensión, suprimir los topes de cotización e incrementar las dotaciones del Fondo de Reserva.
Por fortuna, hasta

No son otra cosa que privilegiados funcionarios que nunca ven sus salarios mermar y que, cualquiera que sea la situación y sea quien sea el que gobierne, salen a flote con su suculenta sabiduría.
Quizás entre las medidas que ellos no incluyen en su informe debiera colocarse por parte de quien proceda la de mandarles a su casa, aplicarles las recetas que ellos recomiendan para el resto y condenarles a pasar una temporadita viviendo con cuantías de pensiones como las que ellos pretenden reducir.