lunes, 21 de diciembre de 2009

La jerga de los comentaristas
Por Amando de Miguel
Llamo comentaristas a los que damos nuestra opinión en los medios. También tenemos nuestra jerga, con las modas o muletillas correspondientes. Ya me he referido a lo de "transversal", que tanto nos gusta, lo que no es ni vertical ni horizontal. El otro día coincidí en una tertulia televisiva con un político del partido de Rosa. Dijo de un tirón: "transversabilidad". Lo que es más común, llamó "insurgentes" a los terroristas. Se refería a los de Al Qaeda (que no sé por qué no los llamamos "Alcalde", esto es, "juez").
La moda de los comentaristas se obtiene por simple imitación de alguien que emitió esa palabra por primera vez y quedó bien. La jerga consiste en repetirla a troche y moche. La fase final es que la repitan los políticos. He aquí, por ejemplo, algunas de las palabras y expresiones que ahora repiten con deleite los comentaristas y que les dan un sentido que no es el establecido o habitual:
obsceno, no en el sentido de "impúdico" sino más bien como "disparatado o confuso".
contundente, no en el sentido de "que produce una gran impresión" sino más bien, determinado, oportuno.
realpolitik, con minúscula, no en el sentido de la Realpolitik alemana, esto es, el talante sin principios. Ese real significa más bien "las cosas", no "la realidad". Pero ahora se dice realpolitik en español para indicar un espíritu realista, pegado a la realidad. No está mal el terminacho; lo peor es su reiteración; venga o no a cuento.
A veces, la jerga del politiqués, asimilada por los comentaristas, consiste en edulcorar los términos literales en aras de la alianza de civilizaciones o de la corrección política. Por ejemplo, en lugar de "ablación del clítoris" dicen "mutilación del aparato genital", cuando el clítoris no interviene en la reproducción. En una línea parecida está lo de los "anticonceptivos de última generación" que tendría que ser más bien los que no ayudan a la reproducción o la generación. De modo más sencillo serían las "píldoras abortivas". Por lo mismo, un aborto no tendría que ser una "interrupción" sino una "terminación" de un embarazo; puede ser provocado o no
.

(Amando de Miguel es sociólogo y catedrático emérito de Sociología)