Las migas navideñas no son del gusto de todos en Toledo
Toledo.- Desde hace algunos años en Toledo se acostumbra celebrar la mañana de la Nochebuena y la Nochevieja compartiendo aperitivos de las tradicionales migas, acompañadas de cerveza o vinos, en la mayor parte de los establecimientos de bebidas de la capital provincial. Pero ahora parece que la costumbre está a punto de convertirse en la de las migas de la discordia.
El Ayuntamiento toledano y la Asociación de Vecinos de Santa Teresa no consiguen ponerse de acuerdo en torno a esta celebración, que para los residentes del barrio no trae nada más que inconvenientes.
Para bares y cafeterías, en cambio, es un elemento más para dinamizar sus negocios, porque no sólo congregan a los habitantes de la capital, sino que también atraen a gente de toda la provincia y hasta de otros lugares de España. Los aficionados al aperitivo de migas se concentraron en el Casco histórico, Santa Bárbara y Santa María de Benquerencia aunque Santa Teresa fue el barrio con mayores aglomeraciones.
El mal tiempo restó afluencia a esta particular fiesta en la que los asistentes pueden degustar este plato típico manchego en las barras que los hosteleros sacan a la calle para la ocasión. Eso sí, quien desafió al clima, no olvidó ni el gorro ni los guantes ni tampoco el paraguas. La mayor asistencia se registró a las horas del mediodía y ya durante la tarde.
Entre quienes el jueves tomaron parte de este evento estuvieron el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, así como varios concejales de la Corporación municipal como Rafael Perezagua, Ángel Felpeto, Milagros Tolón y Aurelio San Emeterio. Y entre villancicos, zambombas, espuma y la alegría propia de estas fechas transcurrió un día, que otra vez, los vecinos de Santa Teresa deseaban que pasara lo antes posible.
Esos vecinos dicen que ven como año tras año sus reivindicaciones caen en saco roto y son conscientes de que el Ayuntamiento no desea trasladar la fiesta de lugar. El presidente de los vecinos, J. A. Carrión,se quejaba de «un barrio colapsado por los atascos de vehículos» sobre todo, en las calles de Méjico y Colombia.
Carrio se queja de que «nos altera la vida normal y no podemos hacer nada porque el alcalde ha dicho que lo va a seguir permitiendo». La tranquilidad que tanto dicen desear los vecinos, sólo durará una semana ya que las migas y lo que esta fiesta conlleva vuelven el último día del año a las calles toledanas.
El Ayuntamiento toledano y la Asociación de Vecinos de Santa Teresa no consiguen ponerse de acuerdo en torno a esta celebración, que para los residentes del barrio no trae nada más que inconvenientes.
Para bares y cafeterías, en cambio, es un elemento más para dinamizar sus negocios, porque no sólo congregan a los habitantes de la capital, sino que también atraen a gente de toda la provincia y hasta de otros lugares de España. Los aficionados al aperitivo de migas se concentraron en el Casco histórico, Santa Bárbara y Santa María de Benquerencia aunque Santa Teresa fue el barrio con mayores aglomeraciones.
El mal tiempo restó afluencia a esta particular fiesta en la que los asistentes pueden degustar este plato típico manchego en las barras que los hosteleros sacan a la calle para la ocasión. Eso sí, quien desafió al clima, no olvidó ni el gorro ni los guantes ni tampoco el paraguas. La mayor asistencia se registró a las horas del mediodía y ya durante la tarde.
Entre quienes el jueves tomaron parte de este evento estuvieron el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, así como varios concejales de la Corporación municipal como Rafael Perezagua, Ángel Felpeto, Milagros Tolón y Aurelio San Emeterio. Y entre villancicos, zambombas, espuma y la alegría propia de estas fechas transcurrió un día, que otra vez, los vecinos de Santa Teresa deseaban que pasara lo antes posible.
Esos vecinos dicen que ven como año tras año sus reivindicaciones caen en saco roto y son conscientes de que el Ayuntamiento no desea trasladar la fiesta de lugar. El presidente de los vecinos, J. A. Carrión,se quejaba de «un barrio colapsado por los atascos de vehículos» sobre todo, en las calles de Méjico y Colombia.
Carrio se queja de que «nos altera la vida normal y no podemos hacer nada porque el alcalde ha dicho que lo va a seguir permitiendo». La tranquilidad que tanto dicen desear los vecinos, sólo durará una semana ya que las migas y lo que esta fiesta conlleva vuelven el último día del año a las calles toledanas.