«No es "temple" todo lo que reluce»
Toledo.- Se ha escrito mucho sobre los templarios, ¿faltaba un estudio riguroso en Toledo? La historia de Toledo en relación al Temple se resume en lo que sigue: los documentos brillan por su ausencia. Así como en Aragón, Navarra o Valencia uno puede seguir más o menos el día a día de las principales encomiendas templarias, en Castilla en general, y Toledo no es una excepción, la documentación prácticamente no existe.
Mucha se perdió, otra se quemó cuando los templarios desaparecieron y se entregaron a otras órdenes. Es la causa fundamental de que no existiera ningún libro que abordara la historia del Temple en la ciudad y la provincia de Toledo.
Lo que había eran pequeños retazos en multitud de libros de templarios donde se comentaba el enclave de San Martín de Montalbán o las casas de Villalba y Cebolla. Había que darle una vuelta, comprobar qué enclaves eran seguros de filiación templaria, cuales con muchas posibilidades, cuales había que descartar y cuales merecería la pena seguir indagando.
-¿Qué ha confirmado en este maremágnum de datos?
--Empecé recopilando documentos que son claves para reconstruir la historia del Temple en Toledo. Estuve en el Archivo Histórico Nacional, en la sección de órdenes militares. Uno de los documentos es el inventario que manda hacer el Papa de los bienes de los templarios para ser exonerados cuando son obligados a disolverse en el Concilio de Vienne, y otro es que les mandan ir a pechar (pagar) a Medina del Campo y se van citando todos los lugares. San Martín de Montalbán, Yuncos, las casas de Villalba y Cebolla (fortaleza de Bolobras) y Carpio de Tajo son lugares seguros de presencia templaria. Hay otros enclaves que no aparecen en documentos como tales pero si los mencionan fuentes indirectas, y siempre digo que tienen el 99 por ciento de posibilidades. Son Hontanar y Navahermosa, Castillo de Bayuela y Novés.
-Y en la ciudad de Toledo, ¿qué pruebas hay de la presencia de templarios?
--Es curioso porque no hay constancia de que a los templarios de Toledo se les mandase ir a pechar. Sin embargo existe un documento en la catedral, de 1308, por el que el rey Alfonso VIII les cede el castillo de San Servando a dos órdenes del Temple en Toledo. Y en la iglesia de San Miguel hay un escudo templario, aunque no existe documento que diga que fue suya. He descubierto que existían muchos sitios en los que la presencia de los templarios era falsa. Para desilusión de muchos, no es «templario» todo lo que reluce.
-¿Alguna otra huella en la ciudad?
--Sí, hay una historia muy curiosa de la Virgen del Tiro. Está en el ábside de la catedral, una virgen negra, románica del siglo XIII y creo que es la imagen desaparecida de una virgen que tenían los templarios en la iglesia de San Miguel. Se dio por desaparecida y después de indagar todas las fuentes posibles y en el archivo capitular, no ha aparecido información alguna sobre ella. Cuando en 1316 confiscan sus bienes a los templarios, debió ser cuando esa virgen llegó a la catedral. El momento en el que se colocó en la hornacina ya es otro cantar y habría que revisar, año por año, las actas capitulares.
-¿Hay una ruta para seguir el rastro de los templarios en Toledo?
--No son muchas las pistas del Temple en la ciudad, pero hay cosas interesantes que se pueden contar. En la ruta que muestro, suelo empezar en la catedral. Al lado de la Puerta Llana hay unas marcas de cantería que son de filiación templaria. En 160 años florecieron en Europa más de 175 catedrales siguiendo los modelos góticos y pagadas a toca teja por los frailes del Temple, y entre éstas algunas españolas. Investigadores como Juan García Atienza y Rafael Alarcón Herrera, mantienen que fueron los templarios quienes financiaron la catedral de Toledo. La historia oficial dice que es de Fernando III El Santo y el arzobispo Jiménez Losada, pero se sabe seguro que los que tenían dinero en ese momento era el gremio de hortelanos, y dieron mucho dinero para la catedral de Toledo. Seguimos la ruta un poco más abajo con la Virgen del Tiro, y luego hay una serie de calles que van desde el Locum a San Miguel que también tienen reminiscencias templarias en sus nombres: Plaza de la Cabeza o Callejón del Toro (deriva de la tau de oro) y la Casa del Temple, en la Plaza del Seco, que todos los historiadores aseguran que perteneció a la orden de los caballeros del Temple. Continuamos en la iglesia de San Miguel, donde hay una piedra armera, con un escudo cortado. Todos los historiadores coinciden en que los templarios nombraban cerca de sus pertenencias una calle con algo relativo a la espina y curiosamente cerca de la iglesia está la Cuesta del Can, antes denominada del Espinar. En fin, tenemos otros dos o tres callejones que han dejado la clave para que en 2009 se reconozca todavía que aquello fue zona templaria. Y podría terminar en San Servando.
-Existe una leyenda que relaciona al Temple toledano con el Santo Grial, ¿qué hay de cierto en esta curiosa narración?
--No sólo es una leyenda. Hubo un monje templario alemán, Wólfram von Eschebach, que escribió uno de los grandes relatos del Grial: «Parzival». El relato comienza en Toledo, ciudad que nombra en 14 ó 16 ocasiones. Un pagano cuenta que ha encontrado en la ciudad de Toledo que los templarios del castillo son los que tienen el Santo Cáliz y a partir de ahí se relatan toda una serie de historias y Toledo como tal aparece sin nombre enmascarado.
-Hay muchas lagunas y pocos documentos del paso de los templarios por Toledo ¿Por qué ahora este libro?
--Me lo había pedido mucha gente y el tema de los templarios siempre me atrajo, soy un ávido lector de los libros del Temple desde hace 15 años. También me invitó a escribirlo el editor, Andrés López-Covarrubias. Y llevaba un tiempo preparando un libro, que saldrá en primavera, con Javier Mateo Álvarez de Toledo, «La guía mágica de Toledo y su provincia», que también he usado.
Mucha se perdió, otra se quemó cuando los templarios desaparecieron y se entregaron a otras órdenes. Es la causa fundamental de que no existiera ningún libro que abordara la historia del Temple en la ciudad y la provincia de Toledo.
Lo que había eran pequeños retazos en multitud de libros de templarios donde se comentaba el enclave de San Martín de Montalbán o las casas de Villalba y Cebolla. Había que darle una vuelta, comprobar qué enclaves eran seguros de filiación templaria, cuales con muchas posibilidades, cuales había que descartar y cuales merecería la pena seguir indagando.
-¿Qué ha confirmado en este maremágnum de datos?
--Empecé recopilando documentos que son claves para reconstruir la historia del Temple en Toledo. Estuve en el Archivo Histórico Nacional, en la sección de órdenes militares. Uno de los documentos es el inventario que manda hacer el Papa de los bienes de los templarios para ser exonerados cuando son obligados a disolverse en el Concilio de Vienne, y otro es que les mandan ir a pechar (pagar) a Medina del Campo y se van citando todos los lugares. San Martín de Montalbán, Yuncos, las casas de Villalba y Cebolla (fortaleza de Bolobras) y Carpio de Tajo son lugares seguros de presencia templaria. Hay otros enclaves que no aparecen en documentos como tales pero si los mencionan fuentes indirectas, y siempre digo que tienen el 99 por ciento de posibilidades. Son Hontanar y Navahermosa, Castillo de Bayuela y Novés.
-Y en la ciudad de Toledo, ¿qué pruebas hay de la presencia de templarios?
--Es curioso porque no hay constancia de que a los templarios de Toledo se les mandase ir a pechar. Sin embargo existe un documento en la catedral, de 1308, por el que el rey Alfonso VIII les cede el castillo de San Servando a dos órdenes del Temple en Toledo. Y en la iglesia de San Miguel hay un escudo templario, aunque no existe documento que diga que fue suya. He descubierto que existían muchos sitios en los que la presencia de los templarios era falsa. Para desilusión de muchos, no es «templario» todo lo que reluce.
-¿Alguna otra huella en la ciudad?
--Sí, hay una historia muy curiosa de la Virgen del Tiro. Está en el ábside de la catedral, una virgen negra, románica del siglo XIII y creo que es la imagen desaparecida de una virgen que tenían los templarios en la iglesia de San Miguel. Se dio por desaparecida y después de indagar todas las fuentes posibles y en el archivo capitular, no ha aparecido información alguna sobre ella. Cuando en 1316 confiscan sus bienes a los templarios, debió ser cuando esa virgen llegó a la catedral. El momento en el que se colocó en la hornacina ya es otro cantar y habría que revisar, año por año, las actas capitulares.
-¿Hay una ruta para seguir el rastro de los templarios en Toledo?
--No son muchas las pistas del Temple en la ciudad, pero hay cosas interesantes que se pueden contar. En la ruta que muestro, suelo empezar en la catedral. Al lado de la Puerta Llana hay unas marcas de cantería que son de filiación templaria. En 160 años florecieron en Europa más de 175 catedrales siguiendo los modelos góticos y pagadas a toca teja por los frailes del Temple, y entre éstas algunas españolas. Investigadores como Juan García Atienza y Rafael Alarcón Herrera, mantienen que fueron los templarios quienes financiaron la catedral de Toledo. La historia oficial dice que es de Fernando III El Santo y el arzobispo Jiménez Losada, pero se sabe seguro que los que tenían dinero en ese momento era el gremio de hortelanos, y dieron mucho dinero para la catedral de Toledo. Seguimos la ruta un poco más abajo con la Virgen del Tiro, y luego hay una serie de calles que van desde el Locum a San Miguel que también tienen reminiscencias templarias en sus nombres: Plaza de la Cabeza o Callejón del Toro (deriva de la tau de oro) y la Casa del Temple, en la Plaza del Seco, que todos los historiadores aseguran que perteneció a la orden de los caballeros del Temple. Continuamos en la iglesia de San Miguel, donde hay una piedra armera, con un escudo cortado. Todos los historiadores coinciden en que los templarios nombraban cerca de sus pertenencias una calle con algo relativo a la espina y curiosamente cerca de la iglesia está la Cuesta del Can, antes denominada del Espinar. En fin, tenemos otros dos o tres callejones que han dejado la clave para que en 2009 se reconozca todavía que aquello fue zona templaria. Y podría terminar en San Servando.
-Existe una leyenda que relaciona al Temple toledano con el Santo Grial, ¿qué hay de cierto en esta curiosa narración?
--No sólo es una leyenda. Hubo un monje templario alemán, Wólfram von Eschebach, que escribió uno de los grandes relatos del Grial: «Parzival». El relato comienza en Toledo, ciudad que nombra en 14 ó 16 ocasiones. Un pagano cuenta que ha encontrado en la ciudad de Toledo que los templarios del castillo son los que tienen el Santo Cáliz y a partir de ahí se relatan toda una serie de historias y Toledo como tal aparece sin nombre enmascarado.
-Hay muchas lagunas y pocos documentos del paso de los templarios por Toledo ¿Por qué ahora este libro?
--Me lo había pedido mucha gente y el tema de los templarios siempre me atrajo, soy un ávido lector de los libros del Temple desde hace 15 años. También me invitó a escribirlo el editor, Andrés López-Covarrubias. Y llevaba un tiempo preparando un libro, que saldrá en primavera, con Javier Mateo Álvarez de Toledo, «La guía mágica de Toledo y su provincia», que también he usado.