martes, 1 de septiembre de 2009

Terrosimo

La etarra Aranalde huye de la justicia que la dejó en libertad por un error
Madrid.- Se veía venir. Es una muestra más de la poca seriedad de ciertas actuaciones en materia tan delicada como es el terrorismo asesino. La etarra Maite Aranalde, que por una equivocación judicial quedó libre el pasado viernes, está ya en paradero desconocido y se sospecha que haya huido.
Las fuerzas policiales no la localizan y el juez Baltasar Garzón ha dictado una orden de busca y captura. El magistrado admitió ayer el recurso de la Fiscalía y emitió un auto de prisión incondicional para la terrorista que revocaba la libertad bajo fianza. Desde ese momento los agentes tratan de encontrarla sin éxito y la pregunta que se hacen los ciudadanos es por qué no estaba estrechamente vigilada.
Garzón ha ordenado el ingreso en prisión de Aranalde por un delito de "estragos terroristas", por su supuesta participación en una cadena de atentados contra gasolineras en Madrid en el Puente de la Constitución en 2004.
Francia la extraditó la semana para juzgarla por tenencia de explosivos. El juez Eloy Velasco la envió a prisión eludible bajo fianza de 12.000 euros y, tras hacer efectivo el pago, le retiró el pasaporte y le fijó comparecencias semanales. La decisión de dejar en libertad a la terrorista se produjo después de que su compañero de comando quedara absuelto.
El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno envió de nuevo a Francia la Orden Europea de Detención y Entrega puesto que el Tribunal de Apelación de París había extraviado la documentación de la primera orden que libró la Audiencia Nacional.
Tras salir de prisión, Aranalde se desplazó a Ibarra (Guipúzcoa), donde fue recibida por algunos familiares y vecinos de la localidad. Pese a que el acto de homenaje había sido prohibido, decenas de personas se concentraron a su llegada, lo que provocó la actuación de la Ertzaintza.
Es un nuevo fracaso de coordinación que empaña otros éxitos policiales. Por ejemplo las últimas operaciones que han permitido confiscar buena parte de los arsenales de explosivos de los asesinos en Francia.
Antonio Camacho, secretario de Estado de Seguridad cree que esas acciones “han asestado un fuerte golpe contra la estructura de la organización. Nos hemos incautado de un dispositivo importante destinado a cometer nuevos atentados", pero ha reconocido que no impide que la banda siga enloquecida y actúe.