sábado, 11 de junio de 2011

Análisis de Política Regional


Barreda, un líder amortizado, tendrá sucesor el año que viene

Por E. Vázquez
Toledo.- Que José María Barreda es un líder amortizado, es algo visible para quien conozca los entresijos del Partido Socialista en la región. Que han comenzado los movimientos para posicionarse en lugares privilegiados para la sucesión, aún más. El relevo en el liderazgo del PSOE de Castilla-La Mancha llegará en 2012.
Según los estatutos partidistas, Barreda no podrá optar de nuevo a la secretaría general que ocupa desde 1997. En ese texto se lee: «Ningún cargo orgánico ejecutivo podrá ser ocupado por la misma persona durante más de tres mandatos consecutivos».
Barreda cumplirá el año que viene su tercer mandato de 4 años al frente del PSOE regional, en el que sustituyó a Juan Pedro Hernández Moltó. Algunos sostienen ahora que esa norma no debería ser retroactiva para quienes ostentaran cargos antes 2008, pero la opinión general es la contraria.
El propio Barreda parece compartir esta última, a tenor de lo que dijo el pasado miércoles en una entrevista, cuando sugirió que estará al «frente del barco» hasta el próximo congreso, dando así por hecho que en esa fecha abandonará sus responsabilidades orgánicas en el PSOE.
Aunque en teoría se debería aguardar a entonces, lo cierto es que algunos ya se colocan en la carrera sucesoria, o empiezan a tomar posiciones en apoyo de quienes reúnen -o creen reunir- condiciones de disputarla, sobre todo en este segundo caso. Hay algunos alcaldes moviéndose entre bambalinas y también otras figuras regionales. Lo malo, comentaba con sorna un político socialista, es que hacen demasiado ruido y no son discetos.
No está claro si unos u otros son conscientes de lo que el PSOE, que ha quedado seriamente dañado en las últimas elecciones locales, tiene que hacer para conectar nuevamente con la sociedad. Más bien parece que buscan un lugar al sol y ver cómo conservan mejor sus poltronas y sus emolumentos.
El tiempo de las dádivas a costa del bolsillo del contribuyente, de los amiguetes colocados y de los favores por vender parece estar seriamente amenazado para el PSOE regional durante una buena temporada. Vienen tiempos difíciles, como reconocen en privado y en público algunos políticos solventes. Por ejemplo el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, que no ha mostrado inclinación a postularse para el relevo.
Porque sucede que en el panorama socialista regional no se vislumbra –no quiere decirse que no exista- un político con tirón para invertir la dinámica de fatiga o hartazgo que ha demostrado la última elección. En palabras de un analista de la capital regional, hay demasiado segundón y pocos primeros espadas. Esa es, añade, la consecuencia de los liderazgos demasiado personalistas, como han sido el de Bono, primero, y el de Barreda después, a pesar de sus modales afables.
A Barreda, si no cambian mucho las cosas, le aguarda un cómodo y discreto porvenir. Ser oposición a Cospedal hasta que toque, y ser elevado a un puesto como senador autonómico a propuesta del PSOE. Hay quien dice que tiene ambiciones en la política nacional, y hay quien piensa que podría darse un nuevo morrón si se deja seducir por quienes le incitan a lanzarse por esos derroteros.
El socialismo castellano-manchego, como el estatal, precisa darse la vuelta como un calcetín si es que quiere salir del bache. No valen medias tintas ni paños calientes. Se requiere un cambio radical. Un cambio de caras, de formas y de mensaje. Lo que hay ahora está caduco. Se lo han dicho los ciudadanos en las urnas y se lo dicen desde las plazas de media España los llamados “indignados”, que piden que alguien les de razones para pensar que la política no es una merienda de negros.
Pero es palpable que el partido tiene demasiados “empleados” a los que recolocar, recompensar o apuntalar.
Un alto cargo regional, al amparo del anonimato, confesaba hace pocos días, en plena digestión de la debacle electoral, que sin ese lastre, el PSOE de Castilla-La Mancha quizá fuera capaz de despertarse y reverdecerse. Incluso conectando con esos ciudadanos que reclaman democracia real y no la actual tutela de los partidos. Pero los que hay hoy, no engañan a nadie. Son tan conservadores, explicaba, como los del PP, pero al menos a esos se les ve venir.

En cuanto a Barreda, su destino, según los comentarios más serios, es como el de Zapatero. Salir cuando les toque y buscar un discreto lugar. Sin querer influir demasiado en quienes tomen el relevo para dejarles actuar y cambiar lo que entiendan oportuno, aunque al de Ciudad Real o al de León no les guste demasiado.

Como decía Felipe González, pasar a ser un jarrón chino al que se cuida de no romper cuando se coloca en un rincón de la casa. Pero para eso, comentaba un político, hay que tenerlos bien puestos.