miércoles, 29 de junio de 2011

Política Nacional

Zapatero se despide del debate sobre el Estado de la Nación

Madrid.- El socialista José Luis Rodríguez Zapatero y el derechista Mariano Rajoy se han despedido de sus debates sobre el Estado de la Nación enredándose en un agrio intercambio resumido en las discrepancias sobre las cifras de la crisis y la conveniencia de adelantar las elecciones.
El presidente del PP reclamaba ir a las urnas cuanto antes, "porque el tiempo apremia", Zapatero ha defendido su legado político y ha acusado a su oponente de no tener propuestas más allá del adelanto electoral. También ha pedido un cambio de modelo para España.
Zapatero y Rajoy han presentado dos mundos antagónicos, en donde solo coincide la crisis. Ha sido el último cara a cara de ambos en el debate del estado de la nación, puesto que el primero no será de nuevo candidato en las próximas elecciones.
El discurso de Zapatero fue un balance optimista de las reformas emprendidas por el Gobierno para salir de la crisis económica, en el que Zapatero aseguró que esa salida depende fundamentalmente de la creación de empleo. No hizo anuncios concretos, aunque prometió una reforma de los créditos hipotecarios en favor de los usuarios y un tope de gasto para las comunidades autónomas, como el de la Administración central.
También anunció que el Gobierno seguirá adelante con los 36 proyectos de ley que tiene en tramitación. Además, el jefe del Ejecutivo reclamó consenso para sacar adelante la renovación de los magistrados del Tribunal Constitucional.
Zapatero centró casi todo su discurso en la crisis económica, a la que ha tildado de "desafío". "En su dimensión internacional, entraña un desafío para la posibilidad misma de una globalización ordenada y justa", afirmó. Además, varias de las propuestas que hizo iban claramente dirigidas a los indignados del Movimiento 15-M, a los que dedicó varios guiños en su intervención. "Forman parte de la fisiología y no de la patología de nuestro modelo de convivencia", afirmó. "Y reivindican el valor de la política".
Rajoy convirtió el adelanto de elecciones generales en eje de su discurso. Se mostró muy crítico con la labor del Gobierno desde el inicio de la crisis, pero sobre todo, resaltando las pésimas cifras económicas se dedicó a pedir machaconamente el adelanto electoral.
Hubo una alusión a la presencia de Bildu en las instituciones de Euskadi cuando manifestó: "Han vuelto la intimidación, la chulería y el desprecio a la ley en los ayuntamientos e instituciones vascas. Insto al Gobierno a que permanezca muy vigilante. Los demócratas no les vamos a pasar ni una chulería".
El líder conservador destacó que "la confianza se renueva en las urnas, y España merece un Gobierno que traiga confianza nueva" ."Se puede hacer y tenemos la obligación moral de hacerlo", ha asegurado.
Rajoy hizo alusión a las promesas del presidente del Gobierno y a las perspectivas halagüeñas que hacía que no se han cumplido. "Su excusa favorita es culpar a la crisis internacional", dijo, para subrayar a continuación, con una de las frases más llamativas de su discurso, que "hemos pasado de codearnos con los mejores al furgón de cola de los más tristes". También aseguró que las reformas "son necesarias", pero el Gobierno de Zapatero "no las va a realizar".
En su réplica Zapatero le espetó a Rajoy:" Además de pedir elecciones, ¿qué?". Y se respondió considerando: "Además de eso, nada de nada". "No parece muy difícil pedir elecciones, pero sí es difícil presentar alguna idea alternativa, algún programa, alguna reforma, alguna concreción, aquí, ante los españoles, sobre cuáles son sus posiciones", afirmó el presidente del Gobierno.
Un diputado del PP, comentaba con resignación tras el cruce de invectivas, que “Mariano podrá ganar las elecciones, pero hoy ha vuelto a perder". Lo que sucede es que este diputado, como el resto de la Cámara sabe que en esta ocasión el resultado del debate era lo de menos.