Dicen que el móvil puede dar cáncer
Madrid.- Si usted es uno de los millones de ciudadanos que tienen un móvil y se pasan las horas con el él pegado al oído, debería usted tomar en cuenta la llamada de atención de la Agencia Internacional
para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), porque según esa entidad, el uso de estos aparatos puede ser causante de cáncer.
Lo malo del asunto, es que la Agencia ni afirma tajantemente ni niega que sea causante, por lo que se crea incertidumbre, y además los expertos no fijan un tiempo máximo de uso, ni mínimo, para que sea peligroso, ni hacen recomendaciones específicas sobre ello.
Es más, mientras el cambio de clasificación (en una escala de cinco lo sitúan en es el 2b, justo el intermedio) es aún menos preciso, afirman que "no está claramente establecido que de hecho aumente el cáncer". Porque sostienen "que hay reducida evidencia de carcinogenicidad en humanos, pero suficiente en animales de experimentación".
Los autores del estudio se limitan a constatar que en algunos ensayos, en particular el Interphone, que se ha llevado a cabo en Centroeuropa, hay un aumento de gliomas (un tipo de tumor cerebral muy poco frecuente) que se "puede atribuir" al uso de estos aparatos, y que "hay que seguir investigando".
Tan confusa es la situación que los expertos, con el director del IARC, Christopher Wild, en cabeza, se limitan a comentar que "debe ser el consumidor el que decida" qué uso hace del móvil a partir de ahora. "Nosotros no hacemos recomendaciones; solo revisamos informes científicos", añaden y dejan en manos de la Organización Mundial de la Salud cualquier recomendación.
La conclusión ha tenido muy en cuenta estudios con animales, pero ni siquiera son capaces de proponer un mecanismo por el que estas emisiones, que se califican como no ionizantes, es decir, que no son capaces de alterar el ADN o de romper átomos o moléculas, tienen este posible efecto cancerígeno. Los expertos solo admiten que se ha detectado "una déb
il pero cierta evidencia de genotoxicidad", es decir, daño en el genoma o en su expresión, aunque no se sepa cómo se ha producido.
Además, admiten que "es posible" que las conclusiones no sean válidas ahora, ya que como han revisado estudios de experimentos antiguos (dentro de lo que es antigüedad en este campo, es decir, como mucho de 10 o 15 años) los efectos que se midieran ya no existan (o sean peores, se les olvidó decir), porque las nuevas tecnologías de los móviles pueden tener efectos diferentes.
Del riesgo quedan excluidas las antenas en los tejados, ya que sus emisiones "son varias magnitudes inferiores", dijeron. En la nueva clasificación, las radiaciones de los móviles están en un grupo donde también están el café, el cloroformo, muchos colorantes, el cobalto, el diésel de uso marino, la exposición a humos en el trabajo de los bomberos, el VIH o algunos virus del papiloma.
Madrid.- Si usted es uno de los millones de ciudadanos que tienen un móvil y se pasan las horas con el él pegado al oído, debería usted tomar en cuenta la llamada de atención de la Agencia Internacional

Lo malo del asunto, es que la Agencia ni afirma tajantemente ni niega que sea causante, por lo que se crea incertidumbre, y además los expertos no fijan un tiempo máximo de uso, ni mínimo, para que sea peligroso, ni hacen recomendaciones específicas sobre ello.
Es más, mientras el cambio de clasificación (en una escala de cinco lo sitúan en es el 2b, justo el intermedio) es aún menos preciso, afirman que "no está claramente establecido que de hecho aumente el cáncer". Porque sostienen "que hay reducida evidencia de carcinogenicidad en humanos, pero suficiente en animales de experimentación".
Los autores del estudio se limitan a constatar que en algunos ensayos, en particular el Interphone, que se ha llevado a cabo en Centroeuropa, hay un aumento de gliomas (un tipo de tumor cerebral muy poco frecuente) que se "puede atribuir" al uso de estos aparatos, y que "hay que seguir investigando".
Tan confusa es la situación que los expertos, con el director del IARC, Christopher Wild, en cabeza, se limitan a comentar que "debe ser el consumidor el que decida" qué uso hace del móvil a partir de ahora. "Nosotros no hacemos recomendaciones; solo revisamos informes científicos", añaden y dejan en manos de la Organización Mundial de la Salud cualquier recomendación.
La conclusión ha tenido muy en cuenta estudios con animales, pero ni siquiera son capaces de proponer un mecanismo por el que estas emisiones, que se califican como no ionizantes, es decir, que no son capaces de alterar el ADN o de romper átomos o moléculas, tienen este posible efecto cancerígeno. Los expertos solo admiten que se ha detectado "una déb

Además, admiten que "es posible" que las conclusiones no sean válidas ahora, ya que como han revisado estudios de experimentos antiguos (dentro de lo que es antigüedad en este campo, es decir, como mucho de 10 o 15 años) los efectos que se midieran ya no existan (o sean peores, se les olvidó decir), porque las nuevas tecnologías de los móviles pueden tener efectos diferentes.
Del riesgo quedan excluidas las antenas en los tejados, ya que sus emisiones "son varias magnitudes inferiores", dijeron. En la nueva clasificación, las radiaciones de los móviles están en un grupo donde también están el café, el cloroformo, muchos colorantes, el cobalto, el diésel de uso marino, la exposición a humos en el trabajo de los bomberos, el VIH o algunos virus del papiloma.