lunes, 23 de mayo de 2011

Carta del Director

Un largo silencio impuesto

Estimados lectores, El Correo de Escalona se ha visto forzado a un obligado silencio después de sufrir un ataque informático que se adueñó de nuestro site de Blogger y nos ha privado del contacto con ustedes durante varios meses. Ha sido casi medio año de silencio impuesto por los enemigos de la libertad de información y de la libre opinión, que del mismo modo que llegó, se ha evaporado.
La plataforma en la que El Correo se aloja exigía para desbloquear esta página un costoso proceso judicial y no garantizaba una solución a corto plazo. Han sido largas semanas de infructuosas gestiones para intentar que nos devolviesen la capacidad de contacto con ustedes.
La solución ha llegado por si misma, como intuíamos, tan pronto han pasado las elecciones municipales y autonómicas, lo cual parece sugerir que a alguien estorbábamos y que nuestra presencia les era molesta. Saquen sus propias conclusiones.
A nadie podemos acusar pero cada cual es libre de identificar a quién o quiénes pueden estar detrás de este ultraje. Aquellos a los que sólo les gusta una prensa dócil, en la que puedan hacer y deshacer a su antojo y que les sirva como altavoz de sus “méritos”, seguramente estaban contentos con lo sucedido. En cualquier caso no se trata de amigos de la libertad de las personas y de ellos cabe esperar poco más que nuevos abusos e irregularidades. Y no sólo contra este humilde soporte informativo, sino en contra de cualquiera que no se comporte como a ellos interesa.
Queremos dar gracias especialmente a los cerca de dos centenares de seguidores de nuestra página que se han interesado por E-mail, por teléfono y hasta personalmente por lo que estaba sucediendo.
Se ha dado la paradoja de que llegaron a anular nuestro contador de visitas, pero éste, una vez liberado El Correo, nos ha revelado una impresionante cantidad de ellas en todo este tiempo. De momento, como comprenderán, hemos procedido a modificar todas las claves, aún a sabiendas de que los personajes que están detrás saben cómo hacer daño y violar la intimidad de las personas. Hoy pinchan un blog y mañana, si es preciso, les pincharán el teléfono.
Lo que no cabe duda es que, de no haber sido “hackeados” les hubiésemos mantenido al tanto de diversos acontecimientos de Escalona, la zona cercana, Toledo e incluso de toda España. Hubieran estado al tanto, entre otras cosas, de las propuestas de cada una de las formaciones que concurrían a las elecciones y también de la protesta ciudadana que ha llenado y llena las plazas de nuestro país y algunos otros en demanda de una Democracia Real Ya.
Porque como hemos venido insistiendo hace tiempo, en la actualidad el sistema democrático no es precisamente el más deseable, ni está en las mejores manos. Hacemos nuestras las reclamaciones principales de esos jóvenes y no tan jóvenes que llenan plazas, acampan y sobre todo demuestran civismo en su protesta. Mucho más civismo que los políticos profesionales que no saben vivir lejos de la poltrona y el sueldo holgado.
Tres fundamentalmente son esas ideas para revitalizar el sistema: La primera, poner fin a la corrupción que ensucia la vida pública y la convierte en un estercolero con el consentimiento tácito de los aparatos partidistas; la segunda, aprobar un sistema de representación auténtico que garantice listas abiertas y que obligue al representante a responder ante el representado y no ante la dirección de su partido. Y la última y no menos importante, que se ponga coto a los desmanes de ese monstruo amorfo que han venido a denominar “Mercado”, responsable primero de la crisis que padecemos y que sufren muchos millones de ciudadanos en forma de paro, al que se ha ayudado a sobrevivir con el dinero de nuestros impuestos, y que sigue sangrando, insaciable, la existencia de muchísimas personas obligadas a perder trabajo, domicilio y felicidad.
El movimiento Democracia Real Ya (DRY) merece respeto y atención y, a poco que se empeñen sus impulsores en seguir desarrollándolo con seriedad, hallarán cada vez más respaldo en los centenares de miles de españoles indignados por la situación y la escasa habilidad de su clase política para resolver sus problemas. A ésta, a la clase política que acumula salarios y prebendas, hay que ponerla coto y obligarla a aceptar un código ético por el que comparta con los demás ciudadanos las apreturas de cinturón, en vez de alardear impúdicamente de estar por encima de los demás mortales.
Porque aunque ellos no lo comprendan, o no parezcan hacerlo, mientras ellos se adjudican blindajes y colchones, hay millones de seres humanos que sufren necesidades y que han visto esfumarse los derechos ciudadanos y las garantías económicas de un Estado del bienestar construido a partir de la lucha y sacrificio de muchas generaciones. Echen cuentas de cuántos hachazos le han propinado, gracias a políticos sin escrúpulos como Merkel, Berlusconi o Sarkozy, con la complicidad de la sonrisa boba de Zapatero.
Ahora, el veredicto de las urnas ha sido claro y rotundo. Se impone un cambio de timoneles porque la nave española anda hace tiempo a la deriva. La reflexión ha cedido paso a la improvisación y ello merma la confianza de la ciudadanía y también la de otras naciones más o menos cercanas.
Pero es que la propia Unión Europea de la que formamos parte da bandazos y está a punto de perder el interés de millones de ciudadanos para convertirse en el problema, más que en la fuente de las soluciones. De nuevo la responsabilidad corresponde a unos políticos y unas instituciones más preocupados de engordar sus bolsas que de defender los derechos de sus ciudadanos. Y convertida en un monstruo ingobernable, acaso merezca sin tardar la liquidación que se está buscando.
Los chicos de la Puerta del Sol y de centenares de plaza lo han dicho claro: quieren mejores políticos que los que tienen. Porque gracias a los que hay, no encuentran empleos, no pueden adquirir casas y su futuro es incierto. Es a esa juventud –y no a la de las drogas y el botellón- a la que tenemos que dar aliento y ayuda. Porque esa indignación que pregonan es también la nuestra.
Desde El Correo de Escalona les tendremos al tanto de lo que DRY proponga y de hacia donde evolucione. Ello, claro, si los enemigos de la libertad no nos dejan de nuevo a oscuras. Pase lo que pase, aquí seguiremos, tratando de conectar con ustedes, porque estamos convencidos de que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante. Y seguiremos pidiendo una Escalona mejor, dentro de una España mejor y si fuese posible en el marco de un mundo mucho mejor.