Suena la alarma en el PSOE por el avance del PP en las regiones socialistas
Por M. González
Madrid.- Dice Javier Arenas, el antiguo ministro de Trabajo de Aznar, que al PSOE le tiemblan las piernas. Y algo de eso debe suceder a tenor del zafarrancho de combate que ha comenzado a sonar después del último Comité Federal en la calle Ferraz de Madrid, donde tienen su sede los socialistas.
Ha escrito la periodista que sigue los asuntos del PSOE en el diario El País, Anabel Díez, que el declive de ese partido en democracia empezó en 1995, cuand
o el PP le arrebató en las urnas un manojo de gobiernos autonómicos y al año siguiente José María Aznar ganaba las elecciones generales.
No sólo los análisis periodísticos se acuerdan de aquello, sino que los propios socialistas tienen claro lo sucedido entonces, mientras de modo tozudo las encuestas anuncian una probable victoria del PP en Andalucía y muestran al tripartito catalán encabezado por el PSC enormemente débil, y a Castilla-La Mancha abocada a cambiar de color en las próximas elecciones.
Andalucía no celebrará autonómicas hasta 2012, junto a las generales, pero Castilla-La Mancha y Cataluña irán a las urnas el próximo otoño. Y otro tanto sucede en muchos municipios de esas regiones, donde miles de ciudadanos dan señales de hartazgo ante políticas que desatienden sus preocupaciones y groseros casos de abuso y personalismo.
Mientras suenan las sirenas en Ferraz, como en las películas bélicas de barcos, las tripulaciones de “aparatchki” del PSOE tratan de afinar sus instrumentos para interpretar unas melodías que cambien la intención de voto de miles de ciudadanos, y no sólo de los fidelísimos, que nunca aprecian los fallos.
Un funcionario socialista reconocía estos días, en pleno zafarrancho, que ir más allá de la defensa de los propios feudos e intentar arrebatar a la derecha alguno de los suyos, parece tarea imposible.
El PSOE gobierna actualmente en Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura y Baleares y el PP tiene concentrada su artillería en Castilla-La Mancha, Asturias y Baleares, que es donde todas las hipótesis apuntan a un vuelco.
En el caso de Castilla-La Mancha, las encuestas son tozudas sobre una probable victoria de María Dolores de Cospedal, la secretaria general de los populares, pese a que José María Barreda no quiere creer la hipótesis de que tenga que cederle su poltrona. Lo que debería tener claro el líder socialista regional y presidente de la autonomía, es que él tampoco es José Bono, capaz de vencer incluso contra pronóstico. Y las cuentas son parecidas en multitud de municipios de esa región, seriamente sacudida por la crisis.
Las cuentas electorales tampoco salen muy claras en Aragón, Asturias y Baleares, con la hipótesis de relevos en los candidatos socialistas a presidir esas autonomías, y un PP que les pisa los talones en todas las encuestas. Y otro tanto sucede en Cataluña, donde José Montilla parece perder pie, por más esfuerzos que hace de ser más nacionalista que los nacionalistas.
Andalucía está también en el alero, porque no se sabe si José Antonio Griñán tendrá tiempo hasta 2012 de consolidar el poder heredado de Manuel Chaves, mientras que las cosas pintan más claras en Extremadura, la región donde el médico socialista Guillermo Fernández-Vara mantiene la fortaleza que le dio la mayoría absoluta hace tres años con más de 13 puntos de ventaja sobre el PP.
Madrid.- Dice Javier Arenas, el antiguo ministro de Trabajo de Aznar, que al PSOE le tiemblan las piernas. Y algo de eso debe suceder a tenor del zafarrancho de combate que ha comenzado a sonar después del último Comité Federal en la calle Ferraz de Madrid, donde tienen su sede los socialistas.
Ha escrito la periodista que sigue los asuntos del PSOE en el diario El País, Anabel Díez, que el declive de ese partido en democracia empezó en 1995, cuand

No sólo los análisis periodísticos se acuerdan de aquello, sino que los propios socialistas tienen claro lo sucedido entonces, mientras de modo tozudo las encuestas anuncian una probable victoria del PP en Andalucía y muestran al tripartito catalán encabezado por el PSC enormemente débil, y a Castilla-La Mancha abocada a cambiar de color en las próximas elecciones.
Andalucía no celebrará autonómicas hasta 2012, junto a las generales, pero Castilla-La Mancha y Cataluña irán a las urnas el próximo otoño. Y otro tanto sucede en muchos municipios de esas regiones, donde miles de ciudadanos dan señales de hartazgo ante políticas que desatienden sus preocupaciones y groseros casos de abuso y personalismo.
Mientras suenan las sirenas en Ferraz, como en las películas bélicas de barcos, las tripulaciones de “aparatchki” del PSOE tratan de afinar sus instrumentos para interpretar unas melodías que cambien la intención de voto de miles de ciudadanos, y no sólo de los fidelísimos, que nunca aprecian los fallos.
Un funcionario socialista reconocía estos días, en pleno zafarrancho, que ir más allá de la defensa de los propios feudos e intentar arrebatar a la derecha alguno de los suyos, parece tarea imposible.
El PSOE gobierna actualmente en Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura y Baleares y el PP tiene concentrada su artillería en Castilla-La Mancha, Asturias y Baleares, que es donde todas las hipótesis apuntan a un vuelco.
En el caso de Castilla-La Mancha, las encuestas son tozudas sobre una probable victoria de María Dolores de Cospedal, la secretaria general de los populares, pese a que José María Barreda no quiere creer la hipótesis de que tenga que cederle su poltrona. Lo que debería tener claro el líder socialista regional y presidente de la autonomía, es que él tampoco es José Bono, capaz de vencer incluso contra pronóstico. Y las cuentas son parecidas en multitud de municipios de esa región, seriamente sacudida por la crisis.
Las cuentas electorales tampoco salen muy claras en Aragón, Asturias y Baleares, con la hipótesis de relevos en los candidatos socialistas a presidir esas autonomías, y un PP que les pisa los talones en todas las encuestas. Y otro tanto sucede en Cataluña, donde José Montilla parece perder pie, por más esfuerzos que hace de ser más nacionalista que los nacionalistas.
Andalucía está también en el alero, porque no se sabe si José Antonio Griñán tendrá tiempo hasta 2012 de consolidar el poder heredado de Manuel Chaves, mientras que las cosas pintan más claras en Extremadura, la región donde el médico socialista Guillermo Fernández-Vara mantiene la fortaleza que le dio la mayoría absoluta hace tres años con más de 13 puntos de ventaja sobre el PP.