Siguen tiroteando a las cigüeñas. Tamaño acto de salvajismo de los gamberros de Escalona todavía no ha tenido la respuesta de los regidores del pueblo, pese a que se han cargado a una y dejado coja a otra.
Esta misma tarde, varios mozalbetes seguían incomodando a esas aves que honran a Escalona con el privilegio de su presencia y embellecen el pueblo más que las esplanadas asfaltadas.
Y las autoridades nada. Nada de nada. Parece que el compromiso de la Alcaldía con el medio ambiente deja mucho que desear. Debe ser mayor con esa gentuza, no sea el caso de que retiren sus votos.
Y en vista de que esos actos de gamberrismo no se acaban, no vamos a tener más remedio que llevar este problema a instancias más altas. Por ejemplo a Toledo, tanto a la Consejería encargada de la protección de la naturaleza como a la organización Ecologistas en Acción. A lo mejor ni a unos ni a otros les satisface la inoperancia de quienes deberían ocuparse del asunto en el pueblo.
Porque a día de hoy sabemos que están identificados o son identificables los gamberros. Hay matrículas de coches y muchísimos datos más para que los responsables de esa acción cobarde se enfrenten a las leyes (y las hay de sobra para amparar a una especie protegida y más aún en época de cría).
Seguramente bastaría con un mínimo de vigilancia para ponerlo difícil a esa gentuza. Pero claro. Se está más tranquilo sentado a la mesa camilla o delante del televisor. Eso al menos es lo que deben pensar los ediles de la Villa.
Entre tanto, el orden público reina por su ausencia. ¿De quién será la culpa?