domingo, 14 de junio de 2009

Toros

Un valiente torerazo, un toledano y un mamarracho

Por Frascuelo
Esta tarde, en el día mayor de las fiestas toledanas del Corpus, se celebra en la Ciudad Imperial un espectáculo benéfico taurino en el que coinciden tres estilos distintos de interpretar lo que de artístico tiene o pueda tener la fiesta brava. El cartel lo componen un valiente torerazo, un toledano y un mamarracho.
Y es por ese mamarracho, sus complejos y sus manías, por lo que muchas personas humildes de las tierras castellano-manchegas no podrán presenciar en sus hogares las imágenes de televisión del espectáculo, incluidas las que muestren al susodicho haciendo como nadie el Don Tancredo y creyendo que es eso el arte del toreo.
¡Pobre ignorante endiosado por la falta de verdaderos amantes de la tauromaquia! ¡Y por la codicia de los apoderados y empresarios!
Como habrá entendido el amable lector al hablar de tancredo o de mamarracho lo hacemos de ese espigado tontarra, oriundo de Galapagar e ingrato hasta con quienes le empujaron y ensalzaron, que responde al nombre de José Tomás.
Hace tiempo que se ha pasado la hora de este gran experto en la voltereta. Lo que él practica no es el toreo, sino el exponerse a ser revolcado por una locomotora con cuernos. La quietud de la que alardea, que tanto entusiasma a sus seguidores, no es otra cosa que falta de gracia y salero.
Esas virtudes, como la del carisma, se las da la divina providencia a muy poquitos. Por ejemplo a Curro Romero o Paula, años atrás, y a un Morante de la Puebla en los tiempos que vivimos ahora. Lo que es capaz de interpretar el de la Puebla con un capote o una muleta debería figurar algún día en los museos, sólo que es intangible. Todo lo más vivirá en las retinas de los afortunados que llegaron a tiempo el día que le salieron las cosas a Morante o en la grabación estampada por otros en su DVD.
Pero José Tomás, plantado como un paligote en medio de un ruedo, se parece más a algunos de los que participan en los festivales cómico taurinos del bombero torero. Y que conste que éstos son dignos de encomio y contribuyen día a día a la supervivencia de la fiesta.
¡Señores, seriedad! Nadie dudará del valor de quien como Tomás se pone delante de un toro dispuesto a ser cogido. Pero eso no es el toreo ni el arte. Hay más ingredientes para eso que llaman pureza y que sus entusiastas pretenden que él guarda. El valor suicida es eso, temeridad. El arte es otra cosa. Sobre todo buen gusto.
Y también dominación, como el que demuestra Enrique Ponce que puede presumir de una de las carreras más dilatadas y exitosas de la historia.
Arte es lo que recordamos en las faenas gloriosas de Curro, Paula o Morante. Y también en el gusto y la torería de José Manuel Arroyo “Joselito”, a quien cada día échamos más de menos para poner orden en el planeta taurino. ¡Vuelve José, que estamos huérfanos de ti! ¡Ese si ha sido un torerazo! Y además tenemos la fortuna de que ha elegido las tierras toledanas de Talavera, ahí al lado, para fijar su residencia. Donde un Joselito se fue a los cielos, otro vive en la gloria.
Y hablando de Joselito es ineludible cambiar el tercio para hablar de uno de sus mejores amigos, si no el mejor, que participa en el mismo festejo junto al temerario. ¡Claro! Hablamos de José Pedro Prados “El Fundi”. Ese era el valiente del cuento. Y también un torero de gran estatura profesional que se ha cuajado hasta el punto de ser uno de los mejores lidiadores del panorama.
Parece haber superado ese desgraciado accidente campero que parecía que iba a poner el punto final a su carrera en lo mejor. Y verán hoy quienes acudan al ruedo –los demás no podrán gracias a la alergia de Tomás a las cámaras- qué bien ejerce el papel de director de lidia. Habrá orden en el ruedo y se harán bien las cosas, a no ser que el suicida decida ejercer de francotirador.
El cartel lo completa un toledano, Eugenio de Mora. Es el alma de este festival benéfico y a buen seguro está disgustado de que, por culpa de la pretendida figura, no ingresen más dineros para una buena obra abonados por los derechos de retransmisión.
Mora es ya un torero cuajado que, sin estar entre los diez grandes del momento, tiene su espacio en el escalafón y lo defiende con dignidad. No quedará por debajo de los otros dos y en cambio es claro que será una buena ayuda para el director de lidia. Sobre todo si el de Galapagar piensa que hoy toca dejarse coger para que caigan nuevos contratos en su esportón.
Aparte de la polémica, este muchacho aporta poco más que el morbo de ver si el toro se lo lleva por delante como a un pelele. La pureza y el arte, como hemos dicho, están en otras cestas. Y de lo que si que puede presumir es de manías y arrogancia. ¡Qué Dios reparte suerte para los tres en esta tarde de Corpus!