domingo, 21 de junio de 2009

Editorial

Predicar y no dar trigo

Hay últimamente demasiada afición en Escalona a predicar, pero sin dar trigo. Predicar, por ejemplo, que había que ir a Talavera a pedir lo que no da el Gobierno de la nación, que es de la misma cuerda que el de la región y el municipio. O a reclamar que no nos roben los murcianos, que robar no roban nada, porque ellos sólo reciben lo que les dan. En cambio, los que reclaman no dan el trigo del trabajo a quienes más lo precisan.
¿No hubiese sido más fácil que D. José María Barreda, incluso acompañado por otros, como el Alcalde de Escalona, fuese a visitar a La Moncloa al líder preclaro del socialismo español y le dijese lo que pretendía que dijesen muchos paisanos nuestros con una pancarta? ¿O a exponerle su festejado Plan de Choque, que sólo llega a quienes interesa fidelizar en las urnas?
Nos habríamos ahorrado gastos en autobús de la Diputación, bocadillos (con su innegable tufillo franquista) y sobre todo molestias para miles de personas. Pero claro, había que hacer como que se hace sin hacer gran cosa. Como en tantas otras cosas. Esta es una interpretación más, local y chusca, de la célebre frase de Giovanni Lampedusa: “Algo tiene que cambiar para que todo siga igual”.
Porque va a seguir siendo igual y los de Murcia recibirán agua de esta tierra cuando toque y cuando el único que tiene competencia para ello –el Gobierno de la Nación- así lo acuerde, decida y proclame. El agua es, pese a quien pese, uno de los pocos instrumentos de solidaridad que quedan en manos del Gobierno central. Y reclamar su posesión o exclusividad no deja de ser un ejemplo más de la falta de solidaridad y la cutrez a la que llegan los reyezuelos de taifas a los que denominamos líderes regionales.
Acusar a los del PP de colaborar a que el Tajo y el Alberche sean robados por Murcia o por hombrecillos de Marte, es simplemente un politiqueo chungo y chusco. O una maldad. Como sería lo contrario, si los del PP acusaran al PSOE regional de contribuir para que “se lleven nuestros ríos”. ¡Señores, un poco de altura intelectual en el debate político! ¡Ya no les pedimos mucho más!
Porque para muchos próceres de la patria escalonera el río Alberche parece haber comenzado a bajar saqueado por su vega a partir de que había una manifestación convocada en Talavera. Y eso sí que tiene coña marinera.
O no miran al cauce, o cuando miran tienen las gafas de no ver o alguna sustancia peor dentro del cuerpo. Como lo de la crisis, que ahora es recesión, pero que un célebre leonés que manda en España no quería ver, pensando que de puro negarla, se esfumaría. Son éstos los grandes predicadores que sin embargo nos dan poco trigo. Más que nada, porque no saben darlo. Y ni siquiera cosecharlo.
Andan por ahí pretextando que el agua para que beba el campo de golf con el que esperan lucrarse se toma aguas abajo de Escalona. Tiene martingala, porque las tomas, hasta donde es sabido, se construyeron río arriba y se condujeron las aguas bajo tierra (para mejor ocultar la atrocidad), debajo de eso que nos vendieron como pista para ciclistas y regalo para el pueblo, que fíjense, termina exactamente a la puerta del mencionado campo de golf.
Son demasiadas casualidades. Como lo es que sea la misma empresa la que construyó el golf y la residencia de ancianos. Quizá deberíamos pensar que una investigación solvente y seria, buscando donde haya que buscar, podría depararnos jugosas sorpresas. Y hay noticia de que hay alguna abierta con discreción, para no espantar a la presa.
Son cosas que se escuchan por el pueblo y a las que hay que prestar la atención que merecen, hasta que merezcan más. Y son también cosas que llegan hasta nuestra redacción, desde que muchos escaloneros han descubierto que somos de fiar, que no nos casamos con nadie, y que sólo deseamos la verdad y el bienestar de la gente (¡Gracias a tantos comunicantes que nos dan asuntos en los que meter la nariz!).
Esa comunicación con la gente es, de ser cierto lo que dicen en privado algunos ediles, lo que menos desean quienes mandan en la corporación. Los mismos que no dudan en mezclarse al amparo de un mote que ya conocen hasta los gatos en las discusiones anónimas de ese foro cutre que tanto gusta a ciertos políticos locales para tirarse con artillería de todos los calibres, pero sin mostrar la mano.
¡Hay auténticos expertos en identificar por sus palabras y su modo de escribir –y más aún por sus direcciones IP- a los políticos de derecha e izquierda que se dicen de todo menos bonito en ese ámbito y al cobarde amparo del anonimato! Aquí ya nos vamos conociendo todos, sobre todo desde que funcionan las bases WHOIS o RIPE, donde cada cual es quién es y no quien dice ser. Hay que saber más informática para moverse escondido por Internet. Ese mundo ya no es lo que era y si no que se lo digan a los pederastas, que caen como chinches gracias a los avances de la policía en seguimiento de rastros electrónicos e identificación de usuarios.
Pero aquí de lo que se trata es de no engañar a la gente. Y si hablamos del agua del Alberche que riega las resecas tierras de Escalona, que nadie se asuste, que ni una gota se marcha a Murcia. En cambio se lleva a Madrid mucha de ella y a nadie parece importarle. Y en Madrid también se riegan campos de golf o se llenan piscinas. ¿O no es así, señores? ¡Y lo es desde hace un montón de años!
En este, como en otros asuntos, de lo que se trata es de juegos de poder. O de politiqueos. Un arte en el que hay verdaderos expertos en esta reseca tierra vendida a jirones para trincar. ¿O no es eso lo que ha poblado de chalets lo que antaño eran huertos, viñas u olivares? Y también de campos de golf donde debería haber hermosas dehesas de encinas, que resisten la sequía sin necesidad de echarles millones de litros de agua. ¡A ver cuántos de esos que nos querían arrastrar a Talavera se han puesto a llevar una pancarta contra esas agresiones al paisaje y al medio ambiente! Pero claro, como decíamos, es más fácil predicar que ponerse a repartir trigo. O trabajo a quienes lo precisan
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