martes, 16 de junio de 2009

Noticias de Escalona

Un enfermo mental muere a tiros cerca de Escalona tras una huida enloquecida
Navalcarnero.- Un agente de laGuardia Civil puso fin la madrugada del domingo al lunes a la vida de un enfermo mental de Cadalso de los Vidrios, Ricardo H.C., apodado Richi, de 38 años. Fue después de una enloquecida huida en coche, echando a coches fuera de la carretera y dando volantazos. Además había herido a cuatro guardias civiles.
Fueron 60 kilómetros de huida de Richi, a quien le gustaba conducir. Su coche, un Renault Laguna gris, era su gran pasión. Cuando tomaba la medicación para su desequilibrio, cuentan en Cadalso sus familiares y amigos, sólo era eso, un loco del volante.
Pero cuando abandonaba su tratamiento para el trastorno bipolar que padecía (lo que antiguamente se conocía como psicosis maniaco-depresiva), Richi se convertía en un conductor temerario: era el momento de los derrapes y los trompos en medio del pueblo.
Hacía varias semanas que Richi no se medicaba, cuentan. Estaba nervioso y no paraba de pedir dinero para gasolina. El sábado, en Ávila, se había saltado un control de la Guardia Civil. Paró y les enseñó una placa falsa de policía. Luego salió disparado.
"Sabíamos que algo así iba a pasar antes o después. Richi no estaba bien. Cometía muchas locuras", explicaba un amigo suyo.
La mañana del domingo ocurrió lo mismo, pero fue detenido en Sotillo de la Adrada por saltarse otro control de tráfico. Se le acusó de conducción temeraria y de atentado contra la autoridad. Tras ser puesto a disposición judicial, quedó en libertad. Ninguno de estos delitos es considerado grave.
El domingo por la tarde casi chocó de frente con un vecino de Cadalso que iba con su hijo. El conductor tuvo que salirse de la carretera para no colisionar. En ese momento comenzó un periplo que acabó con su vida. "Se acercó a mí y me pidió seis euros, pero le dije que no tenía nada. Me pidió que le acompañara, pero le vi tan mal que no quise. Sabía que no podía ocurrir nada bueno", comenta otra persona.
La persecución comenzó a las 23.30 del domingo en La Adrada, a 60 kilómetros de donde murió. Una patrulla de la Guardia Civil intentó pararlo para denunciarle porque llevaba los faros antiniebla encendidos. Cuando se detuvo, dijo que era policía y se marchó a toda velocidad. Los agentes pasaron la matrícula a la central de comunicaciones y vieron en la base de datos que constaban varias denuncias contra ese conductor. Avisaron a las provincias de Toledo y Madrid.
Ricardo inició una veloz huida que fue seguida de cerca por la Guardia Civil. Instantes después de saltarse el control de La Adrada, sacó de la carretera el coche de una mujer que viajaba con su madre.La mujer llamó al 112 y relató lo que le acaba de suceder. Sufrió un ataque de ansiedad por el que tuvo que ser hospitalizada. Los guardias civiles colocaron coches en todos los cruces a la espera de que pasara y pudieran detenerlo. Nada más lejos de la realidad.
Cuando entró en Navas del Rey, dos agentes le pusieron las luces azules y la sirena. Ricardo hizo caso omiso y continuó por la M-501.
Instantes después se sumó una patrulla del puesto de Villa del Prado que le localizó ya en la M-507. Cuando se pusieron a su lado Ricardo logró echarles de la carretera. El vehículo policial, un todoterreno Nissan Terrano, dio varias vueltas de campana y resultó muy dañado: siniestro total. Los agentes sufrieron magulladuras y golpes por todo el cuerpo de carácter leve.
La situación hizo que se sumaran más patrullas de puestos próximos, como Navalcarnero, y algunas policías locales. Llegaron a perseguirles a toda velocidad hasta ocho coches de la Guardia Civil, según fuentes de la investigación. Durante 10 kilómetros, Ricardo no paró de arrojar objetos por la ventanilla: discos, el ambientador…
Los guardias cruzaron dos todoterrenos a la altura del kilómetro 6.300 de la M-507, tras pasar una rotonda y una gasolinera. Pero Ricardo no tenía intención de ser detenido. O eso parecía. Frenó en seco. Los agentes que le seguían se bajaron del coche e intentaron arrestarlo. En ese momento, Richi echó marcha atrás y lesionó a un guardia tras apresarle entre su coche y el de patrulla. Metió primera, mientras el herido quedó semicaído delante del coche. Su compañero intentó romper la ventanilla con la culata de la pistola, según el instituto armado. No lo consiguió y se produjo una fisura en un dedo meñique.
Entonces Ricardo intentó meter la marcha atrás para golpear de nuevo al agente que estaba en el suelo. El compañero le disparó hasta en cuatro ocasiones, según fuentes del instituto armado. El vecino de Cadalso murió en el acto. Así terminaban 60 kilómetros de persecución. El agente herido sufrió lesiones leves en ambas piernas. El que disparó pertenece al puesto de Navalcarnero. La Guardia Civil ha abierto una investigación interna -"un procedimiento rutinario", según fuentes del cuerpo-, paralela a la instrucción judicial.
La noticia de esta muerte violenta ha sacudido a Cadalso. La ex esposa de Ricardo no quiere hablar. Richi, que se había divorciado hace unos años, tenía una hija de 10 años. Carecía de trabajo y un familiar le estaba gestionando una pensión por su enfermedad mental.
Tenía antecedentes por conducción temeraria, consumo de drogas y usurpación de identidad, así como una requisitoria judicial, según la Guardia Civil.