domingo, 14 de junio de 2009

Nota del Editor

En esta Escalona tan aficionada a homenajes y celebraciones de lo más variado, se echa en falta desde hace tiempo uno a uno de sus hijos más destacados: Pablo Pombo, el mayor artista que ha venido al mundo en esta Villa a lo largo de toda su historia.
Al pintor más escalonero y más universal le debe su patria chica el reconocimiento a su obra y a haber llevado el nombre de Escalona por medio mund. Y para paliar ese déficit lo que corresponde es organizar una muestra antológica o cualquier otro acto que recompense su compromiso con el sitio donde vino al mundo y donde en cierta ocasión no dudó en colgar sus lienzos de los balcones de la Plaza para llevar el arte al último de sus paisanos.
Ni siquiera le importó que una veraniega tormenta afectase a aquellas obras inmensas y luego tuviese que andar restaurándolas.
Como hay ediles que no son del pueblo, aunque vivan entre nosotros, y como además se ocupan de los asuntos culturales, quizás deberíamos recordarles que Pablo, o el nieto de la Brentila, como a él le gusta que le llamen, es por su propio merecimiento un artista descomunal, que tiene sus obras colgando en catedrales como la madrileña de la Almudena o la de Cuenca.
No creémos que sea preciso recordárselo al Alcalde, que conoce de sobra a Pablo y tan bien sabe sobradamente que nunca ha faltado su esfuerzo desinteresado cuando ha sido requerido para traer su pintura y exhibirla para su gente.
No parece que la crisis sea tan grave como para no poder destinar unos euros a rendir a nuestro amigo y admirado artista el homenaje que hace tiempo merece y nosotros le debemos. Pueden estar seguros esos políticos que nadie les va a criticar por el gasto que pueda traer aparejado esa merecida recompensa a uno de los mejores hijos de Escalona.
Hay gente que piensa que los homenajes deben rendirse después de desaparecido el personaje. Y eso no deja de ser una soberana tontería. El respeto, la admiración y el cariño hay que darlos en vida. Y por fortuna nuestro querido Pablo está vivito y coleando, aunque hace algún tiempo que la salud le ha hecho trampas en el juego.
En consecuencia, quienes admiramos y apreciamos al bueno de Pablo, pedimos desde aquí públicamente que alguien, quien sea, se ocupe de ese homenaje. Y de paso llamamos a la gente de Escalona a enviar peticiones del mismo tipo a la Alcaldía para ver si escucha el clamor.
Llegado el caso y si no nos atienden, abriremos un buzón de firmas en pro del homenaje a Pombo o acudiremos a las instancias oportunas en Toledo. Seguro que alguien va a calibrar lo merecido que es ese tributo.
El Editor