Primavera con P de polen
Por M. González
El conocido refrán "año de nieves, año de bienes", referido a la cosecha de los cereales, no es aplicable a los alérgicos al polen. A más agua, mayor explosión de pólenes y más alergias. Este año, los especialistas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) vaticinan una primavera difícil para los pacientes alérgicos al polen de las gramíneas, la primera causa de polinosis (alergia a los pólenes) en España.
La alergia al polen afecta a unos seis millones y medio de españoles -el 14% de la población-; de éstos, prácticamente todos sufren rinoconjuntivitis, y cerca del 40%, asma, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Avances muy recientes, como el diagnóstico molecular, las nuevas fórmulas de inmunoterapia, junto a la mayor especialización de los expertos y la educación sanitaria, ayudan a controlar estas dolencias, que pueden afectar de manera importante a la calidad de vida y en algunas ocasiones provocar la muerte.
Los expertos de la SEAIC prevén una primavera "intensa" para los alérgicos a las gramíneas en la zona de clima continental (Extremadura, Madrid, las dos Castillas y el interior de Andalucía y Levante), salvo que se produzcan cambios climatológicos atípicos. Auguran que en esta primavera se alcanzarán los 5.100 granos de gramíneas por metro cúbico de aire, casi el doble que 2009, cuando se registraron 2.800 granos de gramíneas por metro cúbico. Esta predicción proviene de un método que tiene en cuenta las lluvias de los meses de otoño e invierno y que ha sido ideado por Javier Subiza, actual coordinador del comité de aerobiología de la SEAIC. La cifra anual real recoge las concentraciones diarias registradas de abril a julio.
Las gramíneas salvajes (césped, malezas, hierbas que crecen en los márgenes de los caminos y en campos de cultivo) constituyen la primera causa de alergia al polen en España, seguidas del olivo y la parietaria. Constituyen el 20% de la superficie vegetal. Dominan en el centro y norte de la Península, y sus concentraciones varían en función de las áreas bioclimáticas. En la zona de clima continental (Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León e interior de Andalucía y Levante) se dan las concentraciones más altas. En la España verde (macizo galaico y cornisa cantábrica) son moderadas. Y en la costera (zona litoral del Mediterráneo) se hallan las más bajas.
Hasta ahora se pensaba que la rinitis y el asma eran enfermedades distintas. Ahora, muchos médicos creen que a veces es una única patología que afecta a las vías altas (rinitis) y bajas (asma). La rinitis es una enfermedad inflamatoria de la mucosa nasal que se manifiesta con picor nasal, estornudos, mucosidad acuosa y taponamiento nasal. En muchas ocasiones se acompaña con conjuntivitis (picor en los ojos). El asma se caracteriza por la inflamación de los bronquios y ocasiona tos, falta de aire y opresión torácica.
Los pólenes de las gramíneas, el olivo y la parietaria son los que más alergia causan. Los síntomas alérgicos de las gramíneas pueden aparecer desde el mes de febrero, pero se hacen más intensos en mayo y junio, y se empiezan a notar a partir de 50 granos de polen por metro cúbico de aire. El olivo poliniza de febrero a julio, según la especie, y la parietaria, de febrero a noviembre. Estos datos son orientativos, porque, como explica Subiza, la reacción depende del grado de sensibilidad (leve, moderada o intensa) del paciente al alergeno, proteína que produce la alergia. "Lo mejor es que el alérgico pregunte a su médico cuál es su umbral de reactivación y conozca los niveles de polen del lugar en el que reside o viaje", apunta el coordinador del comité de aerobiología de la SEAIC.
Las alergias aumentan y el perfil del paciente cambia. Según el presidente de la SEAIC, el doctor Tomás Chivato, el incremento de estas enfermedades se debe fundamentalmente a la contaminación y la introducción de especies vegetales de otros países, como las arizónicas. La teoría de la higiene también explica el aumento de alergias. Esta teoría sostiene que el sistema inmunológico necesita una serie de estímulos durante su desarrollo, necesita estar en contacto con los gérmenes. Si no los encuentra, se dirige a otros organismos inofensivos, como son los pólenes. En cuanto a la contaminación, la combustión de los coches (el dióxido de carbono y, sobre todo, las partículas de diésel), los gases emitidos por las industrias y las calefacciones forman un binomio muy negativo para los pacientes sensibilizados.
El patrón de "la marcha alérgica" -evolución de los síntomas alérgicos desde que nace el bebé hasta los cinco años, en que aparece el asma- sigue siendo válido para muchos pacientes alérgicos, pero las dolencias aparecen ahora en adultos y ancianos que no habían sufrido ningún síntoma antes.
"La alergia suele aparecer en la juventud y adolescencia, pero cada vez aparece más en personas mayores. Esto demuestra que aunque la genética es muy importante, el factor ambiental es determinante. Un ejemplo muy claro se observa en los padres de los inmigrantes, que en su país de origen no tenían alergia y manifiestan la enfermedad a los dos o tres años de residir en España. Hace 20 años, la alergia en ancianos era prácticamente inexistente", apunta Tomás Chivato.
Existen varias herramientas para diagnosticar las alergias; las más frecuentes son las pruebas cutáneas. Cuando estas pruebas no son concluyentes, se realizan pruebas de provocación o exposición al alergeno (administración de pequeñas cantidades). Las primeras determinan la enfermedad, y las segundas, el grado de sensibilidad al alergeno. Uno de los avances fundamentales que han tenido lugar en los dos últimos años es el diagnóstico molecular, una técnica basada en un dispositivo (llamado microarrays) que permite identificar exactamente a qué proteína se está sensibilizado.
El presidente de la SEAIC asegura que "es una técnica inequívoca para todo tipo de alergias, que permite hacer un tratamiento más específico". De momento se hace en muy pocos hospitales españoles, "pero se incorporará en los servicios de alergología progresivamente", avanza.
La alergia es difícil de controlar, y mientras que para algunos pacientes puede ser anecdótica, para otros es determinante. Cuando los síntomas no son muy persistentes, los alergólogos manejan esta enfermedad con fármacos, pero si continúan, la inmunoterapia (vacunas) puede ser una alternativa eficaz. "La vacunación merece la pena en pacientes con una alergia intensa. Aporta más control a los síntomas, frena la sensibilización frente a otros pólenes y es el único tratamiento que, una vez completado, mantiene sus efectos", sostiene José María Olaguibel, alergólogo del hospital Virgen del Camino de Pamplona y presidente electo de la SEAIC.
Hay dos tipos de vacuna: subcutánea (inyecciones) y sublingual (en líquido o en gotas debajo de la lengua). También existen las vacunas de alta generación (vacunas en comprimidos), de las que ya se dispone alguna en nuestro país. Chivato subraya que desde 2009, algunos países cuentan con una nueva fórmula liofilizada oral, exclusivamente para tratar la alergia al polen de gramíneas, que se disuelve en la boca. A mediados de febrero se han presentado unos estudios que también demuestran que esta fórmula es eficaz en niños a partir de cinco años.
"Los resultados de varios mega ensayos publicados hace unos meses concluyen que las vacunas orales son eficaces y que sus efectos se mantienen durante uno o dos años después de haber retirado el tratamiento. Existe una investigación tremendamente activa en la búsqueda de alérgenos de fuentes artificiales. Otras líneas de estudio avalan que se van a obtener productos de mayor calidad para un mejor diagnóstico y tratamiento", concluye Olaguibel.
1. En la web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
www.pólenes.com se puede consultar el recuento de pólenes de casi todas las comunidades autónomas. Y también en seaic.es o clinicasubiza.com.
2. Los pólenes son unos granos microscópicos que se transportan por el aire. Cada planta puede producir miles.
3. No se deben confundir con las pelusas blancas que aparecen en mayo, que son semillas con pelusas de chopos y otras plantas.
4. El polen de la ciudad es más alergénico que el del campo, porque tiene una mayor concentración de alergenos.
5. Las personas que viven en los pisos altos tienen más alergia que las que viven en los pisos bajos, porque el polen se eleva con las corrientes de convección de aire frío.