Políticos cleptómanos
Por M. Molares
Jaume Matas, ex ministro de Aznar y ex presidente popular de la Comunidad Balear acusado de 13 delitos económicos, proviene de una notable familia socialista, pero si usted recuerda esta chocante circunstancia lo acusarán de manchar a la izquierda utilizando a quien sólo representa a las derechas.
Legalmente ni los hijos son responsables de sus padres, ni viceversa, pero siempre se supo que una “buena familia” no lo era por poderosa sino porque podía presumir de la honorabilidad de muchas de sus generaciones.
Una dignidad que destruyen los “garbanzos negros”, como quizás sea Matas, pero en política, izquierdas, derechas, nacionalismos, y demás ideologías, por muy íntegros que fueran sus próceres, siempre habrá abundancia de deshonestos: los corruptibles buscan aproximarse al poder.
En España tenemos constantes casos de cleptomanía entre nacionalistas de CiU, en el PNV abundan tanto como las txapelas, igual que en el BNG, ERC y, por supuesto, en IU, PP o PSOE.
El problema para la izquierda es que su corrupción escandaliza más. Como los curas pederastas: su seña de identidad es la probidad, la entrega desinteresada, e irrita descubrir que tiene desalmados bien ocultos.
Antes, los Luís Roldán y otros grandes cleptómanos eran difícilmente imaginables en el PSOE; y sigue escandalizándonos Matas, del PP, pero que se sepa no roba como Roldán a los niños huérfanos de la Guardia Civil.
Andalucía padece corrupciones socialistas en decenas de lugares como Estepona, con notabilísima presencia femenina: debe ser la igualdad de género pillo.
Latrocinios y nepotismo envuelven la misma Junta, donde Nepote Chávez dio trabajo y dinero a decenas de familiares y amigos.
Legalmente ni los hijos son responsables de sus padres, ni viceversa, pero siempre se supo que una “buena familia” no lo era por poderosa sino porque podía presumir de la honorabilidad de muchas de sus generaciones.
Una dignidad que destruyen los “garbanzos negros”, como quizás sea Matas, pero en política, izquierdas, derechas, nacionalismos, y demás ideologías, por muy íntegros que fueran sus próceres, siempre habrá abundancia de deshonestos: los corruptibles buscan aproximarse al poder.
En España tenemos constantes casos de cleptomanía entre nacionalistas de CiU, en el PNV abundan tanto como las txapelas, igual que en el BNG, ERC y, por supuesto, en IU, PP o PSOE.
El problema para la izquierda es que su corrupción escandaliza más. Como los curas pederastas: su seña de identidad es la probidad, la entrega desinteresada, e irrita descubrir que tiene desalmados bien ocultos.
Antes, los Luís Roldán y otros grandes cleptómanos eran difícilmente imaginables en el PSOE; y sigue escandalizándonos Matas, del PP, pero que se sepa no roba como Roldán a los niños huérfanos de la Guardia Civil.
Andalucía padece corrupciones socialistas en decenas de lugares como Estepona, con notabilísima presencia femenina: debe ser la igualdad de género pillo.
Latrocinios y nepotismo envuelven la misma Junta, donde Nepote Chávez dio trabajo y dinero a decenas de familiares y amigos.
Miranda, lectora y comentarista de estas Crónicas, recordaba que el pasado noviembre el Fiscal General del Estado, el prosocialista Cándido Conde Pumpido, admitía en el Parlamento que teniendo en cuenta tanto los procedimientos ya judicializados como las diligencias del Ministerio Fiscal, en la actualidad hay en España 264 procedimientos penales abiertos contra cargos públicos o políticos del PSOE, frente a los 200 del PP.
Ambas cifras, sumadas a las que arrojan las del resto de formaciones políticas conducen a que en la actualidad se estén investigando en España 730 asuntos relacionados con el ejercicio de los cargos públicos.
Conocemos menos las corrupciones del PSOE que las del PP, a pesar de ser más, lo que se compensa porque sus cleptómanos escandalizan más, mucho más. Porque los socialistas siguen presumiendo de honrados y acusando a los otros de ladrones, pero ellos afanan lo que pueden con gran dedicación laborista.
(M. Molares es periodista, escritor y marino mercante)