Por Diego Armario
Faltan dos años para las elecciones generales y, según los analistas que saben de esto, a medida que pasan los días el gobierno de Zapatero tiene cada vez más posibilidades de perderlas. Tal como está el patio en el Psoe, no extraña a nadie que Felipe González haya reaparecido en Sevilla para echar una mano a sus maltrechos compañeros andaluces que están a punto de protagonizar un cambio histórico pasando a la oposición después de cinco lustros.
Está el torrao andaluz tan complicado que, con tal de no ir a peor, los que creen en algo le rezan todos los días a la virgen de la Macarena, diciéndole “virgencita, que me quede como estoy”, y completan la oración rogándole que no consienta que Zapatero aparezca por el sur. La marca Psoe aun está en valor pero la franquicia ZP contamina la oferta y la convierte en perdedora. El único que se empecina en no ver la realidad es Zapatero que ya empezó a resultar perjudicial para los suyos en las elecciones autonómicas gallegas, al cometer el error de decirle a los votantes: “cuando el domingo vayáis a votar, pensad que votar a Touriño es votar a Zapatero”.
Los estrategas electorales del Psoe tienen claro lo que deben hacer: recuperar para el discurso a las viejas glorias del partido, porque Zapatero, que representa el fracaso en la gestión y la creación de paro no les vale, y volver a sacar a pasear al dóberman, Los sociólogos saben que, además del aguerrido voto ideologizado de quienes prefieren quedarse tuertos con tal de que su enemigo acabe ciego, hay una amplia base de ciudadanos que siempre votan a cambio de algo y Zapatero ha perdido credibilidad entre los del “do ut des”.
En este contexto, el nuevo perfil del elector será el del que está decidido a votar a quien se invente menos problemas y garantice más soluciones. Por primera vez en muchos años va a pesar de forma definitiva la credibilidad y la confianza que generen los candidatos más que la opción ideológica que representen y vistas así las cosas, al Psoe no le salen las cuentas con Zapatero.
(D. Armario es periodista, escritor y ex director de RNE)