viernes, 19 de marzo de 2010

Delincuencia

Roldán sale libre sin devolver los 14 millones del botín

Madrid.- Seguramente es el ejemplo más claro de lo que sucede en España en materia de corrupción. El antiguo director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, se va a su casa a los 66 años sin devolver los 14 millones de euros en los que se calcula el botín de sus fechorías a cargo del erario público.
Roldan, condenado a 31 años de prisión, liquida hoy su condena de cárcel en Zaragoza después de haber pasado entre rejas únicamente la mitad de la pena que le impuso el Tribunal Supremo por los delitos de malversación, cohecho, estafa, falsificación y contra la Hacienda pública.
Gracias a los beneficios del nuevo Código Penal y la posibilidad de acogerse a las ventajas de la ley antigua y moderna, ha conseguido que los 31 años de cárcel se hayan reducido a 20. Mediante la redención por estudios y buen comportamiento, el hombre que estuvo a punto de ser nombrado ministro del Interior ha cumplido 15 años, los últimos en un régimen de semi libertad, ya que sólo acude a dormir a la prisión.
Roldán fue cesado el 2 de diciembre de 1993, nueve días después de que una investigación periodística de Diario 16 desvelara que tenía un patrimonio inmobiliario de 15 pisos y chalés a nombre de una sociedad llamada Europe Capital, SL.
Había amasado esa fortuna mediante las comisiones de obras que cobraba a las principales constructoras del país por las obras de las casas cuartel de la Guardia Civil y que ocultaba en bancos de Ginebra (Suiza). El escándalo y su posterior fuga durante 10 meses provocó una formidable crisis en el Gobierno de Felipe González y acabó con más de una década de mandatos socialistas.
Roldan elegantemente vestido y con aspecto de pocas necesidades, sigue repitiendo que no tiene dinero, que viaja en autobús y que permanecerá el resto de su vida en Zaragoza, en el piso de sus padres de 70 metros cuadrados, pero, una vez más el hombre que se inventó sus títulos universitarios y engañó durante años al Gobierno que le nombró y promocionó, vuelve a envolverse en el escudo de las mentiras.
Una reciente investigación periodística ha demostrado que Roldán ha salvado las dos joyas de la corona de su patrimonio inmobiliario, un piso en el centro de París y una villa en San Bartolomé (Antillas francesas), valoradas en unos 3,7 millones de euros, además de un botín de, al menos, otros 10 millones de euros, según acredita diferente documentación registral y judicial.
El embargo judicial de las propiedades de Roldán ha sido un fiasco, según reconocen miembros de la Agencia Tributaria. Los jueces han logrado intervenir en el procedimiento civil 1.646.845 euros con el embargo de sus propiedades intervenidas en España, 6 de sus 15 pisos, una cantidad que solamente representa el 8,7 por ciento de los 18 millones de euros que adeuda al Estado y a Hacienda. Toda su fortuna suiza, 10 millones de euros del año 1993 (han pasado 17 años), permanece escondida en diversos paraísos fiscales que la justicia española no logró franquear durante su investigación.
El dinero recaló en el Overseas Union Bank de Singapur y allí se le perdió la pista para siempre, en junio de 1994. Dos abogados luxembugueses de Paesa, los hermanos Goerens, fueron quienes abrieron la cuenta en la que descansó el dinero, pero el Gobierno de Singapur, férreo paraíso fiscal se negó a intervenirlo y dar información. Villa Majagua, antes villa Blanca en honor a su ex mujer Blanca Rodriguez Porto, también condenada, y el piso de París se dan por perdidos. La fuga de Roldán le costó el cargo al ministro del Interior Antonio Asunción, hoy empresario de éxito, que se pregunta en voz alta cómo el ex espía Paesa salió de esta historia sin que se le cayera una sola pluma.
Nacido en Zaragoza, hijo de un taxista, Roldán estudió hasta Bachillerato -aunque más tarde incluiría en su curriculum una inexistente licenciatura en Ciencias Empresariales y un máster en Economía igualmente falso- y se afilió al PSOE en 1976, cuando Franco acababa de morir y España descubría la pasión por la política.
Fue el primer civil designado para dirigir la Guardia Civil, pero también el primer caso serio de corrupción de la democracia. Lo peor, según reconoce Felipe González, es que estuvo a punto de llegar a Ministro de Interior cuando dimitió uno de sus valedores, José Luis Corcuera.