jueves, 25 de febrero de 2010

Opinion

Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo

Por D. Armario
Algunos políticos no sé si no tienen dinero pero de lo que carecen es de vergüenza. Obligados por la exigencia de transparencia aprobada por los parlamentos de la nación o de las comunidades autónomas y ateniéndose a las normas del buen gobierno, declaran cuáles son sus bienes y da la sensación de que algunos mienten con descaro.
El Presidente de la Generalitat de Valencia, Francisco Camps, cuyo sueldo oficial es de 77.227 €, ha declarado que además de un piso de 110.339 euros y un coche antiguo tiene en el banco una cuenta corriente de la que le corresponden sólo 900 € porque la otra mitad es de su mujer.
Si tenemos en cuenta que los presidentes no se gastan un euro en gasolina, ni en coche, ni en comidas, y en el caso de Camps, ni en trajes, resulta sorprendente que después de siete años como Presidente de la Generalitat le haya resultado tan poco rentable su dedicación al servicio público.
Pero no es el único caso, porque como en todas partes cuecen habas, hace unos meses, cuando los miembros del gobierno de la nación explicaron sus cuentas, descubrimos que el vicepresidente tercero Manuel Chaves, después de 20 años como presidente de la Junta de Andalucía y con un sueldo de 78.791 €, declaró que además de un piso de 65.000 € tenía en el banco solo 3.000 €. No había ahorrado nada en ese tiempo y explicó que eso era así porque todo se lo había gastado en educación para sus hijos, y debió ser con gran provecho porque, como luego se demostró, una de sus hijas está muy bien educada.
La verdad es que nuestros políticos o no saben ahorrar, o no saben sumar, o piensan que los ciudadanos son tontos, pero el día que no tengan miedo a ocultar su patrimonio y sus ingresos empezarán a ganar en credibilidad, mientras tanto seguirán siendo considerados, según reflejan los sondeos de opinión, como uno de los sectores menos valorados de nuestro país.
Facundo Cabral popularizó la canción “pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”, y me están entrando ganas de cantársela a Chaves y a Camps.

(D. Armario es escritor y periodista)