El ex cura de Noez adicto al sexo ingresa en un psiquiátrico tras la destitución
Noez.- Samuel Martín, que hasta unos días fuese párroco residente de las localidades toledanas de Noez y Totanés, de 27 años de edad, ha ingresado en un centro psiquiátrico para someterse a pruebas sobre su salud mental.
La Diócesis toledana, que preside el arzobispo Braulio Rodríguez, ha hecho pública su intención de reponer el dinero sustraído a las cofradías de estos dos pueblos, al mismo tiempo que anunciaba la recuperación del cuadro con la efigie de San Jerónimo del siglo XVII, que el cura pretendía subastar por Ebay para pagar su adición al sexo.
Las autoridades estiman que Martín gastó 17 mil euros en líneas eróticas y páginas web pornográficas. Se presentaba como “Héctor, hombre hetero español, al servicio de tu felicidad”. “Para mujeres y parejas, bien dotado (15 cm). Estoy abierto a todo excepto al sado, no os arrepentiréis, os haré gozar de felicidad como nunca“, se anunciaba a través de la red. Sus tarifas oscilaban entre los 50 euros por 15 minutos de servicio y los 120 euros por hora.
El Arzobispado de Toledo, Braulio Rodríguez, confirmó que el sacerdote, de 27 años, había sido separado de su cargo como párroco de Noez y Totanés, debido a que el hombre confesó que había usado fondos de las congregaciones para financiar sus llamadas a líneas eróticas.
El cura, según El Mundo, en su homilía del domingo 7 de febrero, confesó a sus feligreses que había robado dinero de las hermandades. El religioso reconoció lo que había hecho durante la misa dominical, pero desde el Arzobispado no descartaron la hipótesis de un chantaje. Por eso se inició una investigación de los lamentables hechos, según portavoces de la Institución. Mientras tanto, el sacerdote no podrá ejercer su labor “sacerdotal, parroquial y educativa”.
La alcaldesa de la localidad de Noez, Yolanda Sánchez, sostuvo que las actividades extra religiosas del párroco eran “un secreto a gritos” y declaró que el padre había admitido haber “sacado dinero” de las arcas de la iglesia local.
El escándalo ha llevado a la Iglesia toledana a buscar desesperadamente una razón “de peso” para intentar justificar la injustificable conducta del joven párroco de las localidades de Noez y Totanés. Por eso el propio arzobispo ha convencido al cura n para que voluntariamente ingrese en un centro psiquiátrico donde si tiene sus facultades mentales aptas para el oficio de pastor de almas espirituales. El Arzobispado ha pretendido, ante todo, proteger al cura del acoso mediático y dilucidar las razones que le han podido llevar a cometer sus actos, mientras las cofradías y la propia Iglesia no han denunciado los hechos por el momento, “para evitar que el escándalo adquiera dimensiones penales”.
El caso es que el jerarquía eclesiástica se ha comprometido ante los afectados a reponer los 17.000 euros sustraídos por Samuel Martín, que, eso sí, tendrá que responder ante los tribunales eclesiásticos como dicta el Derecho Canónico.
Alertados por los feligreses de la desaparición de un óleo sobre madera con la efigie de San Jerónimo del siglo XVII, los servicios de Patrimonio del Arzobispado, junto a la Delegación de Cultura del Gobierno de Castilla-La Mancha, localizaron el cuadro que el párroco pretendía subastar por 18.000 euros en el portal Ebay en internet. Samuel Martín sabía que la obra todavía no había sido registrada en el inventario de bienes de la parroquia Se da la paradoja que el teléfono móvil que supuestamente utilizaba el padre Samuel para sus escarceos sexuales en la red y que proporcionaba a todos los “interesados” en contar con sus servicios “de bien dotado”, era el mismo que figuraba como referencia en Ebay para los interesados en hacerse con el cuadro de San Jerónimo. El móvil, como no puede ser de otra forma, estaba dado de alta a nombre de la parroquia de Noez.
Noez es una localidad toledana muy pequeña, de menos de 1.000 habitantes (a unos 60 kilómetros de Escalona y cercana a Polán) y todos conocían al párroco, que también ejercía en el cercano, y aún más pequeño, municipio de Totanés.
Nadie en el pueblo acierta a explicarse cómo este hombre admirado por su forma de ganarse a los jóvenes, con fama de carism´tica y alegre, y su entrega al trabajo sacerdotal pudo acabar robando a su rebaño y ejerciendo la prostitución, pero todo el mundo sabe cómo se destapó el escándalo. Fue el mes pasado, cuando el director de una entidad bancaria llamó al presidente de la hermandad de Noez para decirle que la cuenta del colectivo católico estaba vacía.
Luego se supo lo peor. Alguien entró en la red de contactos en la que aparecía el sacerdote en calzoncillos y dio con su perfil. El arzobispado de Toledo recibió el aviso y, sin explicar del todo el porqué, destituyó a Martín. Llevaba seis meses en el cargo.
Noez.- Samuel Martín, que hasta unos días fuese párroco residente de las localidades toledanas de Noez y Totanés, de 27 años de edad, ha ingresado en un centro psiquiátrico para someterse a pruebas sobre su salud mental.
La Diócesis toledana, que preside el arzobispo Braulio Rodríguez, ha hecho pública su intención de reponer el dinero sustraído a las cofradías de estos dos pueblos, al mismo tiempo que anunciaba la recuperación del cuadro con la efigie de San Jerónimo del siglo XVII, que el cura pretendía subastar por Ebay para pagar su adición al sexo.
Las autoridades estiman que Martín gastó 17 mil euros en líneas eróticas y páginas web pornográficas. Se presentaba como “Héctor, hombre hetero español, al servicio de tu felicidad”. “Para mujeres y parejas, bien dotado (15 cm). Estoy abierto a todo excepto al sado, no os arrepentiréis, os haré gozar de felicidad como nunca“, se anunciaba a través de la red. Sus tarifas oscilaban entre los 50 euros por 15 minutos de servicio y los 120 euros por hora.
El Arzobispado de Toledo, Braulio Rodríguez, confirmó que el sacerdote, de 27 años, había sido separado de su cargo como párroco de Noez y Totanés, debido a que el hombre confesó que había usado fondos de las congregaciones para financiar sus llamadas a líneas eróticas.
El cura, según El Mundo, en su homilía del domingo 7 de febrero, confesó a sus feligreses que había robado dinero de las hermandades. El religioso reconoció lo que había hecho durante la misa dominical, pero desde el Arzobispado no descartaron la hipótesis de un chantaje. Por eso se inició una investigación de los lamentables hechos, según portavoces de la Institución. Mientras tanto, el sacerdote no podrá ejercer su labor “sacerdotal, parroquial y educativa”.
La alcaldesa de la localidad de Noez, Yolanda Sánchez, sostuvo que las actividades extra religiosas del párroco eran “un secreto a gritos” y declaró que el padre había admitido haber “sacado dinero” de las arcas de la iglesia local.
El escándalo ha llevado a la Iglesia toledana a buscar desesperadamente una razón “de peso” para intentar justificar la injustificable conducta del joven párroco de las localidades de Noez y Totanés. Por eso el propio arzobispo ha convencido al cura n para que voluntariamente ingrese en un centro psiquiátrico donde si tiene sus facultades mentales aptas para el oficio de pastor de almas espirituales. El Arzobispado ha pretendido, ante todo, proteger al cura del acoso mediático y dilucidar las razones que le han podido llevar a cometer sus actos, mientras las cofradías y la propia Iglesia no han denunciado los hechos por el momento, “para evitar que el escándalo adquiera dimensiones penales”.
El caso es que el jerarquía eclesiástica se ha comprometido ante los afectados a reponer los 17.000 euros sustraídos por Samuel Martín, que, eso sí, tendrá que responder ante los tribunales eclesiásticos como dicta el Derecho Canónico.
Alertados por los feligreses de la desaparición de un óleo sobre madera con la efigie de San Jerónimo del siglo XVII, los servicios de Patrimonio del Arzobispado, junto a la Delegación de Cultura del Gobierno de Castilla-La Mancha, localizaron el cuadro que el párroco pretendía subastar por 18.000 euros en el portal Ebay en internet. Samuel Martín sabía que la obra todavía no había sido registrada en el inventario de bienes de la parroquia Se da la paradoja que el teléfono móvil que supuestamente utilizaba el padre Samuel para sus escarceos sexuales en la red y que proporcionaba a todos los “interesados” en contar con sus servicios “de bien dotado”, era el mismo que figuraba como referencia en Ebay para los interesados en hacerse con el cuadro de San Jerónimo. El móvil, como no puede ser de otra forma, estaba dado de alta a nombre de la parroquia de Noez.
Noez es una localidad toledana muy pequeña, de menos de 1.000 habitantes (a unos 60 kilómetros de Escalona y cercana a Polán) y todos conocían al párroco, que también ejercía en el cercano, y aún más pequeño, municipio de Totanés.
Nadie en el pueblo acierta a explicarse cómo este hombre admirado por su forma de ganarse a los jóvenes, con fama de carism´tica y alegre, y su entrega al trabajo sacerdotal pudo acabar robando a su rebaño y ejerciendo la prostitución, pero todo el mundo sabe cómo se destapó el escándalo. Fue el mes pasado, cuando el director de una entidad bancaria llamó al presidente de la hermandad de Noez para decirle que la cuenta del colectivo católico estaba vacía.
Luego se supo lo peor. Alguien entró en la red de contactos en la que aparecía el sacerdote en calzoncillos y dio con su perfil. El arzobispado de Toledo recibió el aviso y, sin explicar del todo el porqué, destituyó a Martín. Llevaba seis meses en el cargo.