Los jóvenes desdeñan a ZP
Por M. Molares do Val
Zapatero debe estar irritadísimo con los jóvenes españoles a los que dedicó sus mejores halagos y que ahora lo repelen mayoritariamente según las encuestas, tanto las oficiales del CIS, como las privadas.
Una media del 61,5 por ciento de los jóvenes entre 18 y 35 años, que en 2008 fueron su excelente zurrón de votos, ya no confía y rechaza a quien creía dar ejemplo de amor a las mocedades haciendo ministras y jefas del PSOE a “jóvenas” nigromantes, y líderes sociales a gays de escaparate como Zerolo.
Seguramente se dirá: “Estos ingratos se han olvidado que saqué a los soldados de Irak, legalicé el matrimonio homosexual y facilité el aborto”.
Análisis erróneo a día de hoy: sacó las tropas de Irak, pero los españoles empiezan a descubrir ahora que ni habían invadido el país ni participado en la guerra. Eran tropas de reconstrucción, como las que inicialmente fueron a Afganistán.
Donde casi ha duplicado los efectivos, ahora sí, para que maten y mueran en combate, aunque en los premios Goya ningún cineasta gritó “¡No a la guerra!”, y después fueron a cumplimentarlo, a ver qué más les va a caer.
Su ley del enlace homosexual sólo destaca por llamarse “matrimonio”: hasta el PP proponía legislar iguales derechos para las parejas gays que para las heterosexuales, pero con nombre diferente.
Desde hace tres décadas ninguna mujer había sido encarcelada por abortar y la píldora del día después se conseguía con igual facilidad antes que ahora.
Lo que descubrieron los jóvenes es que las conquistas de Zapatero eran propaganda, variaciones dialécticas sobre temas superados con gobiernos anteriores, pero que gracias a sus campañas de agitprop parecían novedosas.
Y mientras hoy se aborta igual que ayer y en Chueca, Madrid, los homosexuales siguen votando a Esperanza Aguirre, la gestión zapateril duplicó hasta casi el cincuenta por ciento el paro juvenil.
Ese es el drama de los jóvenes, antes hipnotizados por Zapatero, que tras tanta palabrería despiertan sin esperanzas.
(M. Molares do Val es escritor, periodista y marino mercante)
Por M. Molares do Val
Zapatero debe estar irritadísimo con los jóvenes españoles a los que dedicó sus mejores halagos y que ahora lo repelen mayoritariamente según las encuestas, tanto las oficiales del CIS, como las privadas.
Una media del 61,5 por ciento de los jóvenes entre 18 y 35 años, que en 2008 fueron su excelente zurrón de votos, ya no confía y rechaza a quien creía dar ejemplo de amor a las mocedades haciendo ministras y jefas del PSOE a “jóvenas” nigromantes, y líderes sociales a gays de escaparate como Zerolo.
Seguramente se dirá: “Estos ingratos se han olvidado que saqué a los soldados de Irak, legalicé el matrimonio homosexual y facilité el aborto”.
Análisis erróneo a día de hoy: sacó las tropas de Irak, pero los españoles empiezan a descubrir ahora que ni habían invadido el país ni participado en la guerra. Eran tropas de reconstrucción, como las que inicialmente fueron a Afganistán.
Donde casi ha duplicado los efectivos, ahora sí, para que maten y mueran en combate, aunque en los premios Goya ningún cineasta gritó “¡No a la guerra!”, y después fueron a cumplimentarlo, a ver qué más les va a caer.
Su ley del enlace homosexual sólo destaca por llamarse “matrimonio”: hasta el PP proponía legislar iguales derechos para las parejas gays que para las heterosexuales, pero con nombre diferente.
Desde hace tres décadas ninguna mujer había sido encarcelada por abortar y la píldora del día después se conseguía con igual facilidad antes que ahora.
Lo que descubrieron los jóvenes es que las conquistas de Zapatero eran propaganda, variaciones dialécticas sobre temas superados con gobiernos anteriores, pero que gracias a sus campañas de agitprop parecían novedosas.
Y mientras hoy se aborta igual que ayer y en Chueca, Madrid, los homosexuales siguen votando a Esperanza Aguirre, la gestión zapateril duplicó hasta casi el cincuenta por ciento el paro juvenil.
Ese es el drama de los jóvenes, antes hipnotizados por Zapatero, que tras tanta palabrería despiertan sin esperanzas.
(M. Molares do Val es escritor, periodista y marino mercante)