Los avances del politiqués
Por Amando de Miguel
Qué gran riqueza, la del lenguaje político oficial para disimular la crisis económica, bueno, ahora se dice "simulación". El ministro de Trabajo afirma que "casi podemos afirmar" que estamos saliendo de la crisis. Por lo mismo, el organismo oficial que agrupa a los desempleados se llama Instituto Nacional de Empleo. Claro que las misiones de guerra son ahora "misiones de paz".
Como el presidente del Gobierno es ateo militante (puede que él dijera "diagnóstico"), en la liturgia del rezo público de los norteamericanos pronunció una "oración cívica". Es todo un descubrimiento de un nuevo género literario.
El premio a la finura retórica yo se lo daría a los que han logrado convencernos de que lo político se digiere mejor si se llama "social". Así, el famoso "diálogo social" en el que todos los dialogantes cobran del Gobierno.
En Onda Cero hemos asistido a la exaltación de Soledad Puértolas, nueva "miembra" de la Real Academia Española. Lo de "miembra" fue una invención de alguna ministra, y todos creíamos que era una broma o un trabucamiento. Pero ahora la Puertolas se afirma en la corrección de esa forma novedosa. Seguramente la novelista tiene horror al epiceno (epicenofobia). Me temo que va a cambiar mucho la DRAE.
En la jerga del politiqués se habla cada vez más de "ablación" (sin decir qué es lo que se extirpa) o de "mutilación genital exterior". Es una horrible práctica que recomiendan algunos países musulmanes de África, pero aquí disimulamos el nombre verdadero por pudor o por temor a la Alianza de Civilizaciones. Con lo sencillo que sería decir "extirpación del clítoris", un órgano que, por cierto, no tiene ninguna función "genital" (= relacionado con la génesis, el nacimiento). ¿Tanto cuesta mencionar la palabra "clítoris"?
El politiqués no sólo es timorato, a veces es confuso. Ya es difícil comprender lo de "estar a la altura de las circunstancias" puesto que las circunstancias pueden ser unas u otras. Se quiere indicar algo así como "cumplir con su deber", pero la expresión dicha queda en el aire. Todavía más confusa es la expresión apocopada de "estar a la altura". ¿A la altura de qué?
Otra moda del politiqués (imitación del inglés por los que no saben inglés) es la de poner el verbo al final en frases donde resulta forzado hacerlo de esa forma. Por ejemplo, "el diálogo social es posible" en lugar de "es posible que haya un diálogo social".
Una palabra favorita del politiqués es "credibilidad", también calcada del inglés. Cuidado que tenemos sinónimos sonoros y castizos: crédito, fama, estima, honor, prestigio, solvencia, confianza, prez, reputación, ascendiente, respeto, admiración, consideración, predicamento. Elíjase cualquiera de ellas. Dejemos la impronunciable "credibilidad".
(Amando de Miguel es sociólogo y catedrático emérito de esa materia)
Qué gran riqueza, la del lenguaje político oficial para disimular la crisis económica, bueno, ahora se dice "simulación". El ministro de Trabajo afirma que "casi podemos afirmar" que estamos saliendo de la crisis. Por lo mismo, el organismo oficial que agrupa a los desempleados se llama Instituto Nacional de Empleo. Claro que las misiones de guerra son ahora "misiones de paz".
Como el presidente del Gobierno es ateo militante (puede que él dijera "diagnóstico"), en la liturgia del rezo público de los norteamericanos pronunció una "oración cívica". Es todo un descubrimiento de un nuevo género literario.
El premio a la finura retórica yo se lo daría a los que han logrado convencernos de que lo político se digiere mejor si se llama "social". Así, el famoso "diálogo social" en el que todos los dialogantes cobran del Gobierno.
En Onda Cero hemos asistido a la exaltación de Soledad Puértolas, nueva "miembra" de la Real Academia Española. Lo de "miembra" fue una invención de alguna ministra, y todos creíamos que era una broma o un trabucamiento. Pero ahora la Puertolas se afirma en la corrección de esa forma novedosa. Seguramente la novelista tiene horror al epiceno (epicenofobia). Me temo que va a cambiar mucho la DRAE.
En la jerga del politiqués se habla cada vez más de "ablación" (sin decir qué es lo que se extirpa) o de "mutilación genital exterior". Es una horrible práctica que recomiendan algunos países musulmanes de África, pero aquí disimulamos el nombre verdadero por pudor o por temor a la Alianza de Civilizaciones. Con lo sencillo que sería decir "extirpación del clítoris", un órgano que, por cierto, no tiene ninguna función "genital" (= relacionado con la génesis, el nacimiento). ¿Tanto cuesta mencionar la palabra "clítoris"?
El politiqués no sólo es timorato, a veces es confuso. Ya es difícil comprender lo de "estar a la altura de las circunstancias" puesto que las circunstancias pueden ser unas u otras. Se quiere indicar algo así como "cumplir con su deber", pero la expresión dicha queda en el aire. Todavía más confusa es la expresión apocopada de "estar a la altura". ¿A la altura de qué?
Otra moda del politiqués (imitación del inglés por los que no saben inglés) es la de poner el verbo al final en frases donde resulta forzado hacerlo de esa forma. Por ejemplo, "el diálogo social es posible" en lugar de "es posible que haya un diálogo social".
Una palabra favorita del politiqués es "credibilidad", también calcada del inglés. Cuidado que tenemos sinónimos sonoros y castizos: crédito, fama, estima, honor, prestigio, solvencia, confianza, prez, reputación, ascendiente, respeto, admiración, consideración, predicamento. Elíjase cualquiera de ellas. Dejemos la impronunciable "credibilidad".
(Amando de Miguel es sociólogo y catedrático emérito de esa materia)