miércoles, 19 de agosto de 2009

Opinión

El derecho al descanso nocturno

Por José García Velázquez
Es el enfrentamiento de derechos: el derecho a la salud y el derecho al descanso, frente al derecho a la diversión ruidosa en la calle o en locales no insonorizados...
Se ha roto el silencio, se ha terminado la pasividad. Durante años, un fin de semana tras otro, se ha vivido una situación en la que se enfrentan dos formas de vida: la de quienes usan el día para realizar sus actividades y la noche para descansar; y, por otro lado, quienes eligen la noche para celebrar sus fiestas, sus reuniones, sus diversas formas de diversión.
Hay un valor fundamental en nuestra sociedad, un gran logro que hay que defender siempre: la libertad. Pero la libertad de cada uno, se ha dicho clásicamente, ha de ser respetuosa con la libertad de los demás. Y si no se acompaña de responsabilidad, da lugar a enfrentamientos, porque pisotea y trata de pasar por encima de la libertad del otro.
Nadie discute que algunas personas, en su mayoría jóvenes, elijan la noche para sus actividades. Esto tendrá sus pros y sus contras, pero cada persona con mayoría de edad sabrá lo que hace con su vida.
Sin embargo, esa forma de vida choca con la libertad del resto de las personas, que usan la noche para descansar, cuando esas actividades producen ruidos que impiden el descanso nocturno. Y este no es un tema sin importancia. Si no se puede conciliar el sueño y descansar lo suficiente, se resiente la salud y los fines de semana de esas personas se convierten en un pequeño o gran infierno. Se conocen perfectamente los perjuicios del ruido para la salud, además de que el ruido es una amenaza para la convivencia pacífica. Animo a quienes tengan interés en el tema, para que consulten la página www.ruidos.org.
Es el enfrentamiento de derechos: el derecho a la salud y el derecho al descanso (que es salud), frente al derecho a la diversión ruidosa en la calle o en locales no insonorizados. Esta situación no se daría si las fiestas nocturnas se realizaran en lugares apartados de las viviendas o en locales debidamente adaptados (con la insonorización que consigue la técnica moderna), en vez de romper el silencio de la noche con reuniones en la calle, música a todo volumen y cantos a voz en grito, de quienes regresan a sus casas con las primeras luces del día, muchas veces pasados de alcohol.
Las organizaciones sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud, y nuestra legislación, reconocen de forma clara que el derecho a la salud (y el descanso es necesario para la salud) está por encima de otros derechos. Y la Justicia comparte esa prioridad, como lo demuestran las sentencias en las que se condena a establecimientos y ayuntamientos, a indemnizar a quienes han perjudicado, por no respetar las Ordenanzas Municipales y por no hacerlas cumplir.
Todos hemos de poner de nuestra parte, para que en nuestras ciudades predomine, como siempre ha sido, la convivencia vecinal pacífica.