Los experimentos con gaseosa
por Diego Armario
No es hora de lamentarse sino de tomar decisiones. Ahora resulta que con Zapatero no están ni los suyos porque han visto que llevan camino de perder el ca
rgo, el coche y la tarjeta VISA, aunque hasta ese momento se han callado como meretrices.
Aquí los experimentos los hemos hecho con cava catalán a precio de champán francés, y así nos ha salido la aventura a manos de un individuo al que, durante seis años, los españoles le hemos dejado el juguete del Boletín Oficial del Estado para que hiciera, y sobre todo deshiciera, a su antojo.
Lo peor de todo es que en el PSOE eran conscientes de la peligrosa insolvencia del personaje, pero entendieron que podía ser útil para mantener en el poder a una organización ávida de tener contentos y bien situados y pagados a los suyos.
Desde antes de que ganase las elecciones, los antiguos de “la cosa socialista” comentaban a quienes querían escucharles, que Zapatero era un peligro para España y para la economía porque carecía de principios y porque estaba dispuesto a protagonizar un proyecto personal alejado de la tradición de lo que había sido el partido. Pero daba lo mismo: continuaban en la mamandurria o en el silencio cómplice hasta que les echaban por viejos, y entonces se convertían en independientes.
No sé si hace falta llegar a los 70 para decir una obviedad pero hasta Alfonso Guerra ha dicho que lo de ZP es de aurora boreal y que no representa ni al socialismo ni al PSOE. Más vale tarde que nunca.
La conclusión que deberían sacar todos los partidos políticos es que en el arte de gobernar hay temas demasiado importantes como para dejarlos en manos de incompetentes. Si los políticos son la tercera preocupación de los españoles, deberán hacérselo ver, pero no basta con lamentarlo después sino que hay que prevenirlo antes porque el personal empieza a estar harto de que la llamada clase política se vaya de rositas, no pague por sus errores y deje su deuda a los contribuyentes.
No es hora de lamentarse sino de tomar decisiones. Ahora resulta que con Zapatero no están ni los suyos porque han visto que llevan camino de perder el ca
rgo, el coche y la tarjeta VISA, aunque hasta ese momento se han callado como meretrices.Aquí los experimentos los hemos hecho con cava catalán a precio de champán francés, y así nos ha salido la aventura a manos de un individuo al que, durante seis años, los españoles le hemos dejado el juguete del Boletín Oficial del Estado para que hiciera, y sobre todo deshiciera, a su antojo.
Lo peor de todo es que en el PSOE eran conscientes de la peligrosa insolvencia del personaje, pero entendieron que podía ser útil para mantener en el poder a una organización ávida de tener contentos y bien situados y pagados a los suyos.
Desde antes de que ganase las elecciones, los antiguos de “la cosa socialista” comentaban a quienes querían escucharles, que Zapatero era un peligro para España y para la economía porque carecía de principios y porque estaba dispuesto a protagonizar un proyecto personal alejado de la tradición de lo que había sido el partido. Pero daba lo mismo: continuaban en la mamandurria o en el silencio cómplice hasta que les echaban por viejos, y entonces se convertían en independientes.
No sé si hace falta llegar a los 70 para decir una obviedad pero hasta Alfonso Guerra ha dicho que lo de ZP es de aurora boreal y que no representa ni al socialismo ni al PSOE. Más vale tarde que nunca.
La conclusión que deberían sacar todos los partidos políticos es que en el arte de gobernar hay temas demasiado importantes como para dejarlos en manos de incompetentes. Si los políticos son la tercera preocupación de los españoles, deberán hacérselo ver, pero no basta con lamentarlo después sino que hay que prevenirlo antes porque el personal empieza a estar harto de que la llamada clase política se vaya de rositas, no pague por sus errores y deje su deuda a los contribuyentes.
(D. Armario es escritor, periodista y ex director de RNE)
