La destrucción del mito ZP
Por José Oneto
El presidente del Gobierno se encuentra en una posición insostenible después de echar por tierra todo su programa político enfrentándose con su electorado.
En pocos días, la prensa internacional más favorable al presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, a su lucha por la ampliación de derechos a los colectivos más marginados, a su forma de entender el socialismo, a sus realizaciones sociales durante la primera legislatura, parece haber salido en tromba para destruir un mito que, sobre todo en Francia e Italia, parecía responder a una salida en la crisis del socialismo, bajo una nueva forma de democracia.
Por José Oneto
El presidente del Gobierno se encuentra en una posición insostenible después de echar por tierra todo su programa político enfrentándose con su electorado.
En pocos días, la prensa internacional más favorable al presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, a su lucha por la ampliación de derechos a los colectivos más marginados, a su forma de entender el socialismo, a sus realizaciones sociales durante la primera legislatura, parece haber salido en tromba para destruir un mito que, sobre todo en Francia e Italia, parecía responder a una salida en la crisis del socialismo, bajo una nueva forma de democracia.
Quizás sea el francés Le Figaro el que mejor ha resumido este fenómeno que, en muy pocos días, ha destruido una imagen cuidadosamente construida, divulgada y puesta de ejemplo en algunos países: “El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lo tiene todo salvo la fama de quitarle la comida al pueblo. Héroe del socialismo europeo desde su victoria-sorpresa en marzo de 2004 frente al conservador atlantista José María Aznar, encarna a esa socialdemocracia con la que sueña la izquierda, a la vez modesta y moderna, progresista y pragmática. Una referencia, un modelo reivindicado por el PS francés, cualquiera que sea la tendencia, desde Martine Aubry a Ségolène Royal (Zapatera), pasando por François Hollande, Laurent Fabius y muchos otros. Pero, tras algunas medidas adoptadas y haber pretendido elevar la edad de jubilación a los 67 años, ese mismo Zapatero, animado por otro icono, Barack Obama, acaba de anunciar un plan de austeridad que provoca escalofríos: 15.000 millones de euros de ahorro suplementario este año, lo que implica entre otras cosas una bajada inmediata del salario de los funcionarios, una congelación de las pensiones de jubilación y la supresión de la prima concedida por el nacimiento de un hijo”.
Es decir, la traición a todo lo que se ha venido prometiendo hasta ahora y la decisión de que, en efecto, la crisis la paguen los más desfavorecidos. No sólo a los que han venido votando al PSOE hasta ahora, sino también a los que en el momento bullicioso de la primera victoria electoral le reclamaban desde la calle que no cambiase.
¿Cómo es posible que Zapatero haya llegado a esta situación que le enfrenta con su electorado, que echa por tierra todo un programa político y que le coloca dentro del grupo de políticos que se comportan con debilidad con los fuertes y con contundencia y fortaleza con los más débiles? ¿Lo que ha ocurrido en los últimos días, aparte de ser resultado de la incompetencia y del empecinamiento, tiene todavía aristas que no conocemos? ¿Es consciente ese nuevo Zapatero que ha terminado con la leyenda de ZP?
Alguien tendrá que explicar detalladamente esta historia, que coloca al presidente español en una situación política insostenible (Convergència i Unió la ha resumido perfectamente: o adelanto electoral o moción de confianza en el Parlamento), así como la historia de los últimos acontecimientos en los mercados internacionales, que ha obligado hasta a la intervención del presidente estadounidense, Barack Obama, para atornillar a un Zapatero que se ha negado durante meses a reconocer la grave crisis económica y que se ha negado a tomar a tiempo las medidas que, desde dentro y desde fuera, le han venido exigiendo.
Refugiado en su ley de economía sostenible como panacea de todo un futuro prometedor y entusiasmado con ese juguete del coche eléctrico como gran revolución, Zapatero se ha negado a aceptar la realidad, ha estado vendiendo, semana sí y semana no, la aparición de brotes verdes y ha sido incapaz de adoptar las medidas quirúrgicas que desde el Fondo Monetario Internacional hasta la Comisión Europea pasando por el Banco de España se le han venido pidiendo con insistencia.
Al final, el hundimiento de la bolsa, el encarecimiento de la deuda pública, la desconfianza de los mercados a raíz de la crisis griega, la pasividad a la hora de tomar decisiones y el deterioro de las finanzas por una política económica sin coherencia han provocado el pánico de la Europa del euro y la orden inmediata europea de un plan de austeridad, dictado por Merkel y Sarkozy y reforzado por Obama, no sólo para evitar el contagio griego sino para salvar el euro. Como ya había anunciado Leire Pajín, la secretaria de Organización del PSOE, se ha producido, de hecho, en pleno mandato de Obama, el acontecimiento planetario que se esperaba coincidiendo con la presidencia española de la Unión Europea... El “acontecimiento planetario” ha estado a punto, incluso, de hundir la eurozona y no solamente ha colocado a Zapatero en una situación insostenible (todavía queda un mes para el final de la presidencia española de la Unión), sino que ha provocado un auténtico tsunami, cuyas consecuencias no han terminado.