lunes, 21 de junio de 2010

Camino de Santiago

Una ruta del Mediterráneo al Atlántico que escogen más y más peregrinos amantes de lo “auténtico”

Por Cándido de Paz
Toledo.- El Año Santo compostelano ha llenado las rutas de peregrinación de caminantes deseosos de llegar hasta Santiago o el remoto Finisterre y ese aumento se ha notado de manera especial en el Camino que desde la Edad Media une el Mediterráneo con el Atlántico, con inicio en Alicante y alternativas desde Cartagena, Murcia o Valencia.
El paso de peregrinos en las localidades por las que pasa ese Camino se ha multiplicado varias veces a lo que hasta ahora era habitual y los registros de albergues y lugares de descanso de los caminantes –o ciclistas- están llenos de nombres extranjeros, de personas mayores de 40 años y sobre todo de aquellos que quieren recorrer un sendero jacobeo de gran “autenticidad”.
Muchos de ellos inician ese recorrido en la Basílica de Santa María, en Alicante, sin temor a los cerca de 1.200 kilómetros que cruzan en diagonal la Península y siguen las rutas de los antiguos mozárabes cuando se dirigían a Compostela desde los tiempos de Alfonso VI, uno de los mayores impulsores de las peregrinaciones jacobeas medievales. Pero por el Camino se van sumando otros muchos más.
Ese Camino es de tal riqueza que atraviesa seis comunidades autónomas y un total de 13 provincias, y ciudades de gran belleza arquitectónica como Toledo, Ávila, Zamora, Tordesillas o Astorga, entre otras.
Para quienes emprenden su Camino en Cartagena cabe además la esperanza de seguir los pasos del mismísimo Apóstol Santiago, si es que es cierto que alguna vez pisó tierras de España y que desembarcó en el puerto de la antigua Cartago Nova a su llegada de Palestina (por esa razón 2010 es también Año Jubilar en Cartagena).
El actual trazado de ese Camino ha sido recuperado por estudiosos del Camino y asociaciones jacobeas a partir de la obra del cartero real y cartógrafo valenciano Pedro Juan de Villuga, que en 1543 elaboró el llamado "Repertorio de todos los caminos de España", en el que se refleja la red de carreteras de la antigüedad.
Pero esos mismos caminos reflejados por Villuga, eran mucho más antiguos. Algunos tanto que seguían el trazado de las calzadas construidas por los romanos.
Dos auténticos expertos, Manuel José Aliaga Martínez y Francisco Serra Escolano, alicantinos de la Asociación jacobea de Novelda, con apoyo de otros muchos, han elaborado una detallada y cuidada guía de esas rutas inspirada en el “Repertorio” de Villuga, enriqueciéndola con infinidad de datos históricos, monumentales y paisajísticos, así como el correspondiente rutómetro y una lista de los albergues y lugares de acogida disponibles para el peregrino.
Y como no podía ser menos, tratándose de dos esforzados y generosos peregrinos, ofrecen su trabajo con total gratuidad para que se descargue en internet en formato PDF. Y están disponibles para ayudar a los peregrinos en cualquier circunstancia.
Su trabajo de investigación, que requirió de muchísimas horas de esfuerzo, ha permitido saber que por las localidades de ese trazado han caminado los peregrinos casi desde que la reconquista de territorios peninsulares a los musulmanes, permitió a muchos cristianos –que por entonces practicaban el rito mozárabe en la Eucaristía- ir hasta Santiago. Y no sólo hay testimonios de personas vivas, que recuerdan el paso de peregrinos. También señales de aquellos que pasaron desde hace siglos.
El primero en pensar en la necesidad de dar nueva vida a ese Camino fue una personalidad muy reconocida en el mundo jacobeo, el salesiano navarro José Miguel Burgui Ongay, y su idea data de 1992.
El propio Burgui, que ahora reside en Roma y es guía en las Catacumbas de San Calixto, escribió el libro “Camino de Santiago Alicante-Santiago”, en 1997, editado por el Ayuntamiento de Alicante. Burgui, peregrino y enamorado de las rutas jacobeas el mismo, comprendió que ésta era una alternativa válida y muy gratificante para los peregrinos frente al cada vez más masificado Camino Francés.
Esa ruta de gran historia, variedad, dureza y belleza, pero sobre todo de gran autenticidad para quienes buscan recuperar las vivencias de los antiguos peregrinos es denominada el Camino del Sureste. Desde Cartagena o Alicante –también se puede empezar en Valencia y conectar con la ruta principal en Almansa-, va atravesando las tierras de Murcia, Albacete, Cuenca, Toledo, Madrid –unos pocos kilómetros-, Ávila, Valladolid, Zamora, León, Lugo y La Coruña.
En Toledo se une a esa ruta otro Camino mozárabe denominado Manchego, que comienza en Ciudad Real y al que llegan desde el sur peregrinos que inician su andadura en Andalucía oriental.
Para quienes emprenden la andadura en Alicante, el punto de partida es la Basílica de Santa María, en cuya fachada hay una imagen del apóstol provisto de bordón, el conocido bastón con el que se ayudan los peregrinos. En ese mismo templo se observa una vieira de mármol de un metro de diámetro, que señala el kilómetro cero.
Desde allí y hasta Benavente, hay unos baldosines cerámicos colocados por miembros de la Asociación de Amigos del Camino alicantina, con la flecha amarilla y la inscripción Camino de Santiago. Es en esa localidad zamorana donde cada peregrino escoge una de las dos grandes alternativas para llegar a Santiago, por Astorga, sumándose al Camino Francés, o por Granja de Moreruela, para enlazar con la Vía de la Plata.
Hasta ahora la media de peregrinos que iniciaban su andadura en Alicante era de unas 150, pero este año van censados muchos más. Y a ello hay que añadir un número mucho mayor que ha emprendido su peregrinación en cualquiera de las ciudades o pueblos por los que pasa esa ruta, por lo que resulta difícil hablar de un número exacto.
Para hacerse una idea sirve el dato de las credenciales de peregrino que se expiden. En Alicante en lo que va de año se habla de unas 3.000, lo que supone mil más que las de todo 2009.
Pese a lo cual se admite que esta ruta, que atraviesa en diagonal la España más tórrida en verano, exige por su longitud no menos de 45 días si se hace a pie y más que nada un gran estado físico y también gran fortaleza emocional. Por eso, las distintas asociaciones jacobeas saben de sobra que es un Camino que muchos peregrinos recorren en bicicleta, lo que reduce considerablemente el número de días que se precisan para alcanzar Compostela, o Finisterre, en el caso de quienes optan por prolongarlo hasta el mismísimo Atlántico.
Cabe mencionar que Alicante es igualmente punto de partida de otra ruta jacobea de singular belleza, considerada el auténtico Camino de Santiago para los peregrinos medievales que partían de Valencia desde la Edad Media, conocida como Ruta de la Lana, por corresponder al sendero por el que transitaban los esquiladores.
La Ruta de la Lana, a la que se unen los peregrinos valencianos a través de Requena –hay una asociación jacobea que realiza cuidados estudios sobre los testimonios que hablan de los peregrinos desde la Edad Media-, transita por tierras de Cuenca, Guadalajara y Soria, para unirse en Burgos al Camino Francés.
Pese a todo, como dicen los peregrinos, el verdadero Camino “empieza a la puerta de cada uno" desde que en el siglo IX fue encontrada en Compostela la supuesta tumba del Apóstol y se convirtió en esos siglos en uno de los tres destinos de peregrinación preferidos para los cristianos, junto a Jerusalén y Roma. Y de ese modo, los caminantes jacobeos, trajeron a la Península la cultura europea y convirtieron al Camino en calle mayor del continente.
Y eso mismo sigue siendo para cientos de miles de personas que cada año recorren las rutas jacobeas por razones religiosas, espirituales o por cualquier otra causa, ya que hasta en eso el Camino es un sendero de tolerancia, esfuerzo, generosidad y solidaridad.Enlaces para conseguir la guía del Camino del Sureste, el rutómetro y la lista de lugares de acogida:

http://bicimur.murcia-region.com/.../caminodelsureste/.../guia_camino_manolo_aliaga.pdf

http://www.dealbaceteasantiago.es/IndiceCaminos.htm

http:www.alatoz.com/santisureste.htm

http://personales.ya.com/encaminoali/pdf/caminoDelSureste/Albergues_CSureste.pdf