lunes, 13 de septiembre de 2010

Entrevista al escalonero Sergio Gutiérrez en la Tribuna de C. Real

«Europa ya no es sólo el proyecto del mercado común sino el de toda la ciudadanía»
La Tribuna /Bruselas.- Sergio Gutiérrez Prieto ha ejercido las responsabilidades de coordinador de juventud, educación, de acción política y coordinador de la oficina parlamentaria joven, entre otras muchas. Ahora se enfrenta a su proyecto más ambicioso: defender las tesis socialistas en la Eurocámara.
¿Cómo se prepara un político que ha representado siempre a los más jóvenes para trabajar para el ‘viejo continente’?
Con ilusión personal y con ambición de ciudadanía. Muchas veces la UE se ve como una institución lejana, pero Europa es una oportunidad para trabajar desde una triple perspectiva: por la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía europea, por la defensa de nuestros intereses estratégicos y territoriales -por ejemplo, el debate que se está produciendo ahora sobre la reforma de la Política Agraria y Ganadera de la que tanto nos jugamos como castellano-manchegos- y por la construcción de un mundo más justo más allá de nuestras fronteras ya que Europa en un actor cada vez más importante en la defensa de los derechos humanos y en la lucha por la cooperación y el desarrollo. Por ejemplo, el Parlamento Europeo está realizando una gran presión política durante estos días sobre el cumplimiento de los Derechos Humanos en Irán y la paralización de las lapidaciones, pidiendo a su vez responsabilidades y sanciones.
¿Qué diferencias cree que existen entre la política regional o nacional y la política europea?
Como socialdemócrata formo parte de un proyecto político que intenta ser coherente con lo que dice y hace en todos los ámbitos en lo que trabajamos. Hay debates, sobre todo en lo referente a los modelos económicos, las salidas de la crisis, el papel de los ciudadanos, el modelo del Estado de Bienestar que se dan en lo local, en lo estatal y en lo europeo donde estamos inmersos en una continua confrontación de visiones y de ideas entre los conservadores y los progresistas, entre los que pensamos que tiene que haber un mayor control en la economía, una mayor regulación de las reglas de juego y también tasas e impuestos sobre las transacciones económicas para que, los que causaron esta crisis, palien en parte los daños causados y los que quieren que nada cambie, que todo siga igual. Desde la visión ideológico, los debates pueden ser parecidos a los que se realizan en España pero desde una visión mucho más amplia. La diferencia fundamental es la negociación, aquí hablas con representantes de 27 países que a su vez pertenecen a cinco o seis familias políticas por cada Estado con sus intereses y sus matices. Es una experiencia enriquecedora y de un gran valor humano y político.
¿Los problemas de España son los problemas de Europa? ¿Y viceversa?
Por supuesto, aunque nosotros defendemos, como es lógico, nuestros intereses nacionales. Si algo hemos aprendido en estos años es que sólo desde la coordinación de los esfuerzos entre Europa y los Estados miembros podremos salir más fortalecidos de la crisis económica, que sólo desde la unidad europea podemos defender nuestra economía, nuestros productos, nuestro Estado de Bienestar que es único en el mundo. Que sólo desde una única voz Europea podemos resolver el problema de abastecimiento energético que hace que dependamos de materias primas de terceros, que son caras, lejanas y contaminantes, que podremos trabajar por acabar con la amenaza del cambio climático o podemos hacer que nuestros productos agroalimentarios puedan competir con las máximas garantías, haciendo que nuestros agricultores y ganaderos puedan vivir con esperanzas, con precios mínimos y dignos y con nuevos mecanismos para mejorar sus condiciones de trabajo y la comercialización de sus productos.
Aquí nos preocupan cuestiones como tener agua, sanidad pública, educación de calidad… Qué preocupa en Europa.
Prácticamente los mismos temas pero desde su dimensión europea. He de recordar que uno de los argumentos que utilizamos desde Castilla-La Mancha para pedir la derogación del trasvase del Tajo se basa en una directiva europea sobre agua que también fija los requisitos de calidad medioambiental, o en educación, donde Europa está volcada en culminar con el proceso de Bolonia que nos va permitir tener estudiantes con mayores posibilidades de movilidad, la posibilidad de hacer másteres a precios públicos, una mejor interconexión entre mercado laboral y universidad o, simplemente, el reconocimiento del título académico en todos los países.Aunque el Parlamento Europeo, en estos momentos, está volcado en todos sus frentes en realizar políticas contra la crisis económica porque la crisis nos ha afectado con dureza al conjunto de Europa, sin excepciones. Por ejemplo, ante el incremento del paro en el conjunto de la Unión, en la Comisión de Empleo estamos debatiendo sobre nuevos programas de inserción laboral a través del Fondo Social, especialmente en referencia al empleo femenino y joven donde los índices de desempleo prácticamente se han duplicado en todos los países.
Convenza a los ciudadanos de que las decisiones que se toman en el parlamento europeo son importantes y tienen su afectación real en la vida cotidiana, igual para un toledano que para un albaceteño (por ejemplo).
Voy a poner tres ejemplos. Agricultura y Ganadería donde en el Parlamento Europeo se codecide, por ejemplo, sobre las ayudas, la producción, la regulación de nuestros productos, las denominaciones de origen, el vino, el aceite, la leche… Los derechos laborales de todos los europeos donde, en la legislatura pasada, se paró una directiva de la Comisión que ampliaba la jornada laboral semanal hasta las 65 horas o hasta las medidas de seguridad que se toman en los aeropuertos se codeciden en el Parlamento Europeo. Por no hablar de las inversiones a través de los Fondos Estructurales y de Cohesión que ha permitido que se construyan desde el AVE a Toledo hasta cualquiera de las autovías que nos conectan con Albacete. En definitiva, en el Parlamento no hay nada de lo que se discuta que no tenga un impacto directo en nuestras vidas, porque Europa ya no es sólo el proyecto del mercado común sino de la ciudadanía común, de derechos y obligaciones comunes e iguales en los 27 países que la integramos.